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Opinión

Cada vez más solo

Del grupo que ha mantenido una relación más estrecha con Sánchez, tan solo Bolaños resiste

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, atiende unas indicaciones de la presidenta de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, Cani Fernández, en presencia del ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños Fernando AlvaradoEFE

Nadie sabe con certeza si la decisión de Sánchez de designar a ministros para liderar la oposición de Aragón, Madrid, Valencia y Andalucía responde a la intención de recuperar esos territorios o, por el contrario, es la de quitarse a los cuatro de un plumazo.

Si se pretendía un reflote electoral, de cara a las elecciones autonómicas y municipales de 2027, la operación ha sido un desastre, teniendo en cuenta los estudios demoscópicos. En Madrid, por ejemplo, después de treinta años gobernando, parecía difícil que los conservadores pudiesen seguir aumentando su mayoría absoluta. Sin embargo, Díaz Ayuso está más fuerte cada día y la organización socialista más débil, con el agravante del desplome que están teniendo los socios de Sumar y Podemos.

Los escándalos tampoco ayudan. La imputación del delegado del Gobierno en Madrid, Martín Aguirre, en la causa investigada por el juez Peinado contra Begoña Gómez, ahonda en una herida que está haciendo sangrar al líder socialista. Además, la desconfianza se ha empezado a instalar en las relaciones de Sánchez con sus ministros. Ellos han recibido como un castigo su desdoblamiento a los territorios, solo paliado, en parte, por permitirles seguir formando parte del Ejecutivo, a pesar de ser una anomalía que la oposición en las comunidades autónomas tenga el mismo titular que el Gobierno de España.

Por su parte, la desconfianza habitual de Sánchez hacia sus equipos aumentó con el «caso Ábalos». No solo le perjudica que su persona de máxima confianza haya podido cometer delitos, sino que, a medida que se van conociendo datos de la investigación, es más difícil de creer que nadie se percatase de lo que estuvo sucediendo durante años.

Por si fuera poco, se ha conocido, a través de un medio digital, que entre los archivos con documentación intervenidos al excomisario Villarejo, por la Unidad de Asuntos Internos, figuraba un encuentro con Óscar López en 2016. El objetivo de este era obtener información sensible para ser utilizada contra el líder socialista. Hay que recordar que, en aquellos tiempos, la relación entre ambos era mala y que López apostaba por el exlendakari en las primarias que celebraba el PSOE.

Los que conocen a Sánchez saben que, en el caso de que llegue al convencimiento de que algo así pudo suceder, el líder de los socialistas madrileños tendría los días contados en política. Del grupo que ha mantenido una relación más estrecha con Sánchez, tan solo Bolaños resiste, de momento, a que se busque su relevo. Cada vez está más solo.