Rearme Europeo

España, ante una exigencia militar millonaria que trata de esquivar

Como el aliado que menos gasta en Defensa, nuestro país tiene ante sí un difícil reto para alcanzar los más de 50.000 millones que ahora pide la OTAN

Inversión Fuerzas Armadas
Inversión Fuerzas ArmadasA. CruzLA RAZÓN

Sonaba con fuerza y según pasan los días, el debate –ya exigencia– sobre el aumento del gasto militar, comienza a retumbar en La Moncloa y en el Ministerio de Defensa. Algo lógico, ya que España es el país que menos porcentaje del PIB invierte en Defensa de los 31 miembros de la OTAN (sin contar a Islandia, que no tiene Fuerzas Armadas). Un 1,28%, aún lejos del 2% que se acordó para 2014, que España retrasó a 2029 y al que sigue agarrándose pese a las exigencias. Tanto lo aplazó que ahora la realidad mundial ha demostrado que esa cifra es insuficiente y no solo se reclama que se acelere para antes de este verano, sino que ya se avisa que de la Cumbre de la Alianza de La Haya de junio saldrá otro porcentaje: un 3%, un 3,5%... Aún no está claro, pero tanto las prisas para llegar a la cifra inicial como el aumento chocan en nuestro país con varios muros que lo hacen difícil de cumplir, desde las reticencias del Ejecutivo a adelantar el calendario al rechazo de sus socios, pasando por la falta de presupuestos. De fondo, muchas cifras: 31.000 millones en los próximos meses o 34.000 en 2029. La última, difícil pero alcanzable. La primera, casi imposible.

Pero en esta ocasión, al Gobierno no le queda más remedio que seguir la estela de otros países que ya están anunciando que su porcentaje del PIB dedicado a Defensa se incrementará. Porque los ojos de los organismos internacionales están puestos sobre España. Así que, poco a poco, el discurso del Ejecutivo, que ya había pasado del compromiso al rechazo («siempre defenderé que la seguridad va mucho más allá del gasto en Defensa» o «el mundo tiene prioridades más urgentes», llegó a decir Pedro Sánchez), ha vuelto a cambiar para mostrar cierta disposición, aunque de momento mantiene su idea de llegar al 2% en 2029. Como el martes apuntó la secretaria de Estado de Defensa, Amparo Valcarce, en la presentación del anuario «Spain Defence and Security Industry» de Infodefensa. «España va a continuar invirtiendo en Defensa», dijo para añadir que «el contexto económico refuerza la apuesta por la inversión en Defensa». Algo que quiere hacer de la mano de las empresas, a las que pidió «un esfuerzo mayor».

De ahí que el Gobierno haya ido lanzando posibles opciones para que el aumento sea menos doloroso para las arcas españolas, ya sean mecanismos mancomunados como la emisión de deuda europea, que el Banco Europeo de Inversiones, presidido por Nadia Calviño, abra la mano y aumente la financiación destinada a Defensa o tirar del Mecanismo Europeo de Estabilidad, un fondo de rescate dotado de 400.000 millones. Todo, para evitar, como incluso ha solicitado el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, «sacrificar» otras partidas.

19.723 millones

Pero incluso con alguna de estas opciones, España tendrá que hacer un esfuerzo sí o sí. Porque las cifras están ahí y en términos absolutos nuestro país destinó en 2024 a gasto militar 19.723 millones de euros, según las últimas estadísticas de la OTAN, en las que se incluyen otros gastos, como las pensiones. Una cifra a la que se agarra el Ejecutivo para vender que España es el décimo país que más invierte. Pero lo que cuenta es el porcentaje del PIB y ahí nuestro país es el último de todos los aliados

Destino del gasto militar
Destino del gasto militarT. NietoLA RAZÓN

Así que, calculadora en mano y con las previsiones de crecimiento de la economía española, alcanzar el 2% antes de este verano implicaría destinar a Defensa 31.000 millones de euros. Esto es, más de 11.000 millones extra. O lo que es lo mismo, prácticamente el triple de las inyecciones anuales de fondos llevadas a cabo en los últimos años a través de créditos extraordinarios o del Fondo de Contingencia.

Más margen hay de cara al objetivo que mantiene inamovible el Gobierno de llegar a ese 2% en 2029, aunque la segunda prórroga de los presupuestos no ayuda. Supondría un gasto total de alrededor de 34.000 millones, es decir, sumar, casi 2.900 extra en cada ejercicio.

