Conflicto

Fuerte malestar marroquí por la entrevista de Sánchez con el jefe del Polisario

Destacan que fue el único jefe de Gobierno que se reunió con Ghali en Bruselas y que las palabras del Ejecutivo sobre la resolución de la crisis no valen nada

Brahim Ghali, en la reciente cumbre de la UE con los países africanos celebrada en Bruselas el pasado febrero
Brahim Ghali, en la reciente cumbre de la UE con los países africanos celebrada en Bruselas el pasado febreroJohn ThysAgencia AP

Durante la cumbre UE-UA, organizada en Bruselas, el presidente del Gobierno español fue el único líder europeo que se reunió con el jefe del Polisario. Al reunirse con el líder de los separatistas, Pedro Sánchez demuestra que el Reino tenía razón al no creer en las bellas palabras de los funcionarios españoles. De esta manera contundente recoge Le360 el malestar que ha suscitado en Rabat la citada reunión.

Fue el último en salir del hotel. Y también fue la única persona a la que no se le permitió una foto con los tres líderes de la UE que recibieron a los jefes de las delegaciones africanas: el presidente francés Emmanuel Macon, quien ocupa la presidencia rotatoria del Consejo de la UE, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea y Charles Michel, presidente del Consejo de la UE... Cuando Brahim Ghali entró en la sala, los tres líderes europeos ya habían abandonado la plataforma donde recibieron a los jefes de delegación, explica el digital.

“La monstruosa excepción que supone presencia en la cumbre UE-UA del jefe de una república títere quedó destacada el pasado jueves 17 de febrero en Bruselas. Todo ha sido orquestado para que el tratamiento formal de este líder ilegítimo choque ferozmente con el reservado a otros representantes africanos. Brahim Ghali no intercambió una sola palabra con ninguno de los líderes europeos. Con la excepción de uno: Pedro Sánchez, el presidente del gobierno español”.

“¿Cómo interpretar esta entrevista que asume Pedro Sánchez precisamente? Por un lado, están las declaraciones casi diarias del ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, que se declara partidario de estrechar las relaciones con Marruecos, y que transmite las buenas intenciones del jefe del Ejecutivo pasar página sobre la crisis entre Madrid y Rabat. Pero también están, por otro lado, estos hechos y actos dudosos, que echan por tierra las buenas intenciones formuladas por los ministros españoles respecto a Marruecos”. “¿Cómo es posible pretender querer construir una relación del siglo XXI con Marruecos, y al mismo tiempo hacer frente a este remanente de la Guerra Fría, arraigado en el siglo XX ? ¿Qué creer: el esfuerzo del lenguaje para pasar la página de la crisis, o estos actos, contrarios a las declaraciones verbales?

“El encuentro del presidente del Gobierno español con Brahim Ghali subraya así la discrepancia que existe entre las palabras y las acciones de los funcionarios españoles. Al reunirse en Bruselas con el líder de los separatistas, y al asumir este encuentro en unas declaraciones a la prensa, Pedro Sánchez demuestra que el Reino de Marruecos hizo bien en no creer en las bellas palabras de los funcionarios españoles. Este encuentro, que suscita muchos interrogantes y dudas, es un elemento en contra de la disposición real del gobierno español de establecer relaciones del siglo XXI con su vecino del sur. Relaciones donde las acciones deben estar sincronizadas con las palabras. Hasta ahora, hay que reconocer que Marruecos sólo ha recibido palabras que en ningún caso han comprometido a sus autores. Marruecos, por tanto, sigue esperando que España traduzca en hechos sus buenas intenciones”, concñuye