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PNV: Ruptura en Madrid .. y abismo en el País Vasco
La coalición Podemos-Bildu no sumaría; necesitaría el apoyo del PSE para el tripartito. Un «pacto a la navarra» parece poco probable, pero la duda planea sobre el tablero político
De poco sirve que Pedro Sánchez se escude en el acuerdo de gobierno firmado con Podemos tras las elecciones de noviembre de 2019 para justificar su pacto con la izquierda abertzales. La desconfianza de su socio en el País Vasco, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y de las formaciones constitucionalistas es palpable y notoria. Este cambio de pareja de baile en medio del vals despierta recelos y alimenta –a puertas de las elecciones autonómicas– la posibilidad de un pacto a la navarra en el País Vasco.
El lendakari Íñigo Urkullu fue rotundo ayer: «el pacto no fue leal» y su firmante Pedro Sánchez «se arriesga a una quiebra de confianza». También desde la oposición vasca muestran su perplejidad. Todas las miradas ahora se dirigen hacia el Partido Socialista del País Vasco (PSE), dirigido por Idoia Mendia, porque, según las encuestas, tiene la llave del nuevo Ejecutivo autonómico. Aunque la apuesta más segura es la de la continuidad y que el PSE facilite un gobierno de coalición junto al PNV y con Íñigo Urkullu como lendakari, también cabe la posibilidad de que cambie de socios y se decline por un tripartito junto a Bildu y Podemos en el que hasta la propia Idoia Mendia podría ser la nueva Lendakari.
El PNV observa con preocupación las consecuencias que pueda tener el acuerdo para la derogación de la reforma laboral del PP y mira la calculadora para ver si los números suman para ese posible tripartito de izquierdas. Por su parte, los populares, en declaraciones a LA RAZÓN van un poco más allá y definen la alianza entre Podemos, Bildu y el PSOE como «un tiro en el pie» a los socialistas vascos. Aseguran que «es una decisión contranatura que debilita las opciones constitucionalistas en el País Vasco y fortalece a las opciones más radicales». De hecho, insisten en que «nunca» hay que «subestimar» a Pedro Sánchez y que si ha hecho esto a las puertas de unas elecciones vascas, «cabe pensar en que pueda estar usando este acuerdo como banco de pruebas de algo más que la prórroga del estado de alarma». En el horizonte está el espejo navarro. En las elecciones de mayo de 2019, la socialista María Chivite logró arrebatarle la presidencia a Navarra Suma –ganadores de los comicios– con el apoyo imprescindible de los radicales vascos.
Lo ocurrido en el Congreso ya ha permitido que la candidata de Podemos en el País Vasco, Miren Gorrotxategi –afín a Pablo Iglesias–, insista en que el resultado «posibilita más que nunca un gobierno progresista tripartito en Euskadi este mismo julio» para desalojar a Iñigo Urkullu de Ajuria Enea. Los socialistas, a priori, no parecen muy dispuestos a arriesgarse en esta aventura ya que, entre otros motivos como los relacionados con la lucha contra el terrorismo etarra, de la alianza PNV y PSE dependen muchos ayuntamiento. No obstante, lo sucedido este miércoles en el Congreso inquieta a todas las piezas del tablero vasco. «Todos sabemos lo que pasó en Navarra», señala un cargo del PP vasco.
Todas las encuestas publicadas en marzo y abril sobre las elecciones del 5A –que fueron aplazadas por la crisis de la covid-19– preveían que el PNV y los socialistas mejorarían su resultado y ambos ganarían escaños. Ahora bien, esos mismos sondeos también apuntaban que ese hipotético tripartito en coalición con Bildu y Podemos también sumaría. De hecho, ya en las anteriores elecciones de 2016 las tres formaciones sumaron 38 diputados frente a los 36 de la coalición entre PNV y PSE. El escenario que no sumaría –según las encuestas de ETB del mes de marzo y de NC Report del mes abril– es la suma entre Bildu y Podemos. Según sendos sondeos lograrían entre 28 y 27 diputados, muy lejos de los 37 necesarios para lograr la mayoría absoluta y ser designado en primera vuelta. En la segunda ronda solo es necesario mayoría simple y es ahí donde podría abrirse otra posible alianza que es PNV, PP-CS y Vox. Según NC Report esta alianza sumaría 39 escaños, uno más que la encuesta de ETB que le da 38. A nadie se le escapa lo inverosímil de esta coalición que solo se explicaría por un intento de evitar que la coalición abertzale, con Maddalen Iriarte a la cabeza, gobierne el País Vasco.
Desde el PP vasco aseguran que este cambio de socio del PSOE en el País Vasco no va «a modificar ni la estrategia ni los mensajes» en la próxima campaña electoral. Según señalan «el PP Vasco tiene claro desde hace tiempo cual es su camino y objetivo: aglutinar a todos aquellos que creen que merece la pena mantener viva la idea de España en Euskadi y un modelo de gestión basado en la eficacia y eficiencia, y no en cuestiones identitarias y relacionadas con la construcción nacional».
Por su parte, los nacioanalistas, que no esconden su enfado ante el nuevo giro de Sánchez, llegan a esta cita electoral con un fuerte desgaste político a raíz de la gestión de la covid-19 y la tragedia del vertedero de Zaldibar. A esta debilidad se añade que los de Urkullu ya no son el interlocutor exclusivo con el Gobierno, un papel que llevaba años interpretando.
Bildu afronta la próxima cita electoral con optimismo. Las encuestas del mes de marzo y abril les otorgan entre uno y dos escaños más. Además, su apoyo a varios decretos de los viernes sociales de Pedro Sánchez así como su apoyo a la socialista Chivite en Navarra están favoreciendo el blanqueo del partido abertzale, un blanqueamiento que el acuerdo con PSOE y Podemos para derogar la reforma laboral de Rajoy a cambio de su abstención en la próroga del estado de alarma ayuda a fortalecer aún más.
Los morados van a por todas y ven las elecciones vascas el mejor escenario para mantener su pulso a los antiguos socios de los socialistas, y si cabe, al propio Sánchez. El triunfo del sector próximo a Iglesias en las primarias supuso un giro total en su estrategia. Los morados pasaron de facilitar los presupuestos a encabezar una férrea oposición. Y, sobre todo, a plantear sin titubear una alternativa a la hegemonía del PNV con los abertzales como grandes protagonistas.
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