Rearme
Más submarinos S-80 y más fragatas F-110: estos son los planes de la Armada para seguir siendo una potencia naval
Está sobre la mesa, además, un ambicioso plan para modernizar los cazaminas, los buques anfibios y las cinco fragatas F-100 de la clase Álvaro de Bazán
Más allá de los planes ya aprobados para seguir modernizando la Armada española, que pasan por construir cinco nuevas fragatas F-110 y tres submarinos más de la clase S-80, que se sumarán al S-81, el primero de ellos, entregado el pasado 30 de noviembre, sus responsables quieren ir un paso más allá y ya están perfilando cómo desearían que fuese la flota de guerra española a medio y largo plazo. Así, el jefe de Apoyo Logístico de la Armada, almirante Ricardo Hernández, ha anunciado que, para la próxima década, el objetivo es incrementar el pedido de fragatas F-110 y submarinos S-80, que se convertirán en el auténtico núcleo duro junto al LHD Juan Carlos I, así como encargar más buques anfibios que se sumen a los dos dos buques de asalto anfibio del tipo LPD (Landing Platform Dock) ya existentes, el L-51 Galicia y el L-52 Castilla, ambos con base en Rota.
El almirante ha querido dejar claro que estos programas están “en mente”, todavía en “el cajón”, y su lanzamiento estará supeditado al final a la continuidad del incremento del presupuesto del que disponga el Ministerio de Defensa. “Si el Gobierno mantiene el compromiso de aumentar el presupuesto hasta el 2% del PIB en 2029 no queda más remido que aumentar la entidad de la Fuerza. Hasta ahora estamos renovando un buque por otro”, remarcó en una jornada en Córdoba organizada por El Confidencial.
“Tenemos en mente, pensando en la siguiente década, más F-110, una sexta y séptima, más submarinos S-80, un quinto o un sexto, y buques anfibios uno o dos más”, confirmó el almirante.
Programas “ambiciosos” de modernización
En lo que se refiere a los planes más a corto plazo, Hernández destacó que ya están sobre la mesa del Ministerio de Defensa “ambiciosos” programas para la modernización de los cazaminas, los buques anfibios y las cinco fragatas F-100 de la clase Álvaro de Bazán y que incorporan el sistema de combate AEGIS, que incluye el radar multifunción SPY-1D. “Este último proyecto de modernización es muy ambicioso”, insistió. El objetivo de la Armada es realizar una actualización profunda de estos buques. “Hasta ahora hemos hecho planes logísticos para aguantar”, recordó, para después explicar que “no vamos a mínimos, sino a máximos, porque los presupuestos expansivos lo permiten, con máxima incidencia en la industria de defensa nacional”.
La Armada también planea la renovación de su buque de obtención de inteligencia Alerta y la compra de un buque logístico, de menor entidad que los dos de transporte logístico del Ejército de Tierra, el Ysabel y el nuevo El Camino Español. De cara a este 2024, el foco está puesto además en la orden de ejecución de los dos buques hidrográficos costeros y otros dos nuevos BAM, ambos programas ya aprobados, en fase de negociación en la actualidad con Navantia. Paralelamente, también se está trabajando en un nuevo buque de intervención subacuática que Navantia construirá en el astillero de Puerto Real (Cádiz), también bajo el concepto de BAM, si bien, en la práctica, por las misiones específicas que desempeñará y las modificaciones introducidas en el diseño, pues está concebido para rescatar a la tripulación de los nuevos submarinos S-80, poco tendrá que ver con la serie, pues está pensado sobre todo .
Para llevar a cabo estos programas de adquisiciones, el jefe de Apoyo Logístico de la Armada destacó también que para sacar adelante todo esto es “condición sine qua non el aumento de personal” para lo que es necesario poner en marcha “un plan escalado para incrementar los efectivos a largo plazo a 12 o 15 años”. Como reconoció, el “problema económico se ha resuelto de forma radical”, pero el de personal es más complicado y no existe una solución inmediata.
No hay que perder de vista que, más allá de los medios técnicos de que se disponga, nada se puede sacar adelante sin personal, como le ha ocurrido recientemente a la Royal Navy británica, que ha tenido que dar de baja buques ante la falta de militares.
El almirante Ricardo Hernández es un experto conocedor de las necesidades de la Armada pues no solo ha mandado varios buques a lo largo de su trayectoria sino que, tras ser ascendido en 2015 a Contralmirante, fue nombrado Jefe del Estado Mayor de la Flota. Posteriormente, en junio de 2017 tomó posesión como Almirante del Grupo Anfibio y de Proyección de la Flota, con mando a bordo del portaaviones Juan Carlos I y de marzo a julio de 2019 ejerció el mando de la Fuerza Naval de la UE (EUNAVFOR) en la operación “Atalanta” de lucha contra la piratería en el cuerno de África, con insignia a bordo de la fragata “Navarra”.
En septiembre de 2022 ascendió a almirante y fue nombrado Jefe de Apoyo Logístico de la Armada, cargo que mantiene en la actualidad.
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