Agua, ofensiva y regantes

Primero, los datos. La reserva hídrica se sitúa ya por debajo del 40%, de acuerdo con los datos hechos públicos ayer por el departamento que dirige Teresa Ribera. En concreto estaba al 39,9% y esta semana, que figura entre las de mayor consumo del año, registrará otro bajonazo.

Entre las grandes cuencas, la situación es especialmente preocupante en la del Guadalquivir, que se encuentra al 20,4%, y que la próxima semana podría quedarse en el «19 y pico» %. En el Guadiana las reservas hídricas también han bajado de manera significativa y andan en el 25,7%. Las cuencas internas de Cataluña están también en un momento crítico, lo mismo que la del Segura. En los próximos quince días no se esperan precipitaciones generalizadas en el horizonte y el consumo será muy alto.

En segundo lugar, tocan las valoraciones: como no llueva de forma sostenida y frecuente a partir de principios del próximo mes de septiembre, a lo largo de ese mismo mes y en todo el otoño, nos vamos a encontrar con una situación muy grave, y no solo para el campo. Bien se podría decir que estamos entrando de lleno en una guerra general relacionada con el agua.

Desconozco si los regantes, por sí mismos o a través de sus comunidades, se habrán enterado ya pero hay una campaña mediática muy fuerte que pone en riesgo su actividad. Durante los últimos días se han multiplicado los titulares encabezando noticias del siguiente tenor: un 2% de la población consume el 80% del agua. Ese 2% son ellos, los regantes. ¡Como si el agua no se destinase a la producción de alimentos que luego nos comemos todos los demás!

Además del consumo interno, la agricultura y la ganadería son una de las principales partidas de las exportaciones globales de España. Si la situación de sequía se agrava en adelante, es casi seguro que esta ofensiva mediática va a ir a más, por lo que los regantes harían bien en salir del letargo veraniego en el que se encuentran y comenzar a prepararse para lo que está por llegar, que es una ofensiva en toda regla. Es evidente que hay sequía y escasez de agua y que todo el mundo tiene que arrimar el hombro, pero culpar solo a los regantes, ni resulta lógico, ni es justo.