Banco Popular

El Popular ya sólo vale 1.700 millones tras caer otro 17,4%

Hoy ha caído un 17,4 por ciento

El presidente del Banco Popular, Emilio Saracho
El presidente del Banco Popular, Emilio Saracholarazon

La entidad se dejó otro 17,4% en el parqué, hasta situarse en 0,43 euros por acción. En una semana, su cotización se ha hundido un 38,17%, lo que representa una pérdida de valor de 1.000 millones de euros.

Ni el Gobierno con sus llamadas a la tranquilidad ni la entidad proclamando a quien quiera oirlo que ha superado las pruebas de esfuerzo del Banco Central Europeo (BCE) y que cumple con los niveles de capital exigidos por las autoridades comunitarias, lo que descartaría su hipotética intervención, lograron ayer contener la hemorragia bursátil que Banco Popular lleva sufriendo las últimas semanas. La entidad que preside Emilio Saracho se dejó otro 17,4% en el parqué, hasta situarse en 0,43 euros por acción. En sólo una semana, su cotización se ha hundido un 38,17%, lo que representa una pérdida de valor de 1.000 millones de euros. Desde el 1 de enero, ha caído un 55%. La traducción a euros de tal derrumbe es que Banco Popular ahora apenas vale 1.700 millones de euros, lo que le convierte en la compañía con menor capitalización del Ibex 35.

A estas alturas, casi nadie quiere seguir en el capital de una entidad cuyas caídas recurrentes son, según los analistas, señal de que el mercado cada vez otorga menos credibilidad a una posible compra. El último en enfilar la puerta de salida ha sido BlackRock. La gestora de fondos internacionales, hasta ahora segundo mayor accionista del banco, ha reducido su participación del 4,09% hasta el 1,775%, según consta en los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). La entidad se ha desprendido de 97,15 millones de acciones, de acuerdo con una notificación remitida el pasado jueves. Caisse Fèdèrale de Crèdit Mutual, con el 4,061%, es ahora el segundo accionista por detrás de la Sociedad General Financiera y Fiduciaria, que engloba la sindicatura de accionistas y cuya participación asciende al 9,873%.

Sin ofertas a la vista que hagan pensar que alguno de los que han estudiado los números de la entidad –Bankia, Santander y BBVA– vaya a hacer una oferta para comprarlo y rodeado de rumores como un presunto examen negativo del FMI desmetido por el propio banco o que el Mecanismo Europeo de Resolución (MUR) habría emitido una «alerta temprana» sobre el banco, Popular está siendo pasto de los especuladores en los últimos días. Fuentes consultadas por Ep apuntaron que dado el poco apetito que despierta la entidad entre los inversores, una operación bajista de gran volumen podría haber sido el detonante de la brusca caída de sus acciones en la jornada de ayer. Los inversores negociaron más de 100 millones de euros de Banco Popular, con los que movieron 229 millones de títulos, un volumen inusualmente alto para el tamaño del banco de Saracho.

Nuria Álvarez, analista de Renta 4, asegura que dada la situación de incertidumbre que atraviesa su venta, Popular podría despertar movimientos especulativos en su cotización. Álvarez abunda en el hecho de que su delicado balance, en el que sobresalen 35.100 millones de euros de activos tóxicos, la mitad ligados al inmobiliario, no ha variado en la última semana, lo que abona la teoría de que son los «bajistas», aquellos inversores que apuestan a la caída de la cotización de una compañía, los que están hundiendo su cotización estos días. «La especulación en el valor es máxima», asegura desde Selfbank su analista Victoria Torre. Ello, sin embargo, no parece preocupar a la CNMV, que, de momento, no ha intervenido el valor. Su presidente, Sebastián Abellá, comentó que el organismo supervisor sigue «con atención» la volatilidad de que está siendo objeto Banco Popular, pero aseguró que hay que dejar que el mercado siga funcionando.

Pese a los rumores sobre una posible intervención o liquidación ordenada que están tumbando su acción, la entidad sigue barajando tres escenarios para resolver su crisis: la fusión, una ampliación de capital que cada vez parece más difícil o la venta de ciertos negocios, con el objetivo de elegir la mejor salida antes de finales de junio. En un primer momento se planteó el 10 de junio como la fecha tope para tomar una decisión, aunque la entidad habría alargado ese plazo hasta el cierre de junio con el fin de poder aportar más información a los competidores interesados en Banco Popular.

Precio de derribo

Banco Santander, BBVA y Bankia son las entidades que más han estudiado los números de Popular, si bien con el paso de las semanas sólo las dos grandes entidades se han ido perfilando como las mejores posicionadas para hacerse con la entidad, lo que mete aún más presión al valor. La posibilidad de que cualquier comprador ofrezca un precio a derribo unido a las informaciones que aseguraban que el nuevo equipo del Banco Popular estaría dispuesto a aceptar ofertas a 0,55 euros por acción ha agravado las pérdidas bursátiles. Tampoco ayudan al banco incertidumbres como la posibilidad de que los bonos convertibles en acciones que ha emitido la entidad –CoCos– tengan un efecto dilutivo, el riesgo de que el futuro comprador se enfrenten a una batería de litigios en los tribunales o la posibilidad de que una posible transacción finalmente se frustre.

El Gobierno pide calma

Aunque la situación por la que atraviesa Banco Popular resulta delicada a ojos vista de lo que está ocurriendo, el Gobierno trató ayer de apaciguar los ánimos. Su portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, lanzó un mensaje de «tranquilidad absoluta» sobre una entidad que, dijo, está en un proceso abierto de venta o ampliación de capital. En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, Méndez de Vigo, como el propio banco, hizo hincapié en que Banco Popular pasó las pruebas de estrés del pasado verano y en que estos momentos, a pesar de las dudas del mercado, no existe en el Gobierno «ninguna preopuación mayor» por su situación.

Méndez de Vigo afirmó que Popular es un banco privado y que el sistema financiero español es de los más sólidos de Europa gracias a las medidas acometidas por el Ejecutivo, que supusieron un esfuerzo extraordinario de saneamiento de los balances.