Editorial

Gravosa anomalía en la Europa en libertad

Sánchez no mira a la Europa de la libertad y los derechos, sino al Grupo de Puebla del caudillismo bolivariano y el despotismo

GUARDA (PORTUGAL), 02/04/2024.- El principal candidato de la derecha a primer ministro de Portugal, Luís Montenegro, considera que la prioridad en la alta velocidad con España debe ser el tren a Vigo y, si llega al Ejecutivo, asegura que mantendrá la colaboración con el país vecino, pese a gobernar allí los socialistas. Así lo afirmó Montenegro (Oporto, 1973), líder de la coalición conservadora Alianza Democrática (AD), en una entrevista con EFE en Guarda, a 40 kilómetros de la frontera con S...
Luís Montenegro, candidato ganador de las eleccionesCarlos GarcíaAgencia EFE

Las elecciones en Portugal han deparado un viraje después de tres mandatos consecutivos del Partido Socialista, con mayorías relativas y absolutas, geringonça incluida –alianza de izquierdas inédita, con los comunistas de por medio–, fruto de un respaldo popular renovado y un balance eficiente en la crisis financiera, incluido el rescate. El éxito de António Costa, referente de la socialdemocracia europea, solo puede ser comparado con su caída de noviembre en relación a la presunta implicación en una investigación por corrupción. Los comicios anticipados para encauzar la crisis política, con nuevos liderazgos, han castigado a la izquierda gobernante y han supuesto un espaldarazo a los grupos de centroderecha, con la Alianza Democrática de Luís Montenegro como más votada y la irrupción abrumadora del populismo derechista. Chega de André Ventura ha explotado el descontento de grupos y zonas desatendidos y empobrecidos y los escándalos del poder hasta convertirse en la tercera fuerza más votada desde los comunistas en 1983, cuadruplicando sus escrutinios. Los portugueses han entregado a las siglas liberalconservadoras un resultado histórico, con más del 50% de los votos, con la participación más alta desde 1995. Sin embargo, el futuro se vislumbra complejo. Sin mayoría absoluta, Montenegro, el más votado, se comprometió a no gobernar con Chega, aunque sin sus diputados lo normal es que la legislatura esté abocada a la inestabilidad por más que el líder socialista Pedro Nuno Santos ha anunciado que, aunque no lo sostendrá, no obstaculizará la formación del gobierno en un ejercicio de integridad democrática que deja en evidencia al sanchismo y su espuria ansia de poder. En todo caso, y más allá del interés por el futuro inquilino del Palacio de São Bento, estas elecciones han consolidado el cambio político en Europa con la hegemonía de los proyectos de centroderecha en la mayor parte de las capitales de la Unión, con apenas un puñado de estados bajo el centroizquierda homologable con la socialdemocracia clásica. La España sanchista ha quedado como el último reducto en manos de una alianza de conveniencia de pulsión radical e intolerante contraria a los principios y valores de la Europa democrática. Para desgracia nuestra, padecemos a la peor izquierda del continente, frentista y divisiva, de credo comunista y populista, convertida hoy en una amenaza para la libertad y el bienestar de los ciudadanos, pero también para la estabilidad y la prosperidad de la Unión. Sánchez y sus socios han demostrado ser capaces de todo, sin límites, hasta colapsar los equilibrios del sistema con un desempeño fraudulento e ilegítimo que ansía cancelar la alternancia, pilar de toda democracia representativa. Sánchez no mira a la Europa de la libertad y los derechos, sino al Grupo de Puebla del caudillismo bolivariano y el despotismo. España se ha convertido en una gravosa anomalía. Sus mentiras y la corrupción deben suponer el principio de su final.