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España

La Guardia Civil reclama más medios en la frontera de Melilla

La Asociación Española de Guardias Civiles reclamó más efectivos tras el intento masivo de entrada en la frontera de Melilla

Un policía y un guarida de seguridad vigilan a un grupo de inmigrantes indocumentados que consiguieron saltar la valla este jueves en Melilla. EFE/Paqui Sánchez Paqui SánchezEFE

«Uno de los asaltos más numerosos y violentos» de los últimos años. Así es como calificó la Asociación Española de Guardias Civiles el trágico asalto masivo a la valla de Melilla que tuvo lugar ayer a primera hora de la mañana y en el que un inmigrante murió y tres guardias civiles resultaron heridos.

Según informaron a LARAZÓN fuentes solventes, el inmigrante falleció por causas naturales, en el intento de salto masivo del vallado de Melilla. A las 6:30 lo intentaron unos 300 por la zona del Barrio Chino, cerca de Quinto Pino. Tres agentes de la Guardia Civil resultaron heridos al igual que ocho inmigrantes, con golpes y magulladuras leves. Como consecuencia del salto, se provocó una avalancha de personas, al ser empujados los guardias. Uno de ellos tiene el hombro dislocado, otro un corte en la cabeza y un tercero con una bajada de azúcar. Con la frontera cerrada a cal y canto y mientras avanzan las obras del nuevo vallado, unos 300 inmigrantes intentaron esta madrugada saltar la valla fronteriza de Melilla, aunque sólo 30 lo han conseguido; el resto, fueron interceptados por las Fuerzas de Seguridad marroquíes.

Tras el asalto masivo, se activaron los servicios sanitarios y acudieron efectivos del 061 y Cruz Roja. Al inmigrante que falleció se le practicó la reanimación cardiopulmonar, pero poco después se certificó su muerte. Posteriormente, se activó el protocolo de policía judicial y se procedió al levantamiento del cadáver. También los inmigrantes heridos fueron trasladados hasta el Hospital Comarcal, donde fueron atendidos, según informó Delegación del Gobierno.

Los inmigrantes que lograron entrar fueron trasladados a la plaza de toros, lugar que se ha convertido en un improvisado centro de acogida dada la elevada presión migratoria que en estos momentos está soportando la ciudad. No en vano, desde el inicio de la pandemia, la Ciudad Autónoma se ha hecho cargo de la atención de los inmigrantes que han ido accediendo de forma irregular a Melilla, primero en un campamento habilitado en el complejo hostelero V Pino, muy cerca de donde esta madrugada se ha producido el salto a la valla protagonizado por 300 inmigrantes, y después en la plaza de toros, donde se habilitó un centro temporal de acogida de personas sin hogar en la ciudad. A lo largo del día de ayer se llevaron a cabo las correspondientes pruebas de Covid a los inmigrantes, según informó la Delegación de Gobierno.

Por otro lado, la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) lanzó ayer un comunicado en el que aseguró que ya advirtió sobre el «asalto». De hecho, recordaron la petición que llevan realizando desde hace un tiempo de potenciar el número de efectivos en las vallas de las ciudades autónomas porque, según señalan, los inmigrantes se encuentran cada vez «más desesperados ante la imposibilidad de lograr sus objetivos». Asimismo, lamentaron la muerte de uno de estos migrantes que pretendían cruzar la frontera entre España y Marruecos, así como las lesiones de tres agentes de la Benemérita.

Ampliación de la valle

Los inmigrantes observan desde Marruecos cómo avanzan las obras del nuevo vallado que, en principio, hará mucho más difícil los saltos. Por ello, los que aguardan al otro lado de la frontera tratan de entrar en España a la desesperada pese la situación generada por el Covid. El Gobierno tiene previsto que en 2020 finalicen las obras para sustituir las concertinas de las fronteras de Ceuta y Melilla con Marruecos por una vallas más seguras y menos dañinas pero más difíciles de escalar. Si en la actualidad la valla mide seis metros, se prevé que las nuevas tengan una altitud de diez metros y se sustituyan las cuchillas por unos barrotes simicircualres en forma de peine invertido menos lesivo.

Hay que recordar que uno de los anuncios que hizo a bombo platillo el ministro de Interior , Fernando Grande-Marlaska, en una entrevista en 2018 fue el de eliminar estas concertinas. Dos años después, continúan en pie. No obstante, en febrero reiteró en su primera comparecencia ante la comisión parlamentaria que controla su departamento su intención de reforzar la seguridad de las fronteras de Ceuta y Melilla elevando la altura de las vallas un 30% y procediendo a la eliminación de las vallas. Sin embargo, este anuncio se produjo después de que Marruecos anunciara que instalará este tipo de alambrada en su propio territorio.

Nueva valla de MelillaAntonio Cruz

No hay que olvidar que la colaboración entre España y Marruecos para frenar la inmigración ilegal es muy estrecha. En junio del pasado año, tras varios incidentes de inmigración ilegal en las fronteras de Ceuta y Melilla y después de que la Unión Europea anunciara una partida de 140 millones de euros para reforzar la colaboración con Marruecos, inyectó 31 millones de euros al país alauí para la compra de todoterrenos. Una partida que este año también se invirtió de nuevo.

Segundo salto del año

El de ayer fue el segundo salto masivo de la valla en lo que va de año. El pasado mes de abril –coincidiendo con el estado de alarma en todo el país por la pandemia del coronavirus–otros 260 inmigrantes intentaron saltar la valla simultáneamente y, al igual que en esta ocasión, solo lograron su objetivo medio centenar. En aquella ocasión, los inmigrantes emplearon una vez más herramientas de corte y contundentes, amén del lanzamiento de objetos. No en vano, los agentes que patrullan la zona denuncian que los asaltos, aunque son menos, cada vez son más masivos y violentos. Debido al cierre de fronteras y la pandemia, la llegada de inmigrantes irregulares a través de las dos comunidades autónomas se han reducido notablemente, al igual que en todo el país, excepto en la vía Canaria.

En lo que se refiere al total inmigrantes llegados a Ceuta y Melilla por vía terrestre, los datos del Ministerio de Interior reflejan un descenso del 58,9% entre el 1 de enero y el 13 de agosto, al pasar de 3.425 el pasado año a un total de 1.407 en 2020. En el caso de Melilla, el descenso alcanza el 56,3%, hasta situarse en 1.212 en 2020 frente a las 2.772 personas que llegaron el año pasado.

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