Caso Gürtel

Crespo dice que no pagó «ni un céntimo» a Sepúlveda y López Viejo

Asegura que Bárcenas «gozaba de un gran respeto en Génova».

Pablo Crespo, ayer, durante su segunda jornada de declaración en el juicio del «caso Gürtel» en la Audiencia
Pablo Crespo, ayer, durante su segunda jornada de declaración en el juicio del «caso Gürtel» en la Audiencialarazon

Asegura que Bárcenas «gozaba de un gran respeto en Génova».

Hasta en cuatro ocasiones repitió ayer Pablo Crespo, a instancias de la fiscal de Anticorrupción Concepción Sabadell, que no ha entregado «ni un céntimo» al que fuera alcalde de Pozuelo (Madrid), Jesús Sepúlveda, ex marido de Ana Mato, a cambio de la adjudicación de contratos públicos. Una expresión que reiteró literalmente en relación al ex consejero de la Comunidad de Madrid Alberto López Viejo. Como ya hiciera el pasado lunes, el supuesto «número dos» de la «trama Gürtel» se desvinculó de cualquier pago a los políticos que se sientan en el banquillo y volvió a insistir en que era un mero ejecutor de las órdenes que le daba el empresario Francisco Correa.

Era el cabecilla del entramado quien se relacionaba con los políticos, el que manejaba el dinero de la caja B, el que autorizaba los viajes gratis a Sepúlveda y su familia –«Nunca me pidieron autorización. No tengo ni la más remota idea de si se han pagado»–, el que negociaba con el entonces alcalde de Pozuelo la financiación de su campaña electoral de 2003... El omnipresente Correa asomaba en su declaración cada vez que la fiscal –que ayer cerró más de ocho horas de interrogatorio al ex secretario de Organización del PP gallego– indagaba en supuestas mordidas, amaños o pagos en «B». Así sucedió, por ejemplo, cuando se le preguntó en relación al constructor Alfonso García Pozuelo, uno de los tres «arrepentidos» que ya ha cerrado un pacto con la Fiscalía. «Jamás he recogido un céntimo del sr. García Pozuelo», se regodeó el acusado echando mano de la socorrida frase.

La declaración de Crespo tardó en coger velocidad de crucero a cuenta de un rifirrafe de su abogado, Miguel Durán, con el tribunal, al que reprochó que no permitiera que a su cliente se le exhibieran físicamente los documentos sobre los que le interrogaba la Fiscalía (una «nulidad de libro», según el letrado).

Bárcenas salió satisfecho de la sesión de ayer. Tras el pim pam pum de Correa, el ex político del PP dijo de él que era «una persona muy eficiente y muy educada que gozaba de un gran respeto en Génova». Y recordó que cuando acudía a cobrar a la sede del PP, como un mero «proveedor», el tesorero «era especialmente riguroso» en pagarle «con facturas y mediante transferencias» sus trabajos para las campañas del PP en 2003 (una empresa de Correa ideó hasta el lema de los populares) y 2004. Y eso que, reconoció, le metía «bastante presión» al negociar con él a la baja los precios de los servicios prestados al partido.

Ya por la tarde, la acusación popular que ejerce Adade, que siempre tiene a mano una pregunta sobre Mariano Rajoy, le inquirió sobre su relación con él –«es de Pontevedra como yo, pero nunca hemos tenido trato»– y con el ex presidente Aznar (con quien coincidió en campañas gallegas, «aunque no creo que ni me reconociera»).