Clima preelectoral

Sánchez se “podemiza”: “La derecha política y mediática está a defender los intereses de los poderosos”

El presidente del Gobierno inicia su campaña para reconectar con la calle manteniendo un duro discurso contra el PP y las empresas energéticas

Pedro Sánchez ha dado el pistoletazo de salida a su campaña para reconectar con la calle, llena de actos por toda España rodeado de ciudadanos de a pie y con un discurso con un tono “podemizado” y reivindicativo de la gestión de su Gobierno y de mucha contundencia contra el PP para desgastar a Alberto Núñez Feijóo, que lidera todas las encuestas. En el primer acto de esta campaña, celebrado en Sevilla y con abucheos al inicio, ha continuado acusando a los populares de estar “en el no a todo”pese a que los datos lo desmienten, mientras ha recordado que él, cuando estaba en la oposición, apoyó a Mariano Rajoy para la aplicación del 155 en Cataluña.

“Cuando hemos llegado al Gobierno, nos hemos encontrado una oposición ni nos han apoyado en Cataluña, ni durante la pandemia, ni durante la Guerra. Van a usarlo para derribar al Gobierno de España y no lo van a lograr”, ha señalado, tras reivindicar su apoyo a la intervención autonómica de Cataluña, que destituyó al Govern de Carles Puigdemont y Oriol Junqueras tras el desafío del “procés” en octubre de 2017, un mensaje que también incluso puede causar molestia en sus socios de Esquerra.

Sánchez ha pedido el apoyo de Feijóo, aunque ha mantenido su dureza contra el PP siguiendo su campaña contra la “derecha política, económica y mediática”, centrando también muchos ataques en las empresas energéticas y buscando erigirse él en el protector de la “clase media trabajadora” y de la industria y el tejido productivo. “Mientras este Gobierno está a lo que está, que es poner en marcha políticas para la mayoría, la derecha política, económica y mediática está a defender los intereses minoritarios y particulares de unos cuantos poderosos”, ha señalado. “Nunca me voy a olvidar de cuando el Gobierno peleó en Bruselas la excepción ibérica, quién medraba junto con las grandes empresas energéticas en Bruselas para que nos dijeran que no: la derecha política y mediática de este país”, ha añadido.

También ha querido agitar el miedo al modelo económico del PP ante el horizonte borrascoso por la subida de la inflación. Así, ha hecho énfasis en contraponer la agenda “socialdemócrata” del PSOE frente al “neoliberalismo” del PP, comparando cómo se salió de la crisis financiera de 2008 con Rajoy frente a cómo se actúa ahora con él al frente, con un gran desembolso de dinero público. Pese a ello, también ha asumido una de las banderas de Feijóo: ha reiterado su defensa de la consolidación fiscal, es decir, la reducción de la deuda pública.

“La segunda certeza es que somos gente solidaria y responsable. Pensamos en el presente y futuro, haciendo políticas sociales en momento actual, pero es compatible con la consolidación fiscal. Este mes de junio hemos rebajado en más de un 40% el déficit y en el primer trimestre se ha rebajado ocho puntos la deuda pública”, ha resumido, aunque la deuda con Sánchez se ha descontrolado desde 2018 y está ya por encima del 115% del PIB (ha crecido en más de 300.000 millones de euros desde que gobierna). Ha asegurado, también, que la “primera certeza” es que su Gobierno es “el gobierno de la gente”. “Elegimos a la gente, a la mayoría social de este país. menos mal que estamos los socialistas para gobernar esta situación”, ha añadido.

Sánchez, por tanto, ha querido acercarse a la gente para tratar de reivindicar sus medidas: ha ido desglosando todas sus políticas, desde el tope al gas, hasta la revalorización de las pensiones pasando por el Ingreso Mínimo Vital o las ayudas a los transportistas y a los jóvenes. Y ha hecho mucho énfasis tanto en su estrategia de buscar la desacreditación de Feijóo como hombre de Estado y moderado acusándole de estar en “el no a todo”, como en la reivindicación de su gestión económica y la protección social “de la clase media trabajadora”. A la conclusión de su discurso, cuatro ciudadanos han podido formularle preguntas, aunque ninguna de ellas incómodas. En muchas casos, han servido para reafirmarle.