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Ahorro

Los ocho consejos comunes sobre tu jubilación que nunca deberías seguir, según especialistas

Hay ideas muy extendidas que, en realidad, carecen de fundamento y pueden llevarte a la ruina

Los ocho consejos comunes sobre tu jubilación que nunca deberías seguir, según especialistas Freepik

Durante décadas, la jubilación se veía como una meta clara: trabajar, cotizar y, llegado el momento, cobrar una pensión. Hoy el panorama es muy distinto. A la pensión pública se suman planes privados, fondos de inversión, seguros y productos 'milagro'. Entre tanto ruido, distinguir una buena recomendación de un consejo peligroso se ha convertido casi en un trabajo extra.

Planificadores financieros y expertos en educación económica coinciden en que es imprescindible aprender a reconocer el mal consejo a tiempo. Estos son ocho de los más habituales que, según los especialistas, deberías ignorar sin dudarlo.

"Solo tienes que manifestar abundancia"

El mensaje suena reconfortante: en vez de revisar tus cuentas, basta con confiar en el universo. El problema es que la jubilación no se construye con deseos, sino con números: ingresos, gastos, ahorro e inversión a lo largo del tiempo. Pensar en positivo puede ayudarte a ser constante, pero no paga las facturas.

"Mételo todo en este valor, es la oportunidad de tu vida"

El otro extremo del pensamiento mágico es la apuesta temeraria. El consejo suele llegar de la siguiente forma: "Si lo metes todo en esta acción, te jubilas en pocos años". Lo que se vende como atajo es, en realidad, una ruleta. Apostar todos tus ahorros a un solo valor equivale a atar tu jubilación al destino de una única compañía o activo.

"Vende tus ahorros y por fin monta el negocio de tus sueños"

La idea tiene un punto romántico: jubilarte del trabajo de siempre para abrir el negocio que siempre imaginaste, ese pequeño bar frente al mar o la tienda especializada en tu afición favorita. Hay quien recibe el peor consejo posible: liquidar todos los ahorros de jubilación para financiar el proyecto.

Los especialistas en planificación financiera reconocen que emprender puede dar sentido a esta etapa de la vida, pero advierten de que un negocio no es un hobby ampliado, sino una fuente de riesgo. Un local vacío durante meses, un alquiler que sube, cambios en el barrio, problemas de salud o simplemente una mala racha pueden convertir ese sueño en una máquina de devorar patrimonio. Lo prudente, dicen, es separar claramente la parte de tu dinero que garantiza tu nivel de vida básico del capital que estás dispuesto a arriesgar.

"Saca todo del plan y pásalo a este seguro, tendrás ingresos sin impuestos"

Otro clásico de la mala recomendación llega envuelto en tecnicismos y promesas fiscales. La escena es familiar: un comercial te propone rescatar todo lo que tienes en planes o productos de jubilación para trasladarlo a una póliza que supuestamente te dará rentas casi mágicas, incluso libres de impuestos.

Sobre el papel, suena tentador. En la práctica, puede ser un desastre: un gran impacto fiscal de golpe, comisiones altas escondidas en la letra pequeña, falta de liquidez y, a menudo, un diseño pensado más para generar comisiones a la entidad que para cubrir tus necesidades reales. Los especialistas recomiendan desconfiar de cualquier propuesta que implique mover todo tu patrimonio de jubilación a un único producto complejo.

"Contrata este producto garantizado y ya no tendrás que preocuparte de nada"

En el extremo opuesto de la temeridad está la obsesión por la seguridad absoluta. Muchos bancos y aseguradoras ofrecen rentas vitalicias y productos garantizados como solución total a tus problemas: tú les entregas un capital y ellos te prometen una prestación periódica para siempre.

La realidad es más matizada. Sí, estos productos pueden aportar estabilidad a una parte de tus ingresos, pero cuando concentras en ellos la mayor parte de tu patrimonio asumes otros riesgos menos visibles: rentabilidades reales muy bajas, pérdida de poder adquisitivo con el paso de los años y dificultad para adaptar tu estrategia si cambian tus circunstancias.

Los expertos en jubilación hablan cada vez más de equilibrio: combinar fuentes estables (como la pensión pública y alguna renta asegurada) con una parte del ahorro invertida en activos con mayor potencial de crecimiento.

"Vende todo y pásate al oro, es lo único seguro"

En épocas de incertidumbre económica, el metal dorado vuelve a las portadas. La frase suele ser rotunda: "el oro nunca pierde valor". Los datos cuentan otra historia. El oro, como cualquier otro activo, también vive rachas largas de caídas o estancamiento y, a diferencia de una empresa rentable o un bono, no genera por sí mismo ingresos periódicos.

"Retírate cuanto antes, ya ajustarás las cuentas sobre la marcha"

El movimiento FIRE (vivir con poco, ahorrar mucho y retirarse muy pronto) ha ganado popularidad entre los jóvenes europeos. La idea de dejar de trabajar a los 35 o 40 años y vivir de tus inversiones es poderosa. El problema surge cuando se vende como fórmula universal sin cálculos rigurosos ni márgenes de seguridad.

Los planificadores que se han encontrado con casos reales relatan patrones que se repiten: personas que olvidan incluir la inflación en sus previsiones, que no contemplan gastos ligados a la familia, la salud o la vivienda, o que, tras unos años fuera del mercado laboral, descubren que volver es mucho más difícil y peor pagado de lo que imaginaban. La independencia financiera, recuerdan los expertos, puede ser una excelente meta si se entiende como margen de maniobra, no como huida precipitada del trabajo en base a una hoja de cálculo demasiado optimista.

"Ya ahorrarás más adelante, ahora no pasa nada"

Es, quizás, el consejo más dañino de todos y rara vez nos lo da alguien: suele salir de nuestra propia boca. El famoso "ahora no puedo ahorrar, ya lo haré cuando gane más" o el "todavía soy joven, tengo tiempo".

Los especialistas insisten en que lo que marca la diferencia en la jubilación no es solo cuánto ahorras, sino cuándo empiezas. Quien comienza a aportar una cantidad modesta a los 30 puede llegar a una cifra similar a la de quien, ganando incluso más, espera a los 40 pero tiene que poner muchísimo más dinero al mes.