Desafío independentista

A por el Rey

El Gobierno está dispuesto a justificar con argumentos entre peregrinos y ridículos el plante del Presidente de la Generalitat al Rey. Desde, «es que ahora tiene que adaptarse y no enfadarse con los de Puigdemont», hasta las genialidades de González Laya que nos recordaba con Alsina que lo importante es «poner Cataluña en el mapa del turismo coreano».

La política del barranco es ya la estrategia oficial y cada uno puede hacer sus aportaciones a la hora del salto. Tirabuzones, de cabeza o con carrerilla. Si lo de Aragonés no es un plante, no es un plante… aunque el propio Aragonés y los suyos digan que es un plante. Solo es un plante si Pedro Sánchez dice que es un plante. Pedro es el pastor nada nos falta… y a ver quien se sale del surco con la espada de Damocles de peineta.

Margarita Robles, refractaria a los indultos, ha decidido desaparecer. Llama la atención su ausencia en la cumbre de la OTAN y la posterior celebración de la que vendrá el año que viene. No hay pregunta más incómoda para la actual ministra de Defensa que su opinión sobre las medidas de gracia. Esquiva el mal trago pese a que la decisión es de «todo» el Gobierno.

En realidad el plante es la enésima prueba de resistencia de materiales. El independentismo ataca al Rey porque, actualmente, es el elemento «más débil» del entramado constitucional. Felipe VI no puede defenderse ni apostar por la política y además siempre será una buena barrera para Moncloa. El objetivo es acabar con lo que llaman el régimen del 78 y el Rey es su cabeza visible y su piedra de bóveda emocional.

Así que todas las exhibiciones de falta de educación y de respeto institucional serán «comprendidas» por el Gobierno como peaje del bien supremo que es eso de la convivencia.