Opinión

Empieza la guerra mundial del agua

La garantía de que un asunto se gangrene es meterlo en campaña. ¿Alguien duda de que lo que más interesa al Gobierno es precisamente el follón?

HUELVA, 20/04/2023.- El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (c), junto al director Estación Biológica de Doñana, Eloy Revilla (i), y el delegado del gobierno en Andalucía, Pedro Fernández, este jueves durante la visita realizada al Parque Nacional de Doñana en medio de la polémica por el plan de ampliación de regadíos aprobado por el Parlamento andaluz y visita la zona cercana a la Reserva Biológica de Doñana, que se ocupa del estudio e investigación en el parque nacional. EFE/José Manuel Vidal
Pedro Sánchez durante su viaje al Parque Nacional de DoñanaJosé Manuel VidalAgencia EFE

La noticia no es la sequía, la noticia es la guerra. Envenenamiento de acuíferos, traslados de población, quema de cultivos: quitarle al otro lo que yo necesito. Cambia el clima y cabría pensar que los seres humanos usan la inteligencia para adaptarse, pero en realidad lo que ocurre es que usan la fuerza para quedarse con el agua disponible. Con la elevación de las temperaturas de los mares y la escasez de lluvias los esfuerzos deberían estar en sustituir las plantas de alto consumo hídrico por especies ascéticas adaptadas, racionalizar los consumos y repartir con obras de ingeniería el agua que haya. Pues no. A lo que nos dedicamos es a discutir y ponernos zancadillas. También en Doñana.

Las marismas afrontan la peor sequía desde 1970 y sus acuíferos subterráneos dan síntomas de cansancio. El problema es que una zona que antes daba olivas, grano y otros productos de secano es ahora el epicentro de una riquísima industria de fresas y frutos rojos. Hay una colisión de intereses y habría que intentar deslindarlos. Por ejemplo, determinar qué productores tienen derechos adquiridos y cuáles son ilegales. O establecer si un trasvase de los ríos Tinto y Odiel podría paliar el uso del acuífero de Doñana. O buscar terrenos para los frutos rojos en nuevas zonas de España y ayudar a los empresarios que traen empleo y producción.

Pero nada de eso se estudiará, abandonen toda esperanza. La garantía para que un problema se gangrene es meter el asunto en campaña electoral. ¿Cómo van arreglarse PP y PSOE si ambos concurren a las elecciones en ciernes? Los socialistas han pillado el «cacho» del ecologismo y no sólo les interesa para la campaña en Huelva y Sevilla, es que les sirve genial para representar las posiciones «verdes» en toda España. Los populares se deben al empleo y a los agricultores, porque están gobernando en la Junta y se les exigen cuentas.

Ahora llega una carta de Moreno Bonilla a Sánchez proponiendo soluciones ¿alguien duda de que lo que más interesa al Gobierno es precisamente el follón? No veremos avance alguno. La campaña de la fresa avanzará y cultivadores y ecologistas padecerán conjuntamente una escasez de agua que perjudica por igual a los animales del parque y a las producciones de frutos rojos.

Las administraciones ponen el énfasis en que la solución sería el empleo de aguas superficiales. El trasvase de 5 hectómetros cúbicos de la cuenca de los ríos Tinto, Odiel y Piedras. El académico Emilio Custodio explica, sin embargo –y con él parte de la comunidad científica– que el agua trasvasada cambiaría el frágil equilibrio hídrico de la parte protegida. «Lo peor que se puede hacer –asegura– es meter agua y, con ella, más fósforo y nutrientes en zonas sensibles, la marisma se podría eutrofizar. La cuestión no es tener más agua, sino agua adecuada». Desde el Instituto Geológico explican también: «Si se hace un aporte de aguas ácidas sería contraproducente».

No hay solución fácil. Los regantes del condado defienden la legalización de 800 hectáreas que se quedaron fuera del llamado «Plan de la Fresa» de 2014. Por esa línea va la propuesta actual de PP, Vox y Ciudadanos. Incluye también cerrar los pozos ilegales. Recientemente se han clausurado cuatrocientos, pero son sólo la mitad de los que se calcula están repartidos por todo el parque natural.

El 80% de la agricultura de Huelva está concentrada en esta zona. Hay muchísimo miedo a la repercusión económica de esta crisis. El fruto rojo viaja por todo el mundo y, si empiezan a boicotearlo los ecologistas, el consumidor europeo no distinguirá entre el fruto legal y el ilegal. Por eso las organizaciones conservacionistas reclaman al gobierno andaluz que deje caer la actual iniciativa parlamentaria y negocie alternativas. Pero ¿qué alternativas si el Gobierno central no abre ni el correo?