El SEPE sigue a merced de los «hackers» y sin fecha de regreso

El virus informático Ryuk mantiene al Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) secuestrado desde este pasado martes 9 de marzo. El ciberataque de este «ransomware» dejó inoperativa su web y paralizó la actividad de más de 700 oficinas, según CSIF. Aunque empresas y organismos públicos son objetivos habituales de los ciberdelincuentes, este programa malicioso parece haber golpeado al SEPE con mayor intensidad y sofisticación que otros. A la espera de volver a la normalidad, el SEPE ha puesto en marcha distintas medidas para evitar perjuicios sobre los usuarios, aunque el retraso en la gestión será inevitable.

El ciberataque ha alcanzado a archivos compartidos del organismo, pero no ha habido sustracción de datos y los sistemas operativos y de gestión del SEPE, como el sistema informático con el que se gestiona el pago de prestaciones por desempleo, no se han visto afectados, según informó su director general, Gerardo Gutiérrez.

Los expertos en ciberseguridad no son optimistas

La situación tampoco afectará a los derechos de los solicitantes de las prestaciones, ya que se ampliarán los plazos para pedirlas «tantos días como estén fuera de servicio las aplicaciones», explicó el SEPE, y se renovará «automáticamente» la demanda de empleo o se renovará una vez que se restablezca el servicio. En cuanto a las personas que tenían cita previa asignada, el SEPE elaboró un listado y están siendo atendidas telefónicamente y de forma presencial en las oficinas. Además, el equipo técnico responsable del sistema informático del SEPE, en colaboración con la Secretaría General de la Administración Digital, abrió en la web www.sepe.es el acceso a información y consultas.

Pese a su trabajo sin descanso, con el apoyo del Centro Criptológico Nacional, dependiente del CNI, la fecha de reanudación de los servicios sigue en el aire. Luis Corrons, «Security Evangelist» de Avast, estima que, teniendo en cuenta el tiempo de reacción del SEPE, «puede llevar semanas» volver a la normalidad. Una vez más, solo queda esperar.