Estrategia

Objetivo del PP andaluz: sumar más escaños que PSOE y UP

Será la frontera para vetar la coalición con Vox en las elecciones del 19-J

El PP de Feijóo pretende marcar unas nuevas reglas en la relación con Vox, y en la estrategia de competición con este partido, en las elecciones de Andalucía. La Presidencia de la Junta andaluza tiene un valor simbólico a nivel nacional que no alcanza a tener Castilla y León, por su peso poblacional y también político, dada su fuerza de representación en el Congreso. Por eso, el reto de los populares en estas elecciones no es mantener el gobierno, que lo dan por hecho atendiendo a las encuestas, sino conseguir una suma de escaños superior a la del PSOE y Podemos. Para el equipo de Feijóo y para el equipo andaluz, que lidera Juan Manuel Moreno, ésta es la línea roja que justificaría que se nieguen a pactar otro gobierno de coalición.

Incluso les autoriza, creen, a forzar el pulso hasta ir a una repetición electoral si los de Santiago Abascal no cedieran en exigir cuota de gobierno a cambio de sus votos en la investidura. El recuento de las urnas decidirá el margen que tienen para ejecutar estos planes, pero no se puede pasar por alto que sobre ellos pesa que el perfil del gobierno andaluz marca el camino de Feijóo en la confrontación nacional por La Moncloa.

La convocatoria de elecciones, finalmente para el 19 de junio, la han medido en Madrid y en Sevilla pensando, precisamente, en la capacidad que tiene el partido en esta nueva etapa, tras la salida de Pablo Casado, para conseguir un resultado que boicotee las aspiraciones de Abascal de repetir el modelo de Castilla y León.

La proyección de la última encuesta que les ha llegado ha sido determinante para cerrar la fecha de unos comicios que, desde el punto de vista operativo de la Legislatura andaluza, daba prácticamente igual que se celebraran antes o después del verano porque la proximidad de las urnas llevaba a que tanto PSOE como Vox no fueran ya a dar respiro al Gobierno de coalición entre PP y Cs.

El PP arranca desde la hipótesis de que, como indican los sondeos, conseguirá ser la lista más votada en estos comicios y mejorar con claridad el resultado de las anteriores elecciones.

En la cita de diciembre de 2018 el PP obtuvo su peor resultado, pero el auge de Ciudadanos permitió el Gobierno del cambio con la abstención de Vox. En tanto que el PP consiga más escaños que la suma de PSOE y Podemos, en el equipo andaluz, y en la dirección nacional, entienden que estarán legitimados para bloquear la exigencia de un gobierno de coalición. A diferencia de lo que ocurrió en Castilla y León, negociación sometida a la tensión por la crisis en Madrid y el traspaso de poderes a Feijóo, en Andalucía el PP pretende fijar también un nuevo marco de relaciones con su alter ego por la derecha, y validar el nuevo estilo de oposición.

La izquierda no tiene un proyecto común, aunque ante la presión de las urnas hayan anunciado el lanzamiento de una candidatura única con la marca «Por Andalucía» a costa de obviar el reparo de Podemos. Ni en el pacto del nombre de la coalición ha habido unanimidad, y siguen sin candidato tras el rechazo de varios aspirantes independientes.

El PP se presenta a estas elecciones con un candidato consolidado y favorecido por cómo su partido ha resuelto la crisis de Génova. En la organización andaluza toman como valor añadido el perfil del nuevo líder nacional y su implicación en la campaña autonómica. Se sienten fuertes en el centro, creen que tienen incluso espacio para crecer por el centro más cercano al PSOE, y descartan aproximaciones o guiño programáticos a Vox porque ahí, según explican, no tienen espacio para crecer. En este escenario, dicen que el estilo de Feijóo y su oposición sostenida en el principio del diálogo y del entendimiento funcionan mejor electoralmente que la imagen que tenía el anterior equipo.

Feijóo y Moreno tienen, además, una estrecha afinidad política y personal. Moreno se ha liberado de una Génova desde donde le ponían zancadillas y la elaboración de las listas autonómicas no tendrá ya nada que ver con los tensos congresos provinciales del año pasado.

Ahora bien, la situación de Ciudadanos es justo la opuesta a la del PP, y Moreno necesita que su soción aguante en estas elecciones, aunque sea con un mínimo de representación en el Parlamento, para tener más posibilidades de liberarse de la presión de Vox.

En este último partido, la incógnita sigue estando en quién será su cabeza de lista. Hasta ahora todas las miradas se han puesto en el nombre de Macarena Olona, secretaria general del grupo parlamentario en el Congreso. Es diputada por Granada, y un cartel difícil para el PP. Pero Vox no la ha confirmado aún.

De lo que no hay duda es de que las elecciones andaluzas serán la primera batalla entre Feijóo y Abascal. El líder gallego ya no podrá mirar a la herencia de Casado y los resultados entrarán en su balance personal. El partido tiene asumido que tendrán que llegar a más acuerdos con Vox, incluso de coalición, sobre todo a nivel municipal, pero Andalucía es la joya a salvaguardar.

Si evitan a Vox en el gobierno de la Junta, Feijóo estará más fuerte para afrontar el siguiente ciclo electoral autonómico y municipal. Si no consiguen el objetivo, incluso perdiendo el resultado dará oxígeno a Sánchez.