Toni Bolaño
La salud de la coalición
Sánchez sabe, como sabe Yolanda Díaz y aunque no lo parezca también Pablo Iglesias, que la coalición es la única fórmula para mantener el Gobierno
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha alcanzado sus objetivos legislativos con un esprint final lleno de sorpresas y complicaciones porque las prisas llevaron al Ejecutivo a tramitar leyes de forma un tanto atropellada. La inmersión del Constitucional en la vida política a petición del PP, que en el mejor remake independentista lo volverá a hacer repitiendo la petición al Tribunal –otrora de todos– ante la proposición de ley que el Gobierno tiene intención de tirar adelante, ha sido el regalo de Feijóo a Sánchez.
El cierre de filas en el PSOE, en la coalición, y en la mayoría de investidura ha convertido en migajas las desavenencias. En la Ley Trans la abstención de Carmen Calvo se ha convertido en una anécdota cuando el debate había evidenciado la ruptura en el feminismo, en la coalición y en el PSOE. Al final, una abstención testimonial para salvar la cara. Tras el harakiri público de los presidentes Lambán o Page, el silencio y el cierre de filas ha sido la tónica general. Conclusión, Sánchez obtiene un notable alto en un año de un voltaje desmedido en la política española. El balance es que las leyes han sido aprobadas con un mínimo de 180 votos en su gran mayoría, a excepción de Universidades que obtuvo un aprobado raspado.
Además, el clima económico ha dado un respiro al Gobierno. Buenas perspectivas para 2023 a diferencia de países de nuestro entorno, fortaleza en el crecimiento, la inflación perdiendo fuelle, la morosidad es irrelevante, el empleo aguanta y en Europa España abandera negociaciones complejas como el tope del gas, como abanderó la excepción ibérica que ha tenido unos resultados más que positivos. La economía ha dejado de ser un dolor de cabeza y los peores vaticinios han resultado un fracaso para Feijóo y su núcleo duro que todavía se lamen las heridas. Solo un pero en este panorama. ¿Cómo afectará la reforma de la malversación a los ya condenados?
El 2023 no será un camino de rosas. Quedan todavía unos cuantos escollos que pondrán a prueba la salud de la mayoría de Gobierno. Ley mordaza, Vivienda, CNI, y los coletazos de las reformas serán el termómetro de la salud de la mayoría en un año difícil plagado de citas electorales. Sánchez sabe, como sabe Yolanda Díaz y aunque no lo parezca también Pablo Iglesias, que la coalición es la única fórmula para mantener el Gobierno. Y todo está por hacer.
Yolanda Díaz no ha cerrado su proyecto y trata de ponerse de perfil ante municipales y autonómicas. Pablo Iglesias no está dispuesto que Podemos entregue armas y bagajes a Díaz y quiere que la formación morada no sea un mero actor secundario. Venderá cara su piel. El PSOE debe trabajar para dar la vuelta al agujero negro de Andalucía y en afrontar, sin apriorismos, un panorama electoral que dice, bien a las claras, que el PP obtiene ventaja de salida en las provincias que eligen menos de 7 diputados, lo que invita a Díaz-Iglesias-Sánchez a plantearse en serio algún movimiento de coalición electoral. Si esta coalición gana en estas provincias la ventaja del PP se diluye. No hacerlo es dar patente de corso al PP por la división de la izquierda.
Por eso, la evolución de las leyes pendientes serán claves. Podemos no soltará prenda en la ley mordaza y en la de vivienda porque son banderas propias en municipales, sin olvidarnos de la ley del sí es sí que sigue siendo su reforma un quebradero de cabeza. Son los termómetros de la salud de una coalición que tiene muchos flecos pendientes. La derecha vio en sus diferencias la brecha para derribar al Gobierno de Sánchez. Se han equivocado de forma exponencial. Las diferencias deben evidenciarse para mantener activos a los electorados, al tiempo que son el pegamento necesario para fortalecer un modelo de Gobierno que la derecha pensó que nació muerto y ha demostrado que el muerto está muy vivo y con ganas de dar la gresca.
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