Elecciones en Alemania

El «efecto Schulz» encumbra a los socialdemócratas alemanes

El candidato socialdemócrata a la Cancillería alemana, Martin Schulz
El candidato socialdemócrata a la Cancillería alemana, Martin Schulzlarazon

Lo nunca visto. La elección del ex presidente del Parlamento Europeo Martin Schulz como candidato del Partido Socialdemócrata (SPD) a las elecciones federales del 24 de septiembre ha provocado un terremoto demoscópico en Alemania. En apenas una semana desde que dio el pistoletazo de salida a su campaña, el SPD ha subido más de diez puntos en intención de voto tras años de encefalograma plano en los sondeos. Y es que las reformas emprendidas por el último canciller socialdemócrata, Gerhard Schröder, y las dos grandes coaliciones con Angela Merkel habían llevado al histórico partido alemán a los peores resultados de su historia. Concretamente, Frank Walter Steinmeir, próximo presidente federal, cosechó la mayor debacle en los comicios de 2009, con sólo el 23%. Cuatro años después, en 2013, el ex ministro de Finanzas Peer Steinbruck apenas pudo arañar unos pocos votos más para lograr el 25,7%.

Desligado de la política alemana desde hace dos décadas, Schulz, un ex librero de 61 años sin formación universitaria, se erige como el mejor rival para relevar a Merkel de la Cancillería. Como ella, goza del prestigio internacional tras cinco año como presidente de la Eurocámara en los que ha hablado de tú a tú a los líderes de la UE, a los que no ha ahorrado críticas sobre la excesiva austeridad o la incapacidad para impulsar el proyecto europeo. En unos tiempos en los que el europeísmo no está de moda, el líder socialdemócrata va a enarbolar su defensa frente al creciente euroescepticismo que destila Alternativa por Alemania (AfD), que, según todas las encuestas, entrará por primera vez en el Bundestag gracias a una intención de voto del 12%. Ya hace cuatro años se quedó fuera por no alcanzar el 5% necesario para tener representación parlamentaria.

Si los alemanes pudieran elegir directamente a su canciller, Schulz se impondría abrumadoramente sobre Merkel al gozar de una popularidad del 50%, frente al 36% de su rival. Sin embargo, la República Federal es un sistema parlamentario acostumbrado a las coaliciones entre varios partidos para poder gobernar. De ahí que la ventaja de un punto que le concedía ayer el sondeo del instituto Insa para el diario “Bild” (31% para el SPD y 30% para la CDU/CSU) no garantice a los socialdemócratas volver al poder. Para lograrlo, deberían contar no sólo con Los Verdes, con los que ya gobernó Schröder entre 1998 y 2005, sino con la mas imprevisible La Izquierda (Die Linke), un partido que reúne a ex comunistas de la ex RDA y a socialdemócratas críticos con la política de reformas puesta en marcha por el Gobierno roji-verde. Las dudas sobre la madurez de dicha formación llevaron al SPD durante la última legislatura a preferir gobernar con Merkel a pactar una alianza de izquierdas que tenía mayoría en el Parlamento. Sea como fuere, socialdemócratas, ecologistas y postcomunistas suman un 48% de votos. Doce puntos más que los conservadores de la CDU/CSU y los liberales, que regresarían al Parlamento tras cuatro años. En estos cálculos de posibles coaliciones no entran los xenófobos de la AfD, dado que ningún partido desea pactar con ellos.

Con todo y a siete meses y medio de la cita con las urnas, los analistas políticos y los expertos demoscópicos advierten de que nada está decidido. Sólo el tiempo dirá si esta imparable subida del SPD es permanente o sólo pasajera, fruto del entusiasmo generado por la elección de Schulz, un hombre hecho a sí mismo en la mejor tradición socialdemócrata. Por si acaso, Merkel y sus socios bávaros de la CSU cerraron ayer filas y escondieron bajo la alfombra sus conocidas diferencias sobre la política de refugiados para evitar la victoria de la izquierda. No por casualidad, la líder de la CDU, ya advirtió en diciembre que ésta sería la campaña electoral más difícil desde la reunificación alemana de 1990.

pgarcia@larazon.es