Política

Pilar Ferrer

30 días de juicio del ‘procés’: “Seguimos siendo mártires”

Jordi Cuixart es el acusado que muestra más fortaleza ante el Supremo y se perfila como nuevo líder, Junqueras hace gala de su espiritualidad y el resto intenta mantener el ánimo

Oriol Junqueras, junto a Raül Romeva, en una de las jornadas del juicio del ‘procés’
Oriol Junqueras, junto a Raül Romeva, en una de las jornadas del juicio del ‘procés’larazon

Jordi Cuixart es el acusado que muestra más fortaleza ante el Supremo y se perfila como nuevo líder, Junqueras hace gala de su espiritualidad y el resto intenta mantener el ánimo.

El fugitivo Carles Puigdemont marca la agenda y Jordi Cuixart lidera el independentismo. Este es el análisis de dirigentes políticos y destacados empresarios catalanes ante el juicio en el Tribunal Supremo contra el «procés», que el próximo martes día 12 cumple un mes desde su comienzo. La imposición de Puigdemont en las listas electorales con inclusión de los presos, y las desafiantes declaraciones de Cuixart en las que prefiere seguir en prisión de por vida antes que renunciar al activismo separatista, avalan esta tesis. Con lo primero, el prófugo de Waterloo ha forzado con habilidad a Esquerra Republicana para situar a Oriol Junqueras como cabeza de lista al Congreso y el Parlamento Europeo. Mientras, el presidente de Omnium Cultural ha desdibujado con su radical testimonio al líder de ERC, que aparece ya en un segundo plano. Puigdemont y Cuixart saben muy bien avivar la emoción soberanista con la figura de los encarcelados y agitar el victimismo. En definitiva, «seguimos siendo mártires», aseguran en el entorno de ambos líderes separatistas.

En sectores políticos y empresariales de Cataluña destacan que a Cuixart «le da igual seguir en la cárcel, ha eclipsado a Junqueras y ejerce un liderazgo mesiánico sin servidumbres de partido». Esto es, batuta el soberanismo sin la presión de las listas partidarias, sin la profunda división entre el PDeCAT y ERC, pero con el poder de la calle, algo muy importante para los radicales independentistas. Una vez dictada la sentencia, Jordi Cuixart ejercería este papel como un auténtico mártir, lo que conduce a una conclusión: «La segunda parte puede ser peor, un cóctel explosivo». Tanto Puigdemont como Cuixart contribuyen a la gran fractura emocional que vive ahora la sociedad catalana y manejan los hilos de un separatismo «muy fanatizado». Esto sería aún más grave si, como opinan destacados juristas, la sentencia del Supremo puede ir por la sedición en grado de tentativa y malversación de fondos públicos. A pesar de los testimonios de altos mandos policiales como Pérez de los Cobos, Trapote y Castellví, o la secretaria judicial Montserrat del Toro, avalando que hubo violencia el 1-O, ven complicado probar el delito de rebelión, clave para la imposición de las mayores penas por el Alto Tribunal.

Esta es la estrategia de los abogados defensores de los presos, que estiman las pruebas documentales mucho más definitivas que las testificales, por rotundas que parezcan. En opinión de estos letrados, algunos apercibidos en sus intervenciones por el magistrado Marchena, presidente del Tribunal, los Fiscales están actuando hasta ahora «con cierto desdén», a excepción del fiscal Javier Zaragoza, el más duro en sus interrogatorios. La última semana, la Sala escuchó contundentes testimonios de los jefes de Policía Nacional y Guardia Civil en Cataluña sobre los riesgos que implicaron la celebración del referéndum y su desconfianza hacia los Mossos d'Esquadra. Además, el ex comisario general de información, Manuel Castellví, subrayó su advertencia a La Generalitat de que el 1-O desembocara en una escalada de violencia en las calles, mientras Montserrat del Toro denunció su miedo durante el encierro en aquella fecha en la consejería de Economía y el acoso sufrido tras su declaración con el rostro oculto hacia los medios.

En el plano político, Carles Puigdemont sigue pasando de su propio partido y ha impuesto a los presos en las listas electorales. El líder de la ANC, Jordi Sánchez, será cabeza de cartel de JxCat, la marca para el 28-A, junto a los ex consejeros Josep Rull y Jordi Turull que lo harán por Tarragona y Lleida. Los neoconvergentes dan por hecho que los veteranos Carles Campuzano y Jordi Xuclá no repetirán como diputados al Congreso, y sí lo harán Miriam Nogueras y Eduard Pujol, dos «halcones» del núcleo duro del ex presidente prófugo. Joaquín Forn irá como aspirante a la Alcaldía de Barcelona, mientras la antigua coordinadora, Marta Pascal, no se mantendrá en el Senado. Esta purga de Puigdemont vaticina una ruptura definitiva del PDECaT después de las municipales y autonómicas, según fuentes del partido. Ello puede suscitar una nueva plataforma con dirigentes del ala moderada de la antigua Convergencia, como Marta Pascal, y otros de la extinta Unió Democrática como Ramón Espadaler.

Por su parte, Jordi Cuixart aspira a ser el nuevo mesías del independentismo sin servidumbres de partido. Nacido en Santa Perpetua de Moguda, Barcelona, estudió formación profesional en la Escuela Industrial de Sabadell y ha dedicado toda su vida al activismo separatista. Padre de dos hijos adoptados y uno biológico, Amat, se casó en la cárcel con Txell Bonet, ha sido el testigo más osado y desafiante, llamado al orden por el magistrado Manuel Marchena por sus expresiones fuera de lugar. Muchos le ven claramente como el nuevo apóstol del separatismo, en detrimento de la figura del líder republicano, Oriol Junqueras, muy eclipsado durante las sesiones del juicio. El testimonio de Junqueras, bastante disperso, decepcionó incluso en algunos sectores de ERC, en cuyas filas al Congreso ya no estará el vehemente Joan Tardá, manejando la campaña el lenguaraz famoso por su bufonadas, Gabriel Rufián.

El juicio contra el «procés» entra en su cuarta semana y la intención del presidente del Tribunal es acelerar al máximo las sesiones para no coincidir con la campaña electoral del 28-A. Todo indica que Puigdemont, su sucesor, Quim Torra, y el mundo independentista activarán el victimismo y la movilización callejera. En paralelo, la Sala de lo Contencioso del Supremo ha acordado avalar la aplicación del artículo 155 de la Constitución en respuesta un recuso presentado por veinte diputados del Parlament de Cataluña, lo que enciende aún más los ánimos. Con la incógnita de qué gobierno saldrá de las urnas el 28-A, el pesimismo cunde en círculos políticos y empresariales. «Una generación perdida», lamentan algunos. Bien lo afirma el histórico líder democristiano Durán Lleida: «Los independentistas se han dado un tiro en cada pie».