Ricos
Elon Musk ya no quiere ser CEO y se corona como «tecnorey»
El excéntrico fundador de Tesla y segunda persona más rica del mundo se autodefine así en documentos oficiales
Se podría definir a Elon Musk como el rey del rock de los magnates. Lo cierto es que sus excentricidades no quedan lejos de la mítica noche en la que Ozzy Osbourne, excantante de Black Sabbath, le arrancó la cabeza a un murciélago de un mordisco. Jugar con el dinero, consumir drogas en directo o armar bulla por diversión. El patrón es similar y al igual que ocurre con las estrellas del rock, para algunos es un loco, y para sus «groupies», más de 49 millones de seguidores en Twitter, es un genio. Su última ocurrencia ha sido autocoronarse como «Technoking» –rey tecnológico o «tecnorey»– de Tesla y nombrar a su director financiero, Zach Kirkhorn, como «Master of Coin» –amo de las monedas– al más puto estilo Juego de Tronos. Esto habría sido una anécdota más si no fuera porque ha incluido estos títulos en un documento oficial entregado a la Comisión de Valores y Bolsa de EE UU (SEC, por sus siglas en inglés).
Musk es el inventor y empresario al frente de Tesla, de Hyperloop, de SpaceX, de Solarcity, cofundador de Paypal y el futuro colonizador de Marte, según sus planes. Pero también es el hombre que se opuso a la cuarentena; el que invierte 1.500 millones de dólares en bitcoin y también apuesta por el dogecoin, la criptomoneda irónica que tiene un perro de raza Shiba Inu como imagen; el que se fuma un canuto y bebe whisky durante una entrevista en un podcast o el que se la juega a su último hijo llamándolo X Æ A-12. Tampoco podemos olvidar la salida de tono en Twitter en la que llamó pedófilo a uno de los rescatadores de 12 niños atrapados en una cueva de Tailandia en 2018 por criticar el minisubmarino con el que el empresario quiso ayudar.
Fraude y desacato
Para el segundo hombre más rico del mundo, las redes sociales son el escenario donde montar un show. «Estoy considerando hacer privada a Tesla a 420 dólares. Fondos asegurados», escribió Musk el 7 de agosto de 2018. Estas declaraciones en las que insinuó que sacaría al fabricante de coches eléctricos de Wall Street dispararon las acciones de Tesla en Bolsa casi un 9% y le costó una demanda de la SEC por fraude. Musk perdió el puesto de presidente de la compañía durante tres años, aunque pudo continuar siendo CEO, y tanto él como la compañía tuvieron que pagar una multa de 20 millones de dólares, respectivamente. Desde entonces, todas sus comunicaciones, incluidos los tuits, deben ser supervisados por un abogado de la compañía. Pero no tardó mucho en volver a las andadas. El 20 de febrero de 2019 afirmó que Tesla produciría alrededor de 500.000 coches ese año. Estas declaraciones fueron consideradas imprecisas por la SEC y fue acusado de desacato.
Su extravagante personalidad le ha ocasionado numerosos problemas, aunque está claro que también ha contribuido al ascenso meteórico de todos sus proyectos, entre ellos Tesla. Si en 2020 la compañía se revalorizó un 700%, al inicio de 2021 superó en capitalización bursátil (773.000 millones de dólares) a Facebook, convirtiéndose en la quinta empresa con mayor valoración de Wall Street. No obstante, la fama y las «groupies» son efímeros y sus tropiezos le recuerdan que no siempre se puede estar en la cresta de la ola.
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