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Tribuna

Una política de gasto imprudente

El Gobierno ha sentado las bases de la próxima crisis con despilfarro en época de récord de ingresos fiscales. Cuando la inflación y el efecto de los fondos europeos se disipe habrá un enorme agujero fiscal

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, y la titular de Hacienda, María Jesús Montero, presentando el techo de gasto y la senda de estabilidad Eduardo ParraEUROPAPRESS

El Gobierno de Sánchez ha elevado un 8,5% el techo de gasto hasta los 212.000 millones para 2026. Es una auténtica barbaridad. Como siempre, sientan las bases de la próxima crisis con despilfarro en época de récord de ingresos fiscales. Luego culparán al próximo de los «recortes».

En cuanto a la regla de gasto, la tasa de referencia nominal para 2026 es del 3,5%. En 2027, será del 3,4% y en 2028, del 3,2%. Con una recaudación en máximos históricos por asfixiar a los españoles a impuestos y lucrarse con el impuesto inflacionario al negarse a deflactar la subida del IPC, y un coste de la deuda que se ha elevado de 29.000 a 42.000 millones de euros, lo responsable y lo prudente sería tener equilibrio presupuestario o incluso superávit. Chipre, Dinamarca, Grecia e Irlanda presentan superávit presupuestario en las estimaciones de la Comisión Europea desde 2025 hasta 2027. El Gobierno de España está haciendo lo mismo que hizo Grecia antes de la crisis: disparar el gasto y empleo público en época de bonanza, y dejando una bomba de relojería al que venga detrás.

Un déficit primario del 2,7% del PIB en 2027 con la recaudación en máximos históricos y el viento de cola de los fondos europeos es una enorme irresponsabilidad y la receta de la ruina. En todas las ratios que presenta el Gobierno, el único factor de reducción es el denominador, por dopar el PIB con inmigración y más inflación. Es decir, te empobrecen por el numerador y el denominador.

La comparación con Portugal y Grecia demuestra que España no crece, se endeuda, y que es mucho peor en reducción de desequilibrios. Hasta con las estimaciones benignas de la Comisión Europea, en 2027 seguiremos teniendo la mayor tasa de paro oficial de la UE, 9,6%. Grecia demuestra que reduce más los desequilibrios fiscales y el paro sin el truco estadístico del cambio de los contratos de obra y servicio por «fijos discontinuos».

La deuda pública estará, según el Gobierno, cercana al 100% del PIB (en el 97,1%) por puro efecto estadístico: subida del PIB nominal dopado con gasto público, inmigración y más inflación que la media de la eurozona, no por reducción de la cantidad de deuda, que se ha disparado a 2,2 billones en pasivos totales de las administraciones públicas y que supera los 1,7 billones en deuda según protocolo de déficit excesivo.

Por supuesto, el Gobierno hace estimaciones optimistas, aunque es difícilmente creíble que, en un entorno sin fondos europeos, con la inversión extranjera por debajo del nivel de 2018 y con la inversión empresarial casi sin cambios desde 2019, la formación bruta de capital fijo sea el motor de crecimiento económico y crezca un 2,5%.

Que el Gobierno no ha reducido la deuda, sino que la ha aumentado, es un dato. Tanto en términos absolutos como en ratio sobre PIB, la deuda ha aumentado y además el coste de intereses de la deuda se ha disparado de 29.000 a 42.000 millones de euros.

Que el Gobierno no crea empleo es una evidencia cuando el paro efectivo casi no se ha movido desde 2019 de 3,4 millones (incluidos fijos discontinuos inactivos, que ya superan los 730.000) y la afiliación está dopada por 600.000 pluriempleos, empleo público y «afiliados» sin remuneración prácticamente. Por eso la tasa de actividad está estancada en un 59%.

Todos los datos que publica el Gobierno necesitan de más deuda emitida, que los ingresos fiscales sigan creciendo con una población ahogada, que el efecto de los fondos europeos se compense con un aumento brutal de la inversión… El Gobierno juega con fuego

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El Gobierno debería haber usado el periodo de récord de turismo y fondos europeos para reducir la deuda emitida, no disfrazar la ratio sobre PIB nominal, para reducir el déficit estructural y desde luego eliminar el déficit primario. Lo que ha hecho es lo que siempre hace el socialismo: disparar los desequilibrios y el gasto en tiempo de bonanza para que luego llegue otro y lidie con el agujero fiscal.

El próximo gobierno se va a encontrar con un agujero fiscal brutal cuando la inflación y el efecto placebo de los fondos europeos desaparezca, pero con un gasto público simplemente descontrolado. O se lleva a cabo la motosierra del gasto en España o el camino a la ruina solo se acelerará. O el próximo gobierno elimina las subidas de impuestos y aumentos de gastos del sanchismo o el centro-derecha desaparecerá, como ha ocurrido en tantos sitios en los que los supuestamente moderados perpetuaron las irresponsabilidades presupuestarias del socialismo.

No hay nada que celebrar de un gobierno que aprueba una media de 6.000 millones de euros de gasto cada semana sin control ni espacio presupuestario y que se vanagloria de dopar el PIB con inmigración y gasto público. En Grecia también decían que eran el motor de crecimiento en 2006-2007. Luego todos sabemos lo que pasó.

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