
Crisis económica
¿Cómo afectaría una tercera crisis a España? Este sería el sector más perjudicado
Desde la pandemia, España ha experimentado una recuperación desigual que puede afectar gravemente en caso de una nueva crisis económica
En un escenario global marcado por la incertidumbre, la posibilidad de una tercera gran crisis económica en menos de dos décadas no es descartable. Tras el colapso financiero de 2008 y el parón provocado por la pandemia de COVID-19 en 2020, España ha demostrado una resiliencia relativa, pero también ha evidenciado sus vulnerabilidades estructurales. ¿Qué pasaría si el país tuviera que enfrentar una nueva recesión en el corto o medio plazo? Incluso, ¿cuál sería el sector más golpeado en esta hipotética tercera crisis?
Una economía aún marcada por la fragilidad
España ha experimentado una recuperación desigual desde la pandemia. El crecimiento del PIB en los últimos años ha estado impulsado por el turismo, el consumo interno, la inmigración y la inversión extranjera. Sin embargo, la elevada tasa de desempleo, especialmente juvenil, y la deuda pública, decreciendo poco a poco pero actualmente superando el 100% del PIB, siguen siendo factores preocupantes.
Además, la inflación persistente, la subida de los tipos de interés y el endurecimiento del crédito están comenzando a frenar la actividad económica, especialmente en sectores dependientes de la financiación. En este contexto, una nueva crisis, ya sea provocada por un conflicto geopolítico, una crisis energética o una caída global de los mercados, tendría efectos inmediatos en la economía española.
El sector más expuesto: la construcción y el inmobiliario
Aunque muchos sectores sufrirían ante un nuevo colapso económico, los analistas coinciden en que la construcción y el mercado inmobiliario serían los más perjudicados. Las razones son múltiples y van desde la dependencia del crédito hasta la reciente sobrevaloración de los activos.
Durante el último lustro, el mercado inmobiliario en España ha experimentado una escalada constante en los precios de la vivienda, especialmente en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Málaga o Valencia. Esta burbuja, alimentada por la inversión extranjera y, sobre todo, la compra especulativa, recuerda en algunos aspectos a la situación previa al estallido de la burbuja inmobiliaria de 2008, pese a que las razones serían totalmente diferentes.
En caso de una nueva recesión, los bancos endurecerían, aún más, las condiciones para otorgar hipotecas, lo que "frenaría" la demanda. Al mismo tiempo, los proyectos de construcción en curso se ralentizarían o se paralizarían por falta de financiación. Esto tendría un efecto dominó sobre miles de empleos vinculados directa o indirectamente al ladrillo.
Otro impacto directo podría verse en el mercado del alquiler. En los últimos años, la falta de vivienda asequible y el auge del alquiler turístico han disparado los precios. Si la crisis provocara una reducción de ingresos familiares y un aumento del desempleo, muchas personas no podrían hacer frente a los actuales costes de arrendamiento. Se incrementaría el número de impagos, desahucios y ocupaciones ilegales, tensionando aún más un mercado ya de por sí desbordado.
Además, muchos pequeños propietarios, que dependen del alquiler como ingreso adicional o jubilación anticipada, podrían verse en la necesidad de vender sus inmuebles a precios más bajos, generando una caída generalizada del valor de la vivienda.
¿Se puede evitar?
Aunque el contexto macroeconómico es incierto, España podría prepararse mejor para una eventual tercera crisis fortaleciendo su tejido productivo. Diversificar la economía, reducir la dependencia del turismo y del ladrillo, fomentar la innovación tecnológica y aplicar políticas fiscales prudentes son claves para amortiguar el golpe.
Al mismo tiempo, proteger a los más vulnerables y mantener una red de seguridad social sólida serán fundamentales para evitar que una nueva crisis vuelva a dejar una huella tan profunda como en 2008.
En definitiva, si España vuelve a enfrentarse a una gran recesión, la construcción y el mercado inmobiliario volverán a ser el termómetro, y probablemente el epicentro,del terremoto económico. Prevenir hoy es evitar reconstruir mañana sobre escombros.
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