Covid
El estallido de Ómicron cierra las fábricas chinas otra vez
Los confinamientos en el principal centro manufacturero y tecnológico del país amenazan de nuevo el comercio mundial. Shenzhen, el «Silicon Valley» chino, es el segundo mayor puerto: opera el 10% de los contenedores de China
Un tsunami de la sigilosa variante Omicron ha vuelto a cerrar las puertas a la fábrica de China. El gigante asiático ha bloqueado entre otras la ciudades de Shenzhen, y la provincia de Jilin, amenazando la producción de tecnología y la fabricación de automóviles en el último esfuerzo de la nación para contener un inesperado rebrote de la pandemia, liderado por la silenciosa variante Omicron. Se ha ordenado el cierre de las fábricas del centro tecnológico y manufacturero que limita con Hong Kong y de la provincia de 24 millones de habitantes, se ha pedido a los residentes que permanezcan en casa y se ha cerrado el transporte público y los restaurantes, después de que China informara de más de 5.000 casos de coronavirus de transmisión local en todo el país durante el fin de semana.
Shenzhen es el segundo puerto más importante de China después de Shanghái y procesa alrededor del 10% de los contenedores enviados desde China en cualquier mes. Una parte del puerto estuvo cerrada durante semanas a mediados de 2021, cuando las autoridades interrumpieron las operaciones en el puerto de Yantian, lo que produjo un retraso en los envíos que tardó meses en solucionarse.
El anuncio de los cierres de estas provincias ha arrastrado a más de 30 empresas taiwanesas que fabrican desde placas de circuitos hasta módulos de pantallas táctiles y que anunciaron paros de producción en sus fábricas de la zona. La mayoría de los fabricantes aseguraron que las plantas estarían cerradas hasta el 20 de marzo, a la espera de nuevas instrucciones de las autoridades locales. No les ha quedado otra opción, dado que se ha ordenado que echen el cerrojo las empresas que prestan servicios no esenciales y a los 17 millones de residentes, sin excepción, a someterse a pruebas de detección del virus.
Conocida formalmente como Hon Hai Precision Industry Co Ltd, Foxconn es el mayor fabricante de productos electrónicos por contrato del mundo y el proveedor más importante de empresas como Apple y Samsung. La tecnológica va a detener la producción en sus fábricas de Longhua y Guanlan hasta nuevo aviso, informa Nikkei. Su base de Shenzhen es la segunda más grande en el país.
Existen indicios para temer que la situación actual repercuta en muchas otros gigantes tecnológicos, como Huawei, el fabricante de drones DJI y Tencent, que también tienen su sede en el llamado Silicon Valley chino, lo que podría agravar aún más los problemas de la cadena de suministro y los cuellos de botella de los componentes. Esto sumado a la guerra de Ucrania podría a su vez provocar un aumento sostenido de los precios de las materias primas.
Arrastrados por las restricciones, el fabricante de sustratos para chips y placas de circuitos impresos Unimicron Technology abastece también a Intel, así como el fabricante de placas de circuitos impresos flexibles Sunflex Technology Co Ltd. Ltd, se han visto forzados a clausurar sus plantas. Otras empresas que han informado de un impacto en sus operaciones por las restricciones en línea con la ambición de Pekín de “limpieza dinámica”, para suprimir la propagación de los contagios lo antes posible, son el fabricante de componentes electrónicos Sanyou Corp y Qingdao Guilin Environmental Technology.
Las exportaciones de Guangdong, por valor de 795.000 millones de dólares en 2021, representaron el 23% de los envíos de China ese año, la mayor cantidad de cualquier provincia, según Bloomberg Economics. Solo Shenzhen registró exportaciones por valor de 303.000 millones de dólares. Otras tantas ciudades han promulgado restricciones de diversa índole. Las autoridades han cerrado Changchun, capital de la provincia nororiental de Jilin y han suspendido el transporte público en el centro de fabricación de Dongguan. La ciudad de 9 millones de habitantes representa alrededor del 11% de la producción anual total de automóviles en China.
El motor también para
Por ello, Toyota comunicó el lunes que su empresa conjunta con el grupo chino FAW suspendió la producción en Changchun, mientras que sus operaciones en la ciudad de Tianjin no se vieron afectadas. A su vez, Volkswagen, que también tiene una empresa conjunta con FAW, aseguró que había interrumpido la producción en sus plantas de vehículos y componentes desde el lunes hasta el miércoles. Shanghái, la ciudad más poblada del país y sede del importante fabricante de chips SMIC, también está implantando nuevas restricciones esta semana; se suspenderán los autobuses a otras provincias y se exigirá una prueba de PCR negativa a cualquier persona que intente salir o entrar en la ciudad.
En una señal del nerviosismo de los inversores ante el regreso de las medidas represivas de China contra el sector tecnológico, los mercados chinos cayeron el lunes, con el índice Hang Seng Tech de grandes valores tecnológicos bajando más del 7 por ciento, el índice Hang Seng más amplio casi un 4 por ciento y el índice CSI 300 de China cayendo más del 2 por ciento. China ha adoptado algunas de las medidas más estrictas del mundo para combatir el coronavirus desde que comenzó la pandemia en 2020. Las renovadas restricciones en Shanghái y Shenzhen se producen después de la Asamblea Popular Nacional, en la que los líderes del país fijaron un objetivo de crecimiento de alrededor del 5,5% para este año, uno de los más bajos en décadas.
La UE teme ya los efectos en su economía
El comisario europeo del Mercado Interior, Thierry Breton, dijo este lunes que si duran los confinamientos que han comenzado en varias ciudades chinas por el coronavirus habrá consecuencias económicas en Europa, que se añadirán al impacto también negativo de la guerra en Ucrania. «Si dura tendrá repercusiones», advirtió. “Si dura tendrá repercusiones”, advirtió. «Habrá que ser bastante flexible» en la gestión de la situación, en particular con la política monetaria. A ese respecto dijo que «es mejor que los tipos (de interés) no suban demasiado», y eso pese a que en 2022 seguirá habiendo «una inflación muy importante».
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