Elecciones catalanas
ERC impulsaría a Junts
El PP crece ya gracias a Vox y a la desaparición de Ciudadanos
El 12 de mayo se celebrarán las octavas elecciones autonómicas en Cataluña en lo que llevamos de siglo: las primeras tuvieron lugar en 2003. En estos 21 años la media de una legislatura del Parlamento Catalán ha sido de tan solo 35 meses en lugar de los 48. Lo normal hubieran sido 5 procesos electorales, pero la inestabilidad política y social de Cataluña, tiene esta servidumbre. Cataluña es la región española menos estable y su consecuencia la vemos en su retroceso económico, como le ha sucedido a Quebec en Canadá por coquetear con la independencia.
Estamos a ocho semanas de la cita con las urnas, y la situación de partida de las distintas candidaturas nos hace presagiar que, además de los tres actores principales –PSC, ERC y JxCat–, que en 2021 quedaron muy igualados entre sí, se incorpora ahora un cuarto actor político, el PP catalán, que de octava fuerza política en las anteriores elecciones, ha escalado hasta el cuarto puesto. Además es el partido que más crece de todos, aumenta en 5,1 puntos su porcentaje de voto y gana entre 9 y 10 escaños. Ninguno de los otros dos partidos que mejoran resultados, PSC y JxCat, alcanzan una mejora tan destacada. Los socialistas catalanes logran 2,7 puntos más e incrementan su grupo parlamentario entre 3 y 4 escaños, mientras que el partido de Puigdemont avanza 1,2 puntos y podría ampliar su representación en 1 escaño más. El gran perjudicado de la «triada» que obtuvo mejores resultados en 2021 es ERC, que pierde 0,8 puntos y se desprende de entre 2 y 3 parlamentarios. Pero además de este dato cuantitativo, esto provoca que el partido de Aragonès pierda su segundo puesto a favor de Puigdemont. Esta circunstancia debería condicionar un pacto de gobierno entre los separatistas, que colocaría de nuevo al frente de la Generalitat al president que huyó al extranjero escondido en el maletero de un automóvil.
Lejos del hundimiento de JxCat, que hubiese facilitado un entendimiento para un futuro gobierno conjunto de PSC y ERC, los de Aragonés se verán de nuevo obligados a cogobernar con Junts, pero en esta ocasión, como segundones. Esto sería un serio contratiempo para la estrategia de Moncloa, que ambiciona la presidencia de la Generalitat, ya que con ello intentaría compensar en parte su desgaste en el resto del territorio nacional por las cesiones a los independentistas.
La fortaleza de Junts y PP se basa en primer lugar en ser las dos formaciones que más fidelizan a sus votantes; un 88,6% los populares y 85,4% los de Junts. En el caso de los de Puigdemont, hay que añadir también el traspaso que recibe del 5,8% del voto de ERC, y superar a éste también en voto joven. En cuanto al PP, se refuerza al obtener el 32,2% del voto de Ciudadanos y el 17,4% del voto de Vox, además es la cuarta opción entre los nuevos votantes.
El PSC mejora en 2,7 puntos, principalmente a costa de debilitar a ERC y En Comú, al que les sustrae el 5,0% y el 12,8%, respectivamente de sus votantes. Así mismo es la primera opción elegida entre los nuevos electores. Todos estos aportes le permiten compensar las fugas de votantes que suponen un nada desdeñable 22,0% de los que le votaron en 2021, tres cuartas partes de ellos marchan a la derecha (6,9%) y a la abstención (7,9%). La que hasta ahora era la segunda opción política en Cataluña, ERC, solo conserva el 72,7% de sus votantes. Las principales pérdidas se producen por la abstención (8,3%), seguida de la transferencia de votos a Junts (5,8%) y al PSC (5,0%).
Las expectativas de crecimiento del PP son reales, pues queda una enorme «bolsa» de votantes de Cs, un 35,9%, que no se decantan de momento por ningún partido. Los naranjas en estos momentos no tienen posibilidades de entrar. Por otro lado, Vox, que sorprendentemente superó al PP en 2021, se encuentra en una situación en la que ya ha transferido un 17,4% de sus votantes al PP, y es razonable pensar que este porcentaje se incremente.
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