Análisis

El PIB de Estados Unidos desmonta la rabieta de los aranceles

EE UU crece mucho más reduciendo el gasto público. España crece dopando el PIB con fondos europeos. No hay evidencia de efectos negativos de los aranceles sobre la inflación ni en los precios agregados

EEUU.- Trump pedirá al Supremo una "resolución urgente" sobre el futuro de sus aranceles
EEUU.- Trump pedirá al Supremo una "resolución urgente" sobre el futuro de sus arancelesEuropa Press

H ace unos meses, en marzo, tuve un desafortunado encuentro en la fiesta de cumpleaños de un buen amigo y colega. Un autoproclamado «experto», me dijo que sabía «exactamente» lo que ocurría en Estados Unidos y espetó, con inusitada agresividad y virulencia, que las políticas del presidente Trump llevaban al país a una recesión inminente, inflación desbocada, «peor que en 2021», que se «hundiría» la inversión, y que España sí que iba bien. Intenté darle mis argumentos, pero cerró la «conversación» chillándome: «Si tanto te gusta Estados Unidos, vete allí». Me dio la espalda y se fue.

Desde entonces hemos visto la bolsa dispararse a máximos históricos, la demanda de inversores extranjeros de deuda de Estados Unidos aumentar y los datos de crecimiento e inversión mejorar de manera significativa, y el empleo privado crece con salarios reales aumentando mientras se eliminan casi 100.000 empleos públicos.

Estados Unidos crece mucho más y lo hace reduciendo el gasto público, mientras que España crece dopando el PIB con fondos europeos, aumento de gasto público e inmigración.

Según los últimos datos oficiales publicados por el Bureau of Economic Analysis (BEA), el PIB crece a un ritmo anualizado del 3,8%, muchísimo mejor que lo previsto por los analistas, que solo hace seis meses esperaban una recesión, y consolidando a la economía norteamericana como la más dinámica entre las grandes potencias avanzadas.

El motor de la economía estadounidense ha sido el consumo privado, que creció un 2,5% anual, impulsado especialmente por los servicios y la potente demanda de bienes. El consumo aportó cerca de 1,7 puntos porcentuales al crecimiento total, creciendo de manera especialmente positiva en sectores como el ocio, la salud y el comercio minorista.

La inversión empresarial que se «hundía» según mi estimado contertulio, crece al ritmo más alto desde 2021. La inversión en equipamiento industrial y propiedad intelectual subió más de un 8% y un 15%, respectivamente. El sector tecnológico, los servicios y especialmente los activos ligados a la inteligencia artificial e infraestructura digital muestran un récord histórico de inversiones.

Y lo más importante: el crecimiento se sostiene en el sector privado, ya que el gasto público se ha reducido notablemente. El gasto público federal ha caído un 5,3% en el segundo trimestre tras reducirse un 5,6% en el primer trimestre. Y eso que la Administración Trump ha heredado un presupuesto que estaba consumido en un 97% con las medidas de extensión de Biden. El gasto público no ligado a defensa ha caído un 20% en seis meses.

El déficit de Estados Unidos desde marzo ha bajado todos los meses con respecto a 2024, y las proyecciones del CBO han pasado de estimar un aumento del déficit entre 2025 y 2035 a una reducción de casi 4 billones (https://www.cbo.gov/publication/61697). El déficit de agosto de 2025 fue de 345.000 millones de dólares, 35.000 millones menos que el año anterior, y la diferencia corregida por desplazamiento de pagos llega a una mejora de 43.000 millones respecto a agosto 2024. Recordemos que el 97% del presupuesto de 2025 está comprometido o gastado por las extensiones que firmó Biden en octubre y noviembre de 2024.

El sector privado añadió más de 350.000 empleos durante los primeros ocho meses de 2025, mientras el empleo público se ha cercenado en 97.000. Los salarios están aumentando un 4,2%, lo que significa que los salarios reales crecen tras años de caídas con Biden. Además, la reducción de importaciones (-29%) indica un mayor giro hacia la producción nacional, acentuado por la política arancelaria, sin generar presiones inflacionarias adversas.

La fortaleza del crecimiento se ha logrado manteniendo la inflación bajo control. El índice PCE –referencia clave para la Reserva Federal– se sitúa en el 2,6% interanual en julio y agosto de 2025, apenas por encima del objetivo, reflejando estabilidad de precios. El CPI (índice de precios al consumidor) alcanzó el 2,9%, y el PPI (índice de precios al productor) está en solo un 2,3% anual, señal de que la inflación mensual es igual a la de los meses de agosto a octubre 2024 y la presión de los aranceles no se traslada al consumidor.

No hay evidencia de efectos negativos de los aranceles sobre la inflación ni impacto severo en los precios agregados como estimaban algunos. El consumidor norteamericano mantiene su poder adquisitivo sin vcambios. Suben los salarios reales y los ingresos disponibles han subido un 3,1%, y el índice de confianza de las pequeñas empresas (WSJ/Vistage) alcanzó en septiembre de 2025 su nivel más alto en 8 meses.

Lo más triste de la rabieta de los aranceles y la narrativa anti-Trump es que esa misma gente que ha difundido semejante campaña estuvo callada ante la debacle económica generada por la administración Biden, que disfrazaba el PIB y el empleo con gasto descontrolado, deuda y empleo gubernamental.

No habrás escuchado a ninguno de los que claman al cielo contra Trump indignarse ante la evidencia de que la cifra de empleo difundida por la administración Biden estaba inflada por dos millones de empleos fantasma.

Estados Unidos vuelve a mostrar que es la economía más dinámica del mundo y que las políticas de oferta funcionan. Crecimiento firme, consumo potente, inversión creciente y reducción del sector público con control efectivo de la inflación.

Lo siento, socialdemócratas. Estados Unidos se fortalece y con crecimiento productivo, no calorías vacías del sector público.