País Vasco

2018: San Fermín borroko

Los proetarras boicotearán la fiesta para buscar la tensión con las Fuerzas de Seguridad

Un manifestante bajo una bandera contra la imposición del euskera en Navarra / Efe
Un manifestante bajo una bandera contra la imposición del euskera en Navarra / Efelarazon

Los proetarras boicotearán la fiesta para buscar la tensión con las Fuerzas de Seguridad

Los grupos proetarras y proanexión al País Vasco preparan unos Sanfermines al «rojo vivo», en los que expertos en la lucha antiterrorista no descartan incidentes de gravedad. Las tres ideas sobre las que se van a mover son: la sentencia de «La Manada»; la condena a los que atacaron a dos guardias civiles y sus parejas en Alsasua y el 40 aniversario de la muerte de Germán Rodríguez en los incidentes que siguieron a la utilización de la fiesta para reclamar la amnistía de los presos etarras. Y, al hilo de todo esto, reclamar medidas a favor de los reclusos de la banda criminal.

«Muchos ingredientes para que no salga un cóctel muy cargado», comenta a LA RAZÓN un experto antiterrorista con amplia experiencia en lo que sucede en Navarra. Los servicios de información ya han detectado preparativos para convertir los Sanfermines en una plataforma publicitaria cuyo trasfondo es la anexión de Navarra al País Vasco, pero que se quiere presentar con actos («controlados») de violencia y presión sobre las Fuerzas de Seguridad para que quede claro «cuál es el futuro de Navarra» y quiénes son los «represores» que lo impiden.

La mezcla es realmente explosiva. Numerosas personas, entre ellos extranjeros, acuden a las fiestas de Pamplona sin otro ánimo que divertirse. Los proetarras y afines aprovecharán para utilizarlos, voluntaria o involuntariamente, como elementos publicitarios en sus países de origen. Una persona con unas elevadas dosis de alcohol en el cuerpo sirve para una cosa y para la otra, y puede ser manejado como «ariete» en un enfrentamiento con las Fuerzas de Seguridad. En un «paisaje» de alcohol, en el que no faltan las drogas, crear un ambiente contra los cuerpos policiales es sencillo en cuanto se les representa como represores de quienes tienen derecho a disfrutar de su libertad sin límites.

Es fácil imaginar lo que puede pensar un americano, un canadiense o un francés cuando se le explique que se conmemora el 40 aniversario de la muerte de una persona en unos incidentes con las Fuerzas de Seguridad. Afortunadamente, la imagen de España que se tiene, al menos hasta ahora, en el extranjero es diferente a la de un país represor, cuya principal «culpa» es hacer cumplir las sentencias a los delincuentes, como precisamente ocurre en esas naciones.

Todo esto va a ocurrir en Navarra, cuyos dirigentes promueven una ley de «abusos policiales», las partidas liberadas para trabajos de investigación sobre supuestas torturas policiales desde el final de la Guerra Civil hasta nuestros días y la asistencia y posteriores manifestaciones de representantes de las Instituciones Forales y/o municipales a homenajes a etarras o personajes del entorno de la banda.

Para colmo (recuérdese la fotografía de Uxue Barcos e Íñigo Urkullu el pasado 4 de abril) el acercamiento del Gobierno de Navarra al Gobierno vasco en términos no sólo económicos, sino especialmente políticos va más allá de la colaboración entre comunidades limítrofes.

Las declaraciones de la consejera de Infraestructuras, Arancha Tapia, con ocasión de la firma de acuerdo sobre el Tren de Alta Velocidad, son un ejemplo. Manifestaba que «el TAV como elemento de construcción nacional conectaba las capitales vascas, incluyendo a Navarra».

En Navarra actúan cuatro cuerpos de policía: las diversas policías locales en los municipios respectivos, la Policía Nacional en las principales ciudades, la Policía Foral de Navarra y la Guardia Civil. Navarra dispone de uno de los índices de criminalidad (número de delitos por cada mil habitantes) más bajos de España. Se sitúa muy por debajo de la media estatal. El planteamiento del actual Gobierno autónomo de una Policía exclusiva en la comunidad ha fracasado, de momento. Ello no significa que se renuncie a la exigencia soberanista de repliegue de Policía Nacional y de Guardia Civil.

El departamento de Interior, gestionado directamente por EH Bildu, pretende centralizar todas las llamadas e información facilitada por los ciudadanos a través del Servicio de Emergencias 112, gestionado en su totalidad por el Cuerpo de Policía Foral. Esto supondría en la práctica anular, con el tiempo, la asistencia a los ciudadanos por Policía Nacional y Guardia Civil. El Gobierno de Uxue Barkos quiere que la Policía Foral asuma las competencias que en la actualidad ostentan en Navarra la Guardia Civil y la Policía Nacional, de tal forma que para 2021 ejerza todas en materia de Tráfico y Seguridad Vial, Seguridad Ciudadana y Medio Ambiente. La apuesta la materializó la consejera de Interior, María José Beaumont, quien anunció que el Ejecutivo va a remitir al Parlamento el Plan Director de la Policía Foral 2017-2021, para su tramitación.

El documento contempla tres posibles modelos para el Cuerpo autonómico: el de coexistencia actual con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado; uno de complementariedad, con el que además de los objetivos del anterior escenario asuma progresivamente las competencias en Tráfico y Seguridad Vial, y Medio Ambiente para 2018, y Seguridad Ciudadana (Orden Público) «con horizonte 2021», y el de exclusividad, que es por el que dice apostar el Gobierno de Navarra.

Todo esto, en opinión de los citados expertos, puede determinar que los Sanfermines de este año se celebren en un ambiente de gran crispación y conflictividad.

Otegi pide una cadena humana por la anexión

El coordinador general de Bildu Arnaldo Otegi realizó ayer un llamamiento a participar el próximo domingo en la cadena humana de «Gure Esku Dago» a favor del derecho de decidir para «defender la soberanía» vasca. La plataforma promueve consultas ciudadanas en los pueblos del País Vasco y Navarra. A través de Twitter, Otegi apuntó: «¡Que el mundo vea lo que somos capaces de hacer!»