Opinión

...Y ganó Tezanos

Al final se impuso el Partido Popular, pero la gestión de las perspectivas fue pésima y la sensación fue de derrota.

Una votante ejerce su derecho al voto en las elecciones generales ante un ventilador este domingo en el Teatro Rojas de Toledo. Casi 37,5 millones de electores eligen este domingo en las decimosextas elecciones generales a 350 diputados y 208 senadores.
Una votante ejerce su derecho al voto en las elecciones generales ante un ventilador este domingo en el Teatro Rojas de Toledo. Casi 37,5 millones de electores eligen este domingo en las decimosextas elecciones generales a 350 diputados y 208 senadores. Ángeles VisdómineAgencia EFE

El Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo tuvo que esperar al 53% del recuento para ponerse en cabeza. Las casas de encuestas le daban una victoria «garantizada». Ahora entrarán en crisis porque su error no es menor. La realidad de la noche fue otra. De hecho, el 23J le dio la razón al denostado CIS de José Félix Tezanos y con el 86%, para colmo, los socialistas ganaban en votos. Tuvo que esperar al 87% para superar a sus adversarios. Al final el Partido Popular se impuso pero la gestión de las perspectivas fue pésima y la sensación fue de derrota. Porque ganar las elecciones no implica gobernar. Y no gobernar es perder.

Primero porque no se alcanzó una mayoría suficiente. Segundo porque con la muleta de la extrema derecha no se llegaba a la mayoría absoluta. Tercero, porque Pedro Sánchez puede armar una mayoría alternativa. Cuarto, las llamadas al voto útil no han funcionado. Quinto, la presencia de Vox ha movilizado a la izquierda. Sexto, la espiral del silencio que dibujaba un escenario de victoria popular se ha caído como un castillo de naipes. Séptimo, ha fracasado la política de la ambigüedad calculada. Octavo, se constata que el error de las pensiones fue mayúsculo. Noveno, que la política de acoso y derribo contra Pedro Sánchez, el menosprecio y la insidia personal, ha fracasado de forma estrepitosa. Y décimo, Pedro Sánchez es mucho Pedro Sánchez, no solo no se hundió sino que subió en diputados. Quizá por eso en Génova 13 se oían gritos de «Ayuso, Ayuso». Veremos los movimientos de la presidenta de Madrid en los próximos meses.

La opinión publicada dio la victoria a Feijóo de forma desmesurada y eso no gustó a la opinión pública.

La opinión publicada dio la victoria a Feijóo de forma desmesurada y eso no gustó a la opinión pública. Sánchez, acorralado, se aferró a su manual de resistencia. Se presentó como víctima de una conspiración mediática, empresarial y política, y aguantó el envite. Sánchez consolida su liderazgo en el PSOE, a pesar de los agoreros y bocachanclas que predecían la desmovilización de la izquierda y auguraban un golpe inminente en el PSOE tras las elecciones, y lo mismo no se puede decir de Feijóo. Ha ganado, pero la victoria ha sido amarga.

A la izquierda, Yolanda Díaz no ha ganado pero ha salvado los muebles. 30 diputados era la línea roja que le marcó su amigo íntimo, Podemos. Sin duda el veto a Irene Montero ha tenido sus consecuencias en la movilización del espacio Sumar. Le tocará consolidar el proyecto pero Díaz tendrá que ver como abre las puertas a los díscolos. Sin embargo, su protagonismo subirá enteros porque Sánchez solo podrá gobernar de la mano de Díaz.

En la extrema derecha tampoco están para echar cohetes. O cambia su discurso o no romperá su techo. Su presencia ha movido a la izquierda y ha dejado al PP en fuera de juego, pagando un duro precio por sus pactos en más de 52 ayuntamientos y varias comunidades. Santiago Abascal ha fracasado de forma estrepitosa. Pero Vox no es un partido al uso y no se vislumbran movimientos en breve aunque subirán decibelios en su griterío contra Sánchez, contra Feijóo y contra quién no le baile el agua.

En Cataluña, la derrota independentista es clamorosa con un aumento de la abstención en el campo secesionista. El vencedor, el PSC, que recordaba victorias en tiempos pretéritos. Ha ganado en todas las provincias. El PP ha recuperado posiciones pero quedó lejos, también, de las expectativas. Y Salvador Illa será un elemento clave en el PSOE, que surge tras estas elecciones para armar una mayoría de gobierno.

ERC es la gran derrotada perdiendo la mitad de su representación, pero sus siete diputados serán claves. Como lo serán los votos vascos, donde por primera vez Bildu tiene un grupo parlamentario mayor al del PNV. Sus votos serán fundamentales. Los vascos suman 11 escaños. Los republicanos 7 que, sumados a los 153, dan la investidura en una segunda vuelta donde se necesitan más síes que noes. Aquí aparece Puigdemont. ¿Qué harán los siete diputados de Junts? Solo hace falta su abstención, pero el fugado venderá caro sus votos aunque su tesis es «en cuanto peor, mejor».

Sánchez puede mover pieza, aunque lo tiene complicado

Feijóo tiene las manos atadas. No tiene alternativa. Pedro Sánchez puede mover pieza, pero lo tiene difícil. El bloqueo y nuevas elecciones no son una entelequia. Es una posibilidad más que real. El presidente deberá hacer un encaje de bolillos. El líder de la oposición no tiene demasiado margen porque tiene el caballo de Troya dentro del partido. Ayuso estará vigilante.

En conclusión, el PP ha vivido una victoria amarga y el PSOE una dulce derrota. Son estados de ánimo que deben ser bien gestionados. De momento, Sánchez para desesperación del PP ejercerá de presidente de turno de la Unión Europea y los conspiradores que ya se veían de ministros tendrán que esperar. En Moncloa tendremos a Sánchez para rato. Y en el CIS a Tezanos.