Tomás Gómez

Yolanda Díaz quiere a Irene Montero fuera

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda DíazFabián SimónEuropa Press

El sector socialista del gobierno ha provocado una crisis de Gobierno promoviendo la reforma de la Ley del «solo sí es sí». Sánchez necesita cortar la hemorragia en votos y las disidencias que estaba provocando la apuesta casi personal de Irene Montero, pero no es el único factor que ha intervenido en todo esto. El hecho de que los jueces, incluyendo al sector progresista, hayan seguido dictando resoluciones de reducción de penas a violadores y agresores sexuales, a pesar de la circular de la Fiscalía General del Estado, ha sido la gota que ha colmado el vaso.

La falta de solvencia jurídica que ha evidenciado el Ministerio de Igualdad y el empecinamiento de la ministra titular ha abierto una ventana de oportunidad a Yolanda Díaz, que ha visto cómo en los últimos meses, le pasa factura el desgaste a que le ha sometido Pablo Iglesias y ve peligrar su candidatura en las elecciones generales.

La estrategia podemista pasa por confrontar en todo lo que sea posible con Díaz y aupar a Montero como candidata de la coalición. La vicepresidenta es consciente de ello, además, Sumar es un proyecto demasiado verde como para andar solo sin la estructura territorial y orgánica de Podemos.

Díaz ha demostrado destreza en el manejo de la política por debajo de la mesa. La manera en que se ha hecho pública la noticia, a través de los periodistas de cabecera del Ministerio de Trabajo, apunta a que la vicepresidenta tiene mucho interés en desacreditar a Montero para llegar al proceso de negociación con los morados en mejores condiciones que las actuales. De hecho, cuesta trabajo creer que Sánchez haya tomado la decisión de modificar la controvertida ley sin haber pactado con Díaz tanto las maneras como las consecuencias.

La patata caliente está en manos de Podemos. Si se allana ante la ofensiva socialista, se terminará de desdibujar ante su electorado más leal, pero si mantiene su posición numantina, y poco justificable, de seguir arrojando piedras a la judicatura, no le quedará otro remedio que terminar rompiendo el acuerdo de gobierno, algo que no quiere ni por asomo la dirección morada. Sin duda, es la crisis más importante de la coalición de Gobierno, no solo por los protagonistas del enfrentamiento, sino por la cercanía a las elecciones municipales, autonómicas y, en última instancia, generales.

Lo único que está claro es que Díaz quiere a Montero fuera.