Yihadismo
Interior mantiene el nivel 4 de Alerta Antiterrorista al considerarlo suficiente
Tras los últimos atentados en Europa, permanecen las medidas “altas” contra el yihadismo
El Ministerio del Interior mantiene el Nivel de Alerta Antiterrorista (NAA) en el 4 (alto) al considerar que, en las actuales circunstancias, se cubren las necesidades de prevención y por la labor de las Fuerzas de Seguridad que, en lo que va de año, han realizado casi una veintena de operaciones contra el yihadismo, según han informado a LA RAZÓN fuentes solventes. Otros años, durante las Navidades, fue reforzado este nivel, pero se desnoce si en las actuales circunstancias de pandemia y medidas para evitar frandes concentraciones humanes, será necesario.
Esto no quiere decir que en algún momento no se pueda producir alguna acción criminal de origen terrorista. Otros países europeos, que mantenían también niveles altos de prevención, han sufrido ataques, como ha ocurrido en Francia o, hace algún tiempo, en Inglaterra, que llegó a bajar su nivel de alerta pero, ante varios atentados, tuvo que subirlo.
Una de las características del terrorismo de cualquier tipo es el del factor sorpresa. La única manera de prevenirlo es mediante una adecuada labor de prevención y la labor que realizan los Servicios de Información. Policía y Nacional y Guardia Civil han desarrollado operaciones contra individuos o grupos que ya tenían en mente la comisión de atentados y, en algunos casos, escogidos los objetivos que les habían sido marcados desde Siria.
El Plan de Prevención y Protección Antiterrorista (PPA) incluye la protección de los siguientes objetivos:
- Instalaciones, redes, sistemas y equipos físicos y de tecnología de la información sobre las que descansa el funcionamiento de los servicios esenciales.
- Centros y organismos públicos u oficiales, así como cualesquiera otros activos, ya sean personas, bienes, servicios, tecnología de la información u otros intangibles, cuya destrucción, ataque o degradación suponga un daño importante conforme a la valoración ponderada de los siguientes criterios: daños a la vida humana, vulneración de derechos fundamentales, afectación al normal funcionamiento de las instituciones o de los sectores estratégicos, afectación al orden púbico o la convivencia, impacto público, social o simbólico y pérdidas económicas o patrimoniales.
Esta es la definición de estrategia que se puede leer en la página web de Interior. Detrás de estas formulaciones genéricas está la protección de objetivos concretos que se mantienen desde hace tiempo y que a los expertos no les gusta que se enumeren por razones obvias de operatividad.
Es cierto, según las mismas fuentes, que no se pueden cubrir todos los lugares y proteger a todas las personas susceptibles de sufrir un atentado, sobre todo por el carácter indiscriminado del yihadismo. En este sentido, un ataque de un actor, “lobo”, solitario que, armado de unos cuchillos que puede tener en su casa o adquirir en cualquier establecimiento del ramo, puede suceder. Tan cierto como eso es que ataques de este tipo se han evitado gracias a las citadas operaciones de las Fuerzas de Seguridad.
La vigilancia de las redes sociales, en las que las bandas yihadistas lanzan sus consignas y mensajes, por medio de textos o vídeos, resulta fundamental. Su consulta es la que lleva a la fanatización de algunos individuos que consideran que han recibido un mandato de Alá para atentar contra los infieles.
Recientemente, en Francia, la llamada de unos padres a la Policía evitó malos mayores. Advirtieron que su hijo había salido de casa con un Corán y unos cuchillos. Gracias al aviso, se le pudo detener.
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