Libro de estilo
Así deberán hablar y escribir los dirigentes de Podemos: Belarra veta el uso del “falso masculino” porque “oculta a las mujeres”
Recupera el protocolo de comunicación feminista de 2018. Lo actualizará tras asumir el control del partido y presenta un manual de estilo: “Los ciudadanos y los españoles no son ni las ciudadanas ni las españolas”
El “todos/ todas/todes” ha llegado para quedarse para ser utilizado y ampliado. Si bien, antes de las elecciones madrileñas, la número dos de Podemos y ministra de Igualdad, Irene Montero, consiguió viralizar las redes sociales dando voz al lenguaje inclusivo que los morados pretenden poner en solfa, ahora, de cara a la reconstrucción del partido que llegará de la mano de la ministra Ione Belarra, su uso será una máxima para los dirigentes del partido.
Belarra ha decidido incluir y recuperar en su candidatura a secretaria general de Podemosun protocolo de comunicación feminista- que ya estaba creado desde el 2018- que será de obligado cumplimiento a partir de ahora. En el documento de feminismos de la ministra de Derechos Sociales se incluye un protocolo “vinculante” sobre el lenguaje y comunicación tanto en redes sociales, como en documentación, notas de prensa, discursos para las portavocías, etc.. que estará vigente en adelante -cuando se convierta en secretaria general de Podemos- hasta su futura actualización. Belarra se compromete a seguir “incidiendo y velando por el uso del lenguaje inclusivo en toda la documentación oficial generada por el partido (argumentarios, redes, propuestas legislativas, publicidad, actos, etcétera), así como en las declaraciones emitidas por cualquier persona en nombre del partido”, al considerar que una “representación justa a través del lenguaje y de la imagen representa un claro reflejo del cambio de paradigma que esta organización representa”.
En el documento censuran la utilización del “falso uso del masculino como como genérico para la totalidad de las personas, principio fundamental de la reflexión feminista sobre el lenguaje”. De entrada, explican, en líneas generales, en que es” fundamental nombrar colectivamente a la población” para alcanzar el deseado lenguaje inclusivo. “Si eres portavoz y te ponen delante un micrófono”, dicen, deben seguir unas reglas. Reniegan del término ciudadanos y españoles porque “no son ni las ciudadanas ni las españolas” y piden usar el vocablo “ciudadanía”. “Incluso puede ser pertinente el desdoblamiento en ciudadanas y ciudadanos de Andalucía si queremos dar especial énfasis al hecho de estar teniendo en cuenta al conjunto de la población en nuestra expresión lingüística”.
De la misma manera, piden usar palabras como “gente, pueblo, población o personas”, a pesar de que “pueden carecer del glamour expresivo de la terminología de la Revolución francesa”, pero, dicen “se ajustan más a la realidad de aquello que estamos nombrando”. Critican que se hable de “trabajadores” o “científico” porque “cuando hablamos de trabajadores, en nuestra mente se activa la imagen de un obrero industrial de comienzos de otro siglo. Sucede lo mismo cuando pensamos en la palabra científico, y visualizamos a un varón con bata blanca; o en médico, y no somos capaces de ver a una cirujana; de la misma forma sucede cuando decimos enfermera, y nos resulta complejo pensar en un muchacho”. Ante esto, piden emplear “personas trabajadoras” o duplicar “las trabajadoras y los trabajadores”. Aportan, también, no hablar del concepto “mujer”, sino que es preferible decir “las mujeres en plural” para “reflejar la diversidad de las que existen, y no asociarlas a ideas tipificadas de lo femenino”.
En el libro de estilo morado para el uso del lenguaje no sexista publican algunos “recursos para evitar los masculinos que producen ambigüedad u ocultan a las mujeres”. El uso del genérico colectivo como; la ciudadanía, el alumnado, la infancia, la población, el personal médico, la juventud, el electorado, la humanidad, la plantilla. O el uso de los abstractos como la redacción (por los redactores), la dirección (por los directores), la legislación (por el legislador).
También evitarán el uso de «el, los, aquel, aquellos», seguidos del relativo «que» con sentido general como por ejemplo; «el que sepa leer entre líneas lo entenderá». Aseguran que es “más recomendable utilizar los pronombres quien/quienes: «quien sepa leer entre líneas lo entenderá» o evitar el uso de «uno, alguno y ninguno». Por otro lado, piden usar “alguien y nadie” frente a “uno, alguno y ninguno” o cambiar el verbo de la tercera a la segunda persona del singular (tú o usted) o a la primera del plural sin mencionar el sujeto. Así: “si usted posee un abono podrá viajar gratis”, en lugar de “el abonado podrá viajar gratis”.
Quieren evitar el sujeto. Lo correcto para el partido es, en vez de “el solicitante deberá cumplimentar el impreso”, “Se cumplimentará el impreso”. También piden evitar los verbos “ser y estar”. Por ejemplo, no se deberá decir; “Quien trabaje en Princesa está obligado a limpiar los platos después de comer”, sino “Quien trabaje en Princesa tiene la obligación de limpiar los platos después de comer”.
Para las titulaciones y profesiones, piden no hablar de 2las mujeres de la limpieza”, sino del “personal de limpieza”, ni tampoco decir “los médicos y las enfermeras” sino “el personal sanitario”. También está prohibido decir “los pilotos y las azafatas”. Es “la tripulación aérea”.
Tampoco se usarán expresiones que “aunque son idénticos en forma”, adoptan un “significado diferente al aplicarse a mujeres y varones puesto que tienen una “acepción negativa o de menor valor cuando se refieren a una mujer”. Por ejemplo; pariente/parienta, individuo/individua, verdulero/verdulera, o superwoman/superman.
Tampoco se puede usar la anteposición del artículo a los nombres propios o apellidos femeninos “la Rita” o “la Bescansa”, porque “su carga es despectiva o familiar, además de que no suele emplearse en el espacio público en el caso de los hombres”. Resaltan que se referirán a las personas “con su nombre y apellidos, especialmente a las compañeras”.
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