Decisión

Díaz no cesará a Garzón y aleja una crisis de Gobierno en Unidas Podemos

Vicepresidencia y el grupo parlamentario blindan al ministro de Consumo a pesar de su ataque al sector ganadero y de las exigencias de dimisión por parte de barones socialistas y de la oposición

Ni la vicepresidenta segunda y líder de Unidas Podemos en el Gobierno, Yolanda Díaz, ni tampoco el espacio confederal exigirán al ministro de Consumo, Alberto Garzón, que dimita de su cargo en el Gobierno, ni tampoco activarán por decisión propia el botón rojo, lo que implicaría la primera dimisión en la cuota morada en Moncloa por una polémica. Así lo explican a LA RAZÓN, fuentes de la vicepresidencia segunda días después de la polémica generada por las declaraciones del ministro sobre que las macrogranjas de explotación intensiva contaminan y generan una carne de mala calidad para su explotación

A la par, al no plantearse cesar al también líder de Izquierda Unida, la vicepresidenta y Unidas Podemos alejan una crisis de Gobierno inmediata para esta segunda parte de la legislatura que comienza ahora, a pesar de que la propia Díaz confesó en julio su deseo de acometer cambios en los ministerios morados. El titular de Consumo entró en las quinielas de sustitución ante la crisis de Gobierno que el presidente Pedro Sánchez preparó en verano.

Así, el titular de Consumo se encuentra “blindado” y respaldado por los suyos, a pesar de la desautorización recibida por la parte socialista del Gobierno, que ha dejado solo al también líder de Izquierda Unida, y en su mano la decisión de si debe o no dimitir. Una elección que depende de la cuota morada en Moncloa, según el pacto de coalición firmado hace ahora dos años entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Según ha revelado el propio Garzón, el presidente del Ejecutivo no ha entablado conversación con él, un extremo que el propio Sánchez evitó desvelar en su entrevista ayer en la Ser. El presidente sí habló con Yolanda Díaz sobre el asunto. Desde su equipo garantizan que no habrá dimisiones en este sentido.

Y Garzón se siente respaldado por parte de la vicepresidenta y del grupo parlamentario. “Yolanda y yo hemos hablado y ha salido a defender lo que es de cajón”, dijo el ministro en una entrevista en la Cadena Ser. Más tarde, en una entrevista en El Periódico de España, Garzón dio por hecho su continuidad en el Ejecutivo de coalición, a pesar de las peticiones de dimisión. La propia vicepresidenta apoyó al ministro en sus redes sociales tras la polémica, aunque sin mencionarle concretamente. “España debe seguir apostando por la ganadería sostenible”, dijo la ministra para apuntar a que deben denunciarse “aquellas prácticas minoritarias que agravan la crisis climática”.

No es la primera vez que el ministro de Consumo, Alberto Garzón, se sitúa en la cuerda floja desde su llegada al Ejecutivo. Muchas de sus campañas, iniciativas o sus declaraciones han levantado polémica, como sus peticiones a la sociedad para consumir menos carne, sus ataques al sector turístico asegurando que es un “sector estacional, precario y de bajo valor añadido”, o, por ejemplo, con sus ataques a la industria juguetera, declarando una “huelga de juguetes” a las puertas de la Navidad por considerar que existen estereotipos de género en los mismos.

Pero hasta ahora, en Moncloa, siempre han sido atribuidas al “ruido interno” existente dentro de la coalición. La situación ahora es diferente y además de la desaprobación de parte del Gobierno, han llegado las peticiones de dimisión desde los partidos de la oposición, de los sectores ganaderos, pero también fue recogida por algunos de los barones socialistas que se mostraron molestos por los ataques de Garzón a la ganadería, pirámide clave para comunidades como Castilla y León o Castilla-La Mancha.

Mientras, el apoyo desde el grupo parlamentario de Unidas Podemos al ministro, se sucedieron simultáneamente, al considerar “una realidad” que la ganadería extensiva “produce una carne de peor calidad”. Los morados pasaron al ataque con el Gobierno, acusándoles de una “deslealtad gravísima” por haberse desmarcado de sus declaraciones asegurando que se producían “a título personal”. “Nos han lanzado un chuletón a la cara”, criticó el presidente del grupo parlamentario, Jaume Asens.