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Pies en manos del artesano

Vida lenta

Pies en manos del artesano LR

Un azul intenso de terciopelo fue lo que hizo que me parara en plena calle Clara del Rey de Madrid. Allí estaba, en un barrio-barrio, donde el pequeño comercio abunda y con él las mejores historias. En el escaparate de la tienda “Larranaga Shoes”, había varios modelos expuestos de zapatos diferentes, de colores y texturas. No pude evitarlo, entré a preguntar. Cristian Larrañaga, la cuarta generación de zapateros, me atendió con agradecimiento por la parada y me contó que el negocio lleva abierto 40 años, que los zapatos se hacen a medida y que la atención a la clientela lleva mínimo 30 minutos. Un goteo de clientes permanece constante durante toda la conversación, afuera llueve, una pareja y dos amigas entran dejando sus paraguas con ganas de que llegue su turno. En medio del espacio hay una mesa con una máquina Singer de la abuela y muestrarios; en frente, un aparador del siglo XIX con un zapato de novia a primera vista delicado, pero resistente al baile. Alrededor: manoletinas, zapatos de salón, sandalias, botas, mocasines para hombre… el cliente se fija en una estética, luego deciden la altura, el número y al final el color y el acabado. Jorge Larrañaga, padre de Cristian, diseña a mano, sacando modelos nuevos todos los años, atiende con pasión y sabe lo que recomendar a sus clientas, muchas de Madrid, “vienen las nietas de las clientas de mi abuela”, afirma Cristian. También llegan a toda España y Europa, han hecho zapatos para súper producciones de Hollywood, grandes modistos o la Casa Real. Los zapatos rondan los 160-220€, en función del material… su favorito es el ante, “lo más resistente es la piel de pitón”, nos cuentan, mientras vemos el muestrario lleno de colores fantasía. Subida en mis botas comunes, salgo de la tienda con una sonrisa, con ganas de tener una fiesta para encargar unos “Larrañaga” y vestirme por los pies. Y sí, me doy cuenta de que también hay vida lenta en las ciudades.