Conferencia
Ayuso ejerce "su libertad" en solitario contra los pinganillos
Su protesta molesta a otros barones, pero conecta con el votante popular
Podría bautizarse como la «Conferencia de los pinganillos» o también la «maniobra» con la que el Gobierno ha buscado la división en las comunidades del PP. Pero también ha sido la «cortina de humo» para que en la cita en el Palacio de Pedralbes quedara en un segundo plano la polémica que ha arrastrado el Gobierno toda la semana: la «fontanera» Leire Díez y la cascada de audios que apuntan a las cloacas socialistas.
El Gobierno y Salvador Illa, como anfitrión, habían puesto el cebo días antes. Por primera vez en una cita de estas características, en la que los presidentes apenas tienen 10 minutos de intervención, se fomentaría el uso de las lenguas cooficiales y se pondría a disposición de los intervinientes los pinganillos para que pudieran seguir las alocuciones de quienes decidieran utilizar el catalán, el euskera o el gallego. Ayuso anticipó que si se utilizaba alguna de estas lenguas, se ausentaría de la reunión. Y cumplió su palabra. Se salió de la reunión mientras intervenía el presidente de Cataluña en catalán y el lendakari vasco, en euskera.
Después, volvió a entrar y no se puso el «pinganillo» en el turno de ruegos y preguntas, donde varios presidentes autonómicos intervinieron. Le siguió Marga Prohens (Baleares) o María Guardiola (Extremadura), mientras que Alfonso Rueda, (Galicia), Juanma Moreno (Andalucía) o Gonzalo Capellán (La Rioja) y María José Sáenz de Buruaga (Cantabria) que si lo utilizaron. Ayuso criticó tanto a Sánchez a la cara como después ante los medios que el uso de las lenguas cooficiales para su traducción simultánea es un «disparate» y un «esperpento» que «humilla a las propias lenguas regionales, porque las reduce simplemente a instrumentos separatistas, a una farsa». «Pienso que el catalán siempre ha gozado de las mejores formas, pero el nacionalismo no, y creo que lo cortés es que si alguien viene a tu casa hagas por entenderte».
El gesto de Ayuso, puso en el foco a algunos de sus compañeros de partido, como Alfonso Rueda o Marga Prohens que usaron el gallego o el catalán en sus intervenciones iniciales y después continuaron en castellano. De fondo, la mayoría criticó que en una reunión donde todos conocen el castellano no pudiesen usar la lengua común. «Se usa la cooficialidad para dividir», fue el mensaje que trasladaron.
En privado, territorios consultados reconocen que el Gobierno les ha «tendido una trampa» con los pinganillos y que «se había entrado». «A Ayuso le das una muleta, pues embiste», definía un barón. «Buscaban esta reacción de Ayuso desde el Gobierno», censura otro líder.
Desde el Gobierno se confesaron satisfechos. «Venían a romper el Gobierno y se han acabado rompiendo entre ellos», criticó el ministro Ángel Víctor Torres.
Los pinganillos, han llegado, de momento, para quedarse. Si la próxima reunión es en Asturias, Adrián Barbón pondrá pinganillos.