Malas perspectivas

El fantasma de la recesión vuelve a llamar a la puerta

La fuerte caída de la demanda y la contratación en la eurozona hunden la actividad manufacturera, agravada por el sobrecoste de los insumos y el parón en el empleo

Alemania.- La producción industrial de Alemania baja un 0,8% en julio y ahonda su caída interanual al 2,1%
Planta de producción de coches en AlemaniaEuropa Press

La economía europea continúa dando síntomas negativos tras el repunte experimentado por el impulso postpandémico. Los números de la zona euro no terminan de levantar el vuelo y, lo que es peor, atisban malos augurios en sus indicadores macroeconómicos. Según los datos de Eurostat, tras un retroceso del 0,1% en el cuarto trimestre de 2022 y una tasa del 0% en el primero de 2023, logró repuntar un 0,3% en el segundo trimestre de 2023, pero todo apunta a un nuevo estancamiento en el tercer trimestre. Así lo marcan los últimos datos de actividad económica del índice de gestores de compra (PMI) elaborado por HCOB y S&P Global –que señala la propia actividad, los pedidos y la demanda–, que se ha deteriorado en el mes de agosto a su mayor ritmo desde noviembre de 2020, tras quedarse en 46,7 puntos frente a los 48,6 de julio.

El informe apunta a que la contracción se extendió por igual y por primera vez este año tanto en el sector industrial manufacturero como en el de servicios, que ha puesto fin a un periodo de siete meses de crecimiento tras anotarse su mayor retroceso desde febrero de 2021 y obtener una lectura de 47,9 puntos, tres puntos menos que en julio. Rebajar la frontera de los 50 puntos significa la recesión económica en ambos sectores.

Los nuevos pedidos cayeron al ritmo más fuerte desde finales de 2020, lo que llevó a las empresas a incrementar su productividad en niveles no vistos en más de tres años. Sin embargo, la desaceleración de la demanda ha provocado la contracción de los nuevos pedidos, la primera en diez meses, lo que ha reducido el ritmo de crecimiento de las plantillas de las empresas, cuya capacidad de contratación ha sido la menor desde enero pasado. Si a esto se une que los costes de los insumos y aprovisionamientos han crecido por trigésimo noveno mes consecutivo, el resultado desembocará en que las perspectivas para los próximos doce meses serán «las más débiles de este año hasta la fecha», con el mercado laboral privado «estancado», tras aumentar a la menor velocidad de los últimos 33 meses, y con la cartera de pedidos en retroceso en economía esenciales como la alemana o la francesa, por la debilidad de la demanda, tanto dentro de la eurozona como fuera, por lo que las empresas empiezan a reducir la contratación.

Precios al alza

Y los precios tampoco dan buenas noticias y elevan los «motivos de preocupación» de las empresas, ya que la inflación de los precios de los insumos se aceleró en agosto por primera vez desde septiembre de 2022. En concreto, los costes de estas materias primas aumentaron por trigésimo noveno mes consecutivo a su tasa más pronunciada en tres meses. Por ello, las empresas continuaron repercutiendo estos aumentos de los costes a sus clientes, lo que llevó a un aumento sostenido de los precios de venta., aunque el aumento de los precios medios cobrados por los productos y servicios fue el más bajo en dos años y medio.

Las empresas encuestadas para este índice manifestaron que las crecientes presiones salariales, junto al aumento del coste del combustible, han repercutido en el «aumento sostenido» de los precios de venta, sin embargo, la tasa de inflación de estos precios ha continuado con su actual trayectoria descendente.

Todos estos síntomas de desaceleración han sido generalizados en la mayoría de economías de la UE. Alemania (44,6) y Francia (46) registraron las caídas más pronunciadas de la actividad –tanto industrial como de servicios–, mientras que en Italia (48,2) y España (48,6) se observaron declives más modestos. Únicamente, Irlanda logró mantenerse a flote y rompió la tendencia general con un aumento de la actividad del 52,6.

España

En el caso de España, la estimación de crecimiento de la economía –teniendo en cuenta los indicadores PMI– anuncia una contracción de la economía del 0,1% en el tercer trimestre, a años luz de la predicción del Banco de España de un crecimiento del 2,3%. Este desfase está provocado por la caída del PMI de servicios, que ha puesto fin a una racha de expansión de nueve meses consecutivos, atizado por la desaceleración de la demanda y la contracción de la entrada de nuevos pedidos por primera vez en diez meses, que contribuyó a la caída de la actividad, sobre todo por la debilidad de la demanda exterior.

Aunque de momento la vicepresidenta económica del Gobierno, Nadia Calviño, se mantiene fiel a su estilo y no se planteará retocar su previsión de PIB para este año –por encima del 2,1%-, al menos sí reconoció esta semana en Onda Cero que España «no se puede aislar de la ralentización de la economía europea y eso nos va a marcar evidentemente en los próximos meses», sobre todo si el Banco Central Europeo no va dando por cerrada la subida de los tipos de interés. Pese a ello, insistió en que España «afortunadamente está fuerte», con la confianza de los mercados en la economía española y una perspectiva positiva para los próximos meses «pese a un contexto internacional muy turbulento y de tensiones geopolíticas».

Sin embargo, los españoles no creen que estemos bien. Somos la economía que ha perdido más PIB per cápita –el que define la riqueza de la población y el valor de los bienes y servicios producidos por cada habitante– desde 2020, situándose en el 85% de la media de la UE, seis puntos menos que en 2019; la última en recuperar el PIB prepandemia –no lo ha hecho hasta el tercer trimestre de 2023–; líder en tasa de paro –con un diferencial respecto a Europa de 6,7 puntos– y con la mayor mayor caída de ingresos familiares en términos reales de toda la OCDE desde el año 2019, del 3,6%.