Opinión

Motivos para no adelantar elecciones en Andalucía

La gente está cansada de los políticos tras seis años de campaña electoral ininterrumpida

Un adelanto electoral solo está justificado cuando la gobernación es imposible. Si el Ejecutivo está roto o no encuentra la mayoría parlamentaria suficiente, es el momento de acudir a las urnas. Hay que valorar también el estado de ánimo de los ciudadanos. La gente está cansada de los políticos tras seis años de campaña electoral ininterrumpida.

Las dos preocupaciones mayoritarias en la actualidad son la salud y el empleo, y quieren gobiernos estables que gestionen sin más quebraderos de cabeza. Si el elector percibe que el Gobierno adelanta las elecciones solo por su interés, no por el de los gobernados, es posible que lo penalice.

Por otro lado, cuando un partido está subiendo en las encuestas y su adversario no hace más que bajar como resultado de la acción de gobierno, no hay que precipitarse. Adelantar las elecciones en estas circunstancias da la sensación de debilidad y baja autoestima; es decir, como si el ascenso fuera el resultado de la suerte y no del saber hacer.

En el caso de Andalucía es claro. Espadas es la prolongación de Pedro Sánchez, un político que no es capaz de transmitir confianza. Esto es un lastre inmenso. Susana Díaz al menos podía decir que era una voz crítica contra el sanchismo. Espadas, no. Mientras, enfrente está el PP de Casado que es todo lo contrario: sube cada día, y la sensación es que llegará a La Moncloa en enero de 2024.

Moreno Bonilla ha deshecho muchos miedos. La derecha puede gobernar en Andalucía sin que haya un cataclismo. No se han mermado los “derechos” de nadie, ni ha resucitado el “fascismo”, sino que las cosas van mejor. El ejemplo es que Andalucía ha adelantado económicamente a Cataluña, se ha erigido en la segunda región por patentes, le disputa a Cataluña el número de empresas creadas, y se ha convertido por primera vez en la que más trabajadores autónomos aporta a España.

Por otro lado, según la encuesta de NC Report, el PP andaluz flaquea en el segmento de 18 a 29 años. Es el efecto de décadas de educación izquierdista y subvención, porque en cuanto salen al mercado laboral y quieren montar una familia, con más de 30 años, votan al PP. Cambiar la educación y hacer políticas de juventud es clave para Moreno Bonilla, y esto necesita tiempo. El voto joven es el pilar de la hegemonía futura.

La fidelidad de voto en el PP andaluz es muy alta, similar a la que obtuvo el madrileño el 4-M. Esto es básico en toda victoria en escenarios multipartidistas: conservar el voto, y luego crecer a izquierda o derecha. En el caso de los populares el avance hacia la izquierda tiene un muro: crece a costa deCiudadanos pero no consigue el trasvase del voto socialista. Esto es un problema que procede de que no ha desarrollado el discurso antisanchista, que fue la gran baza del éxito en Madrid, y a que el PSOE tiene aún una fidelidad muy alta. Son décadas de hegemonía socialista y se nota.

El PP andaluz debe hacer política sin competir con Vox. Los nacional-populistas solo pueden pactar con los populares. Es un grupo cautivo. Si el PP quiere un porcentaje mayor de votantes de Vox -ahora tiene el 10%- perderá al de Cs y no conseguirá al elector socialdemócrata del PSOE-A que desprecia a Sánchez. De hecho, casi un 10% de votantes de Cs dice que votará a los socialistas; esto es, que no quiere ver a Vox.

En consecuencia, convocar elecciones anticipadas dará un gobierno del PP con Vox, que se lo pondrá muy difícil a los populares para tomar protagonismo. Este “chantaje” se evita si el PP se acerca a los 50 diputados para estar en una posición igual a la del PP de Madrid respecto a Monasterio. Eso sí sería un espaldarazo al proyecto de Casado. Entonces, es cuestión de perseverar en la acción de gobierno y esperar el momento.