Energía
Gases renovables, clave del nuevo mix energético
Naturgy impulsa una alternativa eficiente para la descarbonización centrada en el hidrógeno verde y el biometano
El objetivo de alcanzar la descarbonización de nuestra economía pivotará en buena medida en el uso de los gases renovables, ya que la electrificación no es suficiente para afrontar los retos asociados a la transición energética. En España, al menos un 40% de las emisiones de CO2 no tienen alternativa electrificable, y los gases renovables como el hidrógeno y el biometano ofrecen la opción más eficiente en sectores como el calor, ya sea industrial o residencial, o el transporte, por ejemplo el pesado, terrestre o marítimo. Una solución por la que Naturgy apuesta y en la que lleva años investigando.
Biometano, opción eficiente
Nulo en emisiones y una energía verde. El biometano es totalmente intercambiable por el gas natural, puede distribuirse a través de la misma infraestructura y emplearse con las mismas aplicaciones energéticas en hogares, industria, comercios y también movilidad, por lo que puede jugar un papel clave en la necesaria descarbonización.
Naturgy trabaja con una cartera de proyectos de conexión de plantas de biometano a sus redes que supondrá la inyección de cerca de 6 TWh/año, con la que se pone al frente del desarrollo del gas renovable como uno de los ejes de descarbonización a corto y medio plazo en España.
Por su parte, el hidrógeno renovable conforma su otra gran apuesta. La multinacional lleva años investigando este vector y, durante 2021, ha trabajado en el desarrollo de grandes «hubs» de producción de hidrógeno renovable. Algunas de estas inciativas están vinculadas a zonas de Transición Justa. Son centros cuyo objetivo es impulsar el desarrollo de nuevos mercados para consumos directos en la industria, y su inyección en red para su comercialización, movilidad y producción de derivados como el amoniaco o metanol.
Múltiples proyectos
La compañía tiene en marcha una serie de proyectos con los que pone de manifiesto el papel clave del hidrógeno. Algunos de los principales son la planta de hidrógeno en La Robla (León) –alrededor de la central que clausuró en 2020–, Narcea (Asturias) y Meirama (Galicia). En esta última, Naturgy se ha aliado con Repsol y Reganosa para desarrollar un «hub» de producción de hidrógeno donde las compañías contemplan instalar una planta de electrólisis alimentada solo por energía renovable. Esta planta tendrá una potencia inicial de 30 MW, escalable en distintas fases hasta llegar a un potencial total de 200 MW. Producirá más de 4.000 toneladas de hidrógeno renovable al año en una primera fase, pero alcanzará las 30.000 toneladas. Además, durante 2021 Naturgy ha trabajado en el desarrollo de proyectos de producción de H2 «onsite» vinculados a la industria electrointensiva.
En cuanto al biometano, también tiene un plan muy definido. Recientemente, ha anunciado la adaptación de la planta instalada en la explotación ganadera de Porgapocs (Lleida) para inyectar gas renovable en su red de distribución en 2023. La planta de biometano de Vila-Sana será la tercera que ponga en operación comercial en España. La primera está en la estación depuradora de aguas residuales de Bens (A Coruña); la segunda, Elena, en Cerdanyola del Vallés (Barcelona), fue la pionera en inyectar, a la red de gas de España, gas renovable procedente de vertedero.
Un marco normativo y fiscal
La Hoja de Ruta del Biogás plantea multiplicar por 3,8 su producción en 2030, hasta superar los 10,4 TWh. El potencial del biometano es mucho mayor: 34 TWh, según cálculos del IDAE. Pero estos proyectos necesitan verse acompañados por un nuevo ámbito legislativo y normativo. El estudio «El biogás y el biometano como palanca clave en la descarbonización de la economía española»,de PwC y el Ciemat, y publicado por Fundación Naturgy, aboga por establecer objetivos vinculantes y ambiciosos para aprovechar su potencial real. Para ello, propone emplear «mecanismos de apoyo y de un marco normativo y fiscal que regule las aplicaciones no eléctricas del biogás, que se centren en la financiación de los costes, la compensación del valor de los derechos de emisión y la garantía de venta a un precio resultante de una subasta competitiva».
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