Efectivos Fuerzas Armadas
Efectivos Fuerzas ArmadasA. CruzLa Razón

Pero como ya ha avisado la OTAN, el objetivo que los aliados acordaron en 2014 se ha quedado obsoleto y ya se mira más allá del 3% (de momento sin un plazo fijado para cumplirlo). Así que poniendo como ejemplo para calcularlo 2029 y un porcentaje del 3,5%, la cantidad que España debería dedicar a gasto militar rondaría los 59.000 millones: 39.200 más que ahora o 7.800 más cada año.

Así que tanto para el 2% como para el 3 o el 3,5%, el esfuerzo al que se enfrenta España es significativo y requiere dar muchos pasos. Más de los que por ahora empieza a dar, como los 400 millones destinados a subir 200 euros al mes el sueldo de los militares. Algo más se notaría, una vez consolidado, el plan que está sobre la mesa de aumentar en diez años la plantilla de las Fuerzas Armadas en 20.000 efectivos, de los casi 117.000 actuales a prácticamente 140.000, el máximo que marca la Ley de la Carrera Militar.

Reportaje de la Bripac. Imágenes de los saltos de los paracaidistas desde un helicóptero para una exhibición.
Reportaje de la Bripac. Imágenes de los saltos de los paracaidistas desde un helicóptero para una exhibición. Jesús G. FeriaFotógrafos

Pero además, Defensa deberá hacer frente a una cada vez mayor participación en misiones en el exterior (uno de los argumentos que usa el Gobierno para defender su compromiso), lo que implica más gasto, más mantenimiento y materiales cada vez más modernos.

Un esfuerzo que, además, obliga al Gobierno a llegar a convencer a sus socios. Pero también a buscar el apoyo del PP, que en principio debería tenerlo, aunque el líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo ya le avisó de que no sería un cheque en blanco al inicio de la legislatura, al espetarle «cuando le fallen sus socios, no me busquen», y ahora, al recordarle: «No estamos aquí para salvar a Sánchez».

Programas e inversión
Programas e inversiónA. CruzLA RAZÓN

43.000 millones: la hipoteca de un armamento vital

Blindados 8x8 «Dragón» para el Ejército de Tierra, fragatas F-110 para la Armada, caza del futuro para el Ejército del Aire, misiles, drones, lanzacohetes... Son algunos de los 56 programas en los que está inmerso el Ministerio de Defensa. Proyectos muchos que arrancaron a finales del siglo pasado y que en su conjunto ascendían a cerca de 70.000 millones. A día de hoy, la inversión destinada a ellos se sitúa en unos 43.000 millones y de todos destacan los 24 que conforman los Programas Especiales de Modernización (antes denominados «de Armamento»). Están incluidos en el apartado 122B de los presupuestos de Defensa y cuentan con una inversión de 38.134 millones a pagar hasta al menos 2037. Eso sí, la característica común de todos ellos es que están prefinanciados por el Ministerio de Industria, pero hay que pagarlos, tal y como detalló la secretaria de Estado de Defensa, Amparo Valcarce, la pasada semana en el Congreso.

De hecho, en las previsiones de 2023, antes de las prórrogas de las cuentas, el Departamento que dirige Margarita Robles fijaba un desembolso de 5.304 millones para 2024, de 4.980 para 2025 y de 5.180 para 2026. Pero la «repetición» de los presupuestos ha obligado a rehacer las proyecciones, quedando, al menos en 2024 y 2025, en 4.901 millones: 2.136 son para armamento del Ejército de Tierra, 1.082 para la Armada, 934 para el Ejército del Aire y 747 para proyectos conjuntos.

Y aquí entran esos grandes programas que son vitales y necesarios para esa modernización de las Fuerzas Armadas, aunque muchos han sufrido tanto retrasos como sobrecostes, lo que ha ido incrementando la factura. Pero son indispensables y ya están en marcha, como los submarinos S-80 o los citados 8x8.

Pero los militares también miran a largo plazo (aunque no logren la tan ansiada estabilidad presupuestaria) y en sus planes a futuro hay nuevas adquisiciones, como decenas de buques que plantea la Armada para 2050. Y, al mismo tiempo, no hay que olvidar la necesaria modernización de gran parte del armamento actual y del que llegó con retraso.