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Aviso a Sánchez de sus socios: «O Arrimadas o la legislatura»

Moncloa trata de recomponer los puentes con ERC: el Gobierno busca rebajar la tensión con sus aliados de investidura con la promesa de retomar la mesa de diálogo sobre Cataluña

Pleno en el Congreso para solicitar la prórroga del estado de alarma ante el Covid-19
El portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados, Aitor Esteban, interviene desde su escaño durante el pleno del Congreso, en presencia de Gabriel Rufián (ERC)PoolPool

Pocas veces como en el Pleno de este miércoles en el Congreso, la foto final de una votación había provocado en casi todos sus protagonistas una sensación semejante de incomodidad. Dentro del Gobierno, tanto en el PSOE como en Unidas Podemos son conscientes de la creciente precariedad de sus apoyos. Desde la aprobación de la primera prórroga del estado de alarma hasta esta semana han ido progresivamente perdiendo aliados, incluso de entre sus socios de investidura. Sólo el aval del PNV y de Ciudadanos permitió a Moncloa salvar los muebles. También entre los propios socios de la coalición, el malestar parece evidente. Especialmente por el concurso del partido de Inés Arrimadas en el acuerdo con el Ejecutivo. Hasta el punto de verse obligados a lanzar claros avisos al Gobierno en torno a la necesidad de que abandone la idea de fortalecer sus lazos con el partido naranja si aspira a no ver finiquitada la legislatura en pocos meses. En este mensaje insistieron ayer los líderes de varias de las formaciones llamadas, a priori, a pactar con la coalición Sánchez-Iglesias y a sostenerla durante los próximos cuatro años.

El líder de ERC, Oriol Junqueras, fue el más claro de todos. Sánchez tiene que elegir entre dos opciones: «Si se lanza a los brazos de Ciudadanos o si quiere mantener las mayorías de la investidura». En una entrevista en RNE por escrito, Junqueras, actualmente encarcelado en Lledoners (Barcelona) cumpliendo una condena de 13 años de prisión, señaló que, desde su partido, han avisado «muchas veces en los últimos días» tras constatar que «no está haciendo bien las cosas y de que la recentralización ha sido un error. Pero nada ha cambiado ni se ha movido y actúa como si tuviese una mayoría absolutísima, sin informar ni consensuar nada». Junqueras lamentó que, a su juicio, «estemos viviendo una de las etapas de recentralización más grandes de los últimos años y eso no es tolerable». De cara al futuro, el político lanzó otra amenaza a Sánchez en relación con la mesa de diálogo sobre Cataluña, cuya actividad los republicanos quieren reanudar a la mayor brevedad: «Si la mesa no avanza, se acaba la legislatura».

Desde el PNV, su presidente, Andoni Ortuzar, expresó su comprensión por el malestar de ERC y no ocultó su recelos sobre la nueva posición de Ciudadanos: «No es bueno que, ahora, en mitad del río, se cambie de caballo. Lo bueno habría sido conseguir que ERC se hubiera mantenido en la abstención o se hubiera movido al sí, porque la coherencia para este Gobierno y su continuidad se la vamos a dar los que le votamos en la investidura». Y es que, según su diagnóstico, va a ser «difícil» que Ciudadanos, «que está jugándose su propia supervivencia, tenga la generosidad suficiente para darle a este Gobierno oxígeno».

La portavoz del Gobierno regional de Cataluña, Meritxell Budó, aseguró, por su parte, ver con «preocupación» la relación entre Sánchez y Ciudadanos, ya que teme que una eventual alianza entre ellos pueda derivar en una «regresión de derechos» para Cataluña: «Estaremos especialmente vigilantes. El Gobierno tiene que decidir si se pone en manos de Ciudadanos o si, por contra, decide dialogar de forma efectiva para resolver los conflictos».

Al aluvión de críticas y advertencias con apariencia de amenaza, el Gobierno contestó con mano tendida y una clara pretensión de recomponer los puentes, especialmente con ERC. La vicepresidenta Carmen Calvo aseguró que el Ejecutivo no ha cambiado de alianzas a pesar de su negociación con Ciudadanos: «No, no lo hay. Nosotros somos un Gobierno progresista», respondió, tras ser preguntada sobre si Moncloa baraja un cambio de socios. Calvo sí dejó claro que al Gobierno le habría gustado que en la votación, un «partido de izquierdas» como ERC, hubiese entendido que «para seguir protegiendo a todo el país, pero también a Cataluña de esta pandemia» era necesario prorrogar el estado de alarma. A pesar de que la pandemia de coronavirus ha dado un giro inesperado a la legislatura, la vicepresidenta subrayó que el mandato «no ha hecho más que empezar» y reafirmó el compromiso del Ejecutivo con la mesa de diálogo abierta con la Generalitat y, por tanto, a seguir hablando con el independentismo «para que Cataluña tenga un futuro» en el «encaje constitucional» de España.

Sobre las declaraciones de Junqueras también se pronunció el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, que instó al líder de ERC a no «cuestionar los apoyos a una medida sensata» como a su juicio fue la prórroga del estado de alarma. «Es una buena noticia que haya por lo menos un partido de la derecha que actúe de manera responsable incluso aunque no le guste nada este gobierno y sus políticas sociales», añadió Echenique. Desde la formación de Pablo Iglesias también se produjeron ayer movimientos orientados a calmar las aguas con Esquerra. El presidente del grupo confederal de Unidas Podemos, Jaume Asens, hizo autocrítica por el tono de sus reproches a ERC y al presidente de la Generalitat en el Pleno del miércoles. Según Asens, «podría haber escogido otras palabras, podría haber expresado la misma idea de forma diferente», porque cree que sin querer pudo haber «alimentado la confrontación» que pretendía criticar. Sobre el apoyo de Ciudadanos a la prórroga del estado de alarma, Asens destacó su disposición a ayudar en un momento excepcional como el actual, pero descartó que la formación naranja pase a ser un socio estable del Gobierno. «Nosotros con Ciudadanos no podemos gobernar, somos dos formaciones incompatibles, con ideario contrapuesto, no tenemos prácticamente nada en común», apuntó.