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Carlos Rodríguez, economista, sobre la vivienda: “Es absurdo intentar abaratarla interviniendo”

Con la edad de emancipación en los 30 años por la crisis de la vivienda, el economista Carlos Rodríguez Braun apunta en 'El Mundo' a un culpable inesperado: la propia intervención del Estado, cuya receta considera absurda

Sorteo de viviendas en Madrid
Sorteo de viviendas en MadridAyuntamiento de Madrid

Resulta paradójico, se mire por donde se mire. Mientras que bienes de consumo como los coches o los teléfonos móviles han seguido una trayectoria de abaratamiento y mejora constante, haciéndose accesibles para la inmensa mayoría, la vivienda parece recorrer el camino inverso. Lejos de abaratarse, se ha convertido en un bien casi inalcanzable, especialmente para los más jóvenes. Para el economista Carlos Rodríguez Braun, esta divergencia no es casual, sino la consecuencia directa de dos modelos radicalmente opuestos.

De hecho, su diagnóstico sobre la crisis de acceso a la vivienda en España se aleja de los argumentos habituales sobre la especulación y apunta directamente a la Administración. Sostiene que el encarecimiento artificial del mercado inmobiliario se debe a las continuas injerencias del Estado. Un entramado de regulaciones, impuestos y trabas burocráticas que, en lugar de facilitar el acceso a un hogar, limitan la oferta de forma drástica y disparan los precios.

En este sentido, la propuesta del economista choca frontalmente con las políticas intervencionistas. Considera que insistir en esa vía es agravar el problema que se pretende solucionar. "Es absurdo intentar abaratarla interviniendo", afirma con rotundidad Rodríguez Braun, una idea que pone el foco en la oferta. Su tesis defiende que la raíz del problema no está en la demanda, sino en las barreras que impiden que esta sea satisfecha.

El factor regulatorio como principal barrera

Por ello, la clave para entender por qué un teléfono de última generación es hoy más asequible que hace una década y un piso no, radica en el marco normativo. Mientras la tecnología ha prosperado en un mercado libre y competitivo que incentiva la eficiencia y la innovación para reducir costes, el sector inmobiliario soporta una carga regulatoria que desincentiva la construcción.

Como resultado, las consecuencias sociales de este modelo son devastadoras. La dificultad para encontrar una vivienda a un precio razonable se ha convertido en una auténtica quimera para miles de ciudadanos, con un impacto directo en sus proyectos vitales. No en vano, la edad media de emancipación en España se ha retrasado hasta los 30 años, un dato que refleja la profundidad de una crisis estructural.

En definitiva, la conclusión que se desprende de este análisis es que la solución no pasa por un mayor control de precios, sino por una liberalización del suelo y una simplificación de los procesos administrativos. Solo con medidas orientadas a estimular la oferta de vivienda se podrá revertir una tendencia que amenaza con dejar fuera del mercado a toda una generación de españoles.