Opinión

Amarillo es

Yolanda le va a quitar más votos a Sánchez que a ningún otro, digan lo que digan las encuestas tezanas

Presentacion de la candidatura de Yolanda Díaz con Sumar. @ Gonzalo Pérez Mata
Presentacion de la candidatura de Yolanda Díaz con Sumar.GONZALO PEREZ MATAFotógrafos

Se ve que a Yolanda Díaz le gusta el blanco Magariños pero, pasados los días, vemos que lo que mejor le va a la vice es el amarillo. El color blanco se asocia a «pureza», «seguridad» y «limpieza». Nada mejor para su estreno en el-día-en-que-comenzó-todo. Ojo, porque «no-dio-comienzo-todo» cuando Iglesias la designó by-dedo, ni el día en que ella misma declaró, en agradecimiento infinito, que Pablo-es-lo-más-de-lo-más. Nadie se acuerda ya de eso, es verdad. Ni tan siquiera de que Beiras la definió de vil «traidora» tiempo atrás. Igual que Rufián el pasado lunes a propósito de la operación Sumar con relación a Iglesias. Sumar suma fácilmente a los damnificados del podemismo, pero no a los Frankenstein y asociados-ltd. Sumar suma a Errejón con Colau, Garzón y Compromis, solo que resta a los que le dan de verdad la mayoría a Sánchez. O sea, a los separatistas proetarras amigos de Galapagar, cuyo color no es blanco Yolanda, sino el «red» de su televisión soviética. La mezcla de rojo con blanco da un rosa paliducho que no le vale hoy a nadie. Rojo con amarillo, sí, pues es igual a naranja, color por cuya herencia mataría Sánchez Castejón. O sea que había que pasar del rosa al amarillo, con transición bandera blanca magariña. El Estudiantes, equipo del presidente y aquí del menda, empezó a jugar de blanco, pero cosechó sus tardes de gloria alimonado. Ergo hay que concluir que el blanco nevado del primer día de pureza no es sino una transición a lo que hoy vemos con claridad: el gualdo beatle del submarino amarillo de toda la vida.

Difícil ecuación a la que se llega también cuando vemos que amarillo significa riqueza más poder. Se empieza en la pureza del alba y se acaba en la Moncloa. En eso está en realidad el dúo Sánchez-Yolanda. Por eso también el martes la yolandista Elizo hizo de submarino-yellow votando contra Podemos en la Mesa del Congreso para acabar ya con las demoras moradas a la legislación que deroga la insoportable ley del solo-sí-es-sí. Gloria Elizo es vicepresidenta tercera de la Cámara Baja y hace lo que le dice la jefa, que a su vez ejecuta lo que le ordena Sánchez. Pasan los días y va quedando cada vez más claro lo que siempre fue un secreto a gritos. Yolanda no es sino un producto elaborado por la factoría bolaña del pedrismo monclovita. El Gobierno dividido en tres, gracias a que la presidenta-segunda, según dice Patxi-qué-más-da, le ha hecho un Beiras a Iglesias. Razón por la que el antiguo coletas va por esas radios de la periferia llorando cual Boabdil entertuliado. Solo que Iglesias no es enemigo menor y tiene un plan en la cabeza. A Iglesias no le interesa otro Gobierno de izquierdas, sino el cuanto-peor-mejor de Feijóo con Vox en La Moncloa. Situación ideal para echarse al fango de la calle refundando el podemismo en clave trumpista. Iglesias prefiere antesa 4 fieles que a 40 yolandistas. Con esos cuatro, su televisión Red y el Telegram incendiado, tiene bastante nuestro orate para ejercer de telepredicador antifascista llenando la Castellana de banderas contra la guerra en Ucrania de la OTAN. Ahí sí que le duele a Sánchez, henchido como está de soberbia 2030. Si hay alguien que le puede sacar los colores al presidente, a Yolanda y a Garzón, ese es Iglesias. De modo que cuanto antes dejen los Ministerios las belarras, mucho mejor para la nueva causa del podemismo renacido. Pueden parecer aislados pero en realidad están en lo que quieren. El suelo podemita parece tierra pero está hormigonado. Yolanda le va a quitar más votos a Sánchez que a ningún otro, digan lo que digan las encuestas tezanas. Iba el domingo de blanco pureza comunión, pero en realidad va a ejercer el papelón del submarino amarillo al servicio del CIS. Iglesias sigue teniendo en la cartera la foto de Rufián. Menudo candidato.