El desafío independentista
Solo falta Andorra
La performance de Perpiñán marca el comienzo de una nueva etapa para dirimir el liderazgo en el mundo separatista, ante las elecciones autonómicas que convocará Torra en los próximos meses, previas a su marcha de la Presidencia de la Generalitat. Que el prófugo de la justicia española Puigdemont, esté paseándose y dándose un baño de masas en Francia como eurodiputado con inmunidad parlamentaria, es la evidencia de que la UE nos toma por el pito del sereno. Primero fue Alemania, luego Bélgica, y ahora es Francia la que expresa su «solidaridad» real con nosotros. ¿Alguien se imagina en España la situación contraria a la vivida en Perpiñán?
Ciertamente, sería impensable que un prófugo de la justicia francesa, acusado de delitos como ejecutar desde las instituciones un golpe contra el orden republicano francés, organizara una performance de masas en Figueras y amenazara a nuestros vecinos galos, convocando a sus seguidores a preparase para romper su país. Este despropósito no puede explicarse desde una racionalidad, y no hablo ya de patriotismo; se explica por la carencia de autoridad moral para hacernos respetar ante nuestros vecinos, cuando nuestro Gobierno existe gracias al apoyo de ese separatismo. A esta lista de países que no nos respetan, se suman Argelia y Marruecos, delimitando unilateralmente aguas jurisdiccionales junto a nuestras costas. El próximo mitin, en Andorra.
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