Innovación
The Green Jar: la revolución del vending saludable
La startup madrileña ha convertido la tradicional máquina expendedora en una nevera inteligente de comida fresca
En un sector históricamente asociado a snacks ultraprocesados y refrescos azucarados, un grupo de emprendedores decidió que era momento de romper el molde. Así nació The Green Jar, una compañía que apuesta por transformar el vending tradicional en un modelo totalmente distinto: neveras inteligentes que ofrecen comida fresca, saludable y lista para llevar.
La iniciativa surgió de la unión de cinco profesionales —Ángel, José María, Víctor, Guillermo y Pablo— procedentes de ámbitos como la hostelería, el comercio, la banca y el mundo del vending. Todos compartían una misma convicción: «Era necesario ofrecer una alternativa real y de calidad en un sector donde no existían opciones sanas», explican.
Con esa visión, y bajo el liderazgo operativo de Farouk Zaky, CEO y cara visible del proyecto, impulsaron una idea sencilla pero poderosa: convertir la máquina expendedora en una auténtica nevera saludable.
La filosofía de The Green Jar se resume en una frase: hacer que comer bien sea sencillo, accesible y apetecible. Su misión pasa por acercar productos frescos y de calidad a cualquier persona, independientemente de dónde esté o del tiempo del que disponga.
Los valores que sostienen ese camino son la calidad, la transparencia, la sostenibilidad y la innovación. «Queremos que abrir una de nuestras neveras sea sinónimo de bienestar y de elegir mejor», afirma Ángel Sanchís, uno de los integrantes de la compañía. Desde el origen del producto hasta el diseño del envase, todo responde a ese propósito.
Neveras inteligentes
Lejos quedan las espirales metálicas y los snacks de baja calidad que durante años definieron el concepto de máquina expendedora. Las máquinas de The Green Jar se asemejan más a pequeños puntos de venta autónomos que a los dispensadores tradicionales.
Sus neveras son inteligentes y están equipadas con sistemas de IA y reconocimiento de producto: el usuario simplemente abre la puerta, coge lo que desea y el cobro se realiza de forma automática al cerrarla, sin pasos adicionales ni fricciones.
La compañía presta, además, una atención minuciosa a todos los detalles estéticos y funcionales. Los envases son reciclables y buscan transmitir una sensación de sostenibilidad y cuidado; la presentación de cada plato está diseñada para resultar atractiva a primera vista; y el contenido prioriza siempre la frescura y la calidad nutricional, con opciones pensadas para consumir en cualquier momento del día.
El resultado es una experiencia de compra completamente distinta a la que se asocia al vending tradicional. «No parece una máquina vending, parece una nevera saludable abierta 24/7», resume Ángel, destacando esa mezcla entre tecnología, accesibilidad y alimentación cuidada que define el proyecto.
Las neveras de The Green Jar incluyen desde ensaladas, bowls y wraps hasta yogures, fruta o smoothies. Todo elaborado con ingredientes naturales, sin ultraprocesados y con una rotación frecuente que asegura variedad y frescura.
La selección es minuciosa. Pablo Rodero lidera el área gastronómica, mientras la tecnología aporta datos que permiten adaptar la oferta según la ubicación: «No es lo mismo una máquina en un gimnasio que en un hospital», señala Rodero. A ello se suma la visión estratégica de Farouk, atento a las tendencias de consumo y a la evolución del mercado.
Sostenibilidad
El compromiso medioambiental es central en el modelo de The Green Jar. La empresa utiliza envases reciclables, controla la producción para evitar excedentes y ajusta la reposición gracias a datos en tiempo real. «Lo que no se vende a tiempo se retira y se dona a asociaciones», señalan.
Además, junto a las máquinas se instalan puntos de reciclaje que facilitan una gestión responsable de los envases. Todo con el objetivo de promover un consumo más consciente y reducir la huella ambiental.
La inteligencia artificial no solo mejora la experiencia del usuario: también permite una gestión altamente eficiente. La empresa sabe en tiempo real qué se vende, cuándo reponer o qué productos funcionan mejor. Esto les permite reducir el desperdicio, optimizar rutas y adaptar la oferta a cada público. «Usamos tecnología para que comer bien sea tan fácil como abrir una nevera», explican.
Pero innovar en un mercado consolidado no es sencillo. Uno de los mayores retos ha sido romper con la percepción del vending tradicional. «Nos ha tocado educar al mercado y demostrar que se puede ofrecer comida fresca y de calidad con este formato». Otro desafío importante ha sido coordinar la cadena de valor —producción, logística, tecnología— de forma que cada engranaje opere con precisión. Preparar platos frescos, distribuirlos a diario, supone un nivel de exigencia muy superior al del vending convencional.
A ello se suma la búsqueda de ubicaciones estratégicas y de partners alineados con su visión capaces de entender que este modelo va más allá de instalar una máquina: implica ofrecer una experiencia y un estándar de calidad que debe mantenerse en cada punto de venta.
La acogida está siendo «muy positiva», tanto por parte del consumidor como de las empresas. El boca a boca y las recomendaciones de clientes que ya tienen una nevera instalada están impulsando su crecimiento. La compañía prevé instalar más de 80 máquinas en los próximos seis meses. El mensaje está claro: el mercado pedía una alternativa saludable, moderna y práctica.
Escalar a otros mercados
Aunque actualmente operan exclusivamente en Madrid, el potencial de la capital es enorme y todavía está lejos de agotarse. La empresa calcula más de mil ubicaciones óptimas solo dentro de la ciudad, –desde oficinas, hospitales, universidades o centros deportivos– y transformar de forma definitiva el concepto de vending.
A medida que esta red se consolide y alcance una densidad suficiente, el siguiente paso será dar el salto a otras grandes urbes como Barcelona, Valencia, Sevilla o Bilbao. En todos los casos, mantendrán un modelo de producción local que garantice la frescura diaria, reduzca tiempos logísticos y permita un mayor control sobre la calidad. «En definitiva, no queremos crecer por crecer, sino hacerlo bien, paso a paso, manteniendo la esencia del producto y la experiencia de marca», explican.
«Queremos convertir lo saludable en parte del día a día de las personas», concluyen. Y, si el ritmo actual de expansión se mantiene, su modelo podría redefinir por completo la manera en que nos alimentamos fuera de casa.