Terrorismo

300 víctimas que no están incluidas en el "punto y aparte"

A falta de colaboración de los terroristas y su entorno, las Fuerzas de Seguridad prosiguen su trabajo para esclarecer todos los asesinatos de ETA

Los agentes asesinados por ETA en Palma Nova
Los agentes asesinados por ETA en Palma NovaRedes

Las víctimas del terrorismo saben ya, no hace falta que nadie se lo confirme, que el “punto y aparte” anunciado por el presidente del Gobierno esta semana no incluye un acuerdo con EhBildu para que, si pueden, de una vez por todas, convenzan a los miembros de ETA se dignen aportar los datos que contribuyan a esclarecer los más de 300 asesinatos cuya autoría se desconoce. No parece tarea tan difícil después del logro de llevar a los presos que aún quedan a cárceles del País Vasco y Navarra, donde obtienen terceros grados y permisos con relativa facilidad.

Los terroristas, uno de los cuales fue en su momento el propio Arnaldo Otegui, implicado en distintas acciones criminales, según un informe aportado recientemente por el Servicio de Información de la Guardia Civil (SIGC), en el que, en contra de lo que se ha escrito, no se omite su nombre, tomaron en su día la decisión de que no se iba a contribuir con la Justicia para resolver este asunto, pese a que muchos de los crímenes están prescritos. Y mantienen la decisión.

A falta de esta colaboración, la Guardia Civil, al igual que la Policía Nacional, disponen de departamentos para tratar de esclarecer la autoría de los atentados de ETA.

Valga como ejemplo, el último cometido en España con resultado de muerte, el perpetrado en Palma Nova, el 30 de julio de 2009, en el que fueron asesinados los agentes de la Benemérita Carlos Sáenz de Tejada García y Diego Salvá Lezaun. Desde entonces, “se ha mirado e investigado todo lo posible”, pero no se han obtenido pistas fiables. Vuelos, barcos de pasajeros y de recreo, personas asentadas en la isla...todo, pero sin resultado, lo que no quiere decir que sigan las pesquisas, según fuentes antiterroristas consultadas por LA RAZÓN.

Los documentos entregados por Francia y las últimas detenciones realizadas en suelo galo, ante de que ETA, asfixiada por la presión policial, anunciara el “fin de actividades”, entre ellas la del que era el jefe del “aparato militar”, Mikel Carrera Sarobe, “Ata”, tampoco han aportado pistas.

La hipótesis con la que trabajan los investigadores es que los autores eran miembros de una célula de “legales” (no fichados”, que llegaron a la isla en un vehículo embarcado en un ferry. El coche contaba con unos escondites para ocultar las bombas-lapa que después colocaron en los coches oficiales de la Guardia Civil. Algún día se dará con ellos.

El atentado de Palma Nova aconteció 36 horas después del atentado con coche bomba cometido, también contra la Guardia Civil, en Burgos. En ETA, es obvio, se pretendía hacer coincidir ambas acciones criminales para dar una sensación de fortaleza en un momento de gran debilidad.

ETA no operaba en las Islas Baleares desde verano de 1995, fecha en la que una célula de “liberados” (fichados) fue desarticulado mientras preparaban un atentado contra el Rey don Juan Carlos.

La primera explosión se produjo a las 13:50, provocada por una bomba-lapa situada debajo del vehículo en el que se encontraban Diego Salvá Lezaun y Carlos Sáenz de Tejada García; uno murió instantáneamente, y el otro fue intentado reanimar por las asistencias, falleciendo minutos más tarde.

Mientras la Guardia Civil hacía su rastreo en busca de otras bombas, un perro del Servicio Cinológico entrenado para detectar explosivos, “marcó” otro artefacto debajo de un vehículo, también de la Benemérita. El método utilizado por los terroristas fueron sendas bombas lapa temporizadas de modo de que el circuito de detonación no se cerraba hasta pasadas unas horas que, sin duda, fueron aprovechadas por los terroristas para huir de la isla.

Este trabajo incansable de las Fuerzas de Seguridad podría ser facilitado por los que tienen todos los detalles de los asesinatos cuya autoría se desconoce. La preocupación del Ejecutivo y sus socios no parece ser esa, sino la de hacer desaparecer un supuesto fango provocado por jueces, periodistas y políticos contrarios, en definitiva, una tierra que, de estar ahí realmente, sería muy distinta de la que cubre los cuerpos de esas más de 300 víctimas.