Sequía

Menos lluvia, menos riqueza para todos

La falta de lluvias tiene importantes repercusiones económicas como restricciones de agua en muchas zonas de España, consecuencias negativas sobre la generación de energía eléctrica o también menores cosechas

El embalse de La Viñuela, en la Axarquía malagueña, está padeciendo especialmente los efectos de la sequía
El embalse de La Viñuela, en la Axarquía malagueñaEPEP

«Están cayendo pesetas» o «cada gota de agua que llega al suelo es un duro» y otras expresiones muy similares eran habituales antes de 2002. Con la llegada de la moneda europea, bien se podría decir que «cada gota que cae es un euro». Y, si se cumplen las previsiones meteorológicas para la jornada de hoy, bien se puede afirmar que van a llover unos cuantos millones de euros. Y es que a fuerza de repetir que hay sequía, hemos dejado de dar importancia al grave problema que suponen la falta de agua y la escasez de precipitaciones. Y esta situación se ha agravado todavía más en las últimas semanas, por las altas temperaturas que se han registrado y por la «no lluvia». No debemos olvidar que ya llevamos casi un mes de otoño, la estación lluviosa por excelencia (junto a la primavera) y, con carácter general, las precipitaciones han brillado por su ausencia. A ver si a partir de hoy la situación cambia, cae la lluvia, limpia la atmósfera, se empapa la tierra y, poco a poco, comienzan a recuperarse las reservas de agua en los embalses y también pueden realizarse las siembras de cereales en mejores condiciones.

Aunque no lo parezca, la falta de lluvias tiene importantes repercusiones económicas que corren a cargo de nuestros bolsillos. De entrada, están las restricciones de agua en muchas zonas de España, tanto para beber como para el abastecimiento domiciliario y los riegos agrícolas. Luego están las consecuencias negativas sobre la generación de energía eléctrica en los embalses destinados a ello. La falta de lluvia y de agua se traducen también en menores cosechas, lo que significa descensos de la producción final agraria; este año, por ejemplo, ha caído en picado la de los cereales. Y, en el caso del aceite de oliva, ya hemos visto la que se ha montado, con los precios de este producto, básico en nuestra dieta, más que disparados. Se dice, con toda la razón del mundo, que el agua es vida y también riqueza.

Conclusión de lo anterior: a menos lluvia, menos agua, lo que supone menos riqueza para todos. Es una obviedad decirlo, pero no está demás recordarlo a la vista de la situación que arrastrábamos, que se ha complicado con el otoño seco, por lo menos hasta hoy.