Contra la amnistía
Génova no agitará la calle con Vox para evitar otra «foto de Colón»
Aznar urge a la movilización, pero el PP no la promoverá como partido porque cree que repetir esa imagen beneficia a Sánchez. Sí apoyará la acción civil
Deducir del llamamiento que ayer hizo el expresidente del Gobierno José María Aznar a la movilización social la idea de que está allanando el camino para que Génova se ponga al frente de la manifestación es errar el tiro.
Las reflexiones de Aznar, en el acto de inauguración del Campus FAES, responden a un posicionamiento individual, no a una estrategia concertada con la dirección de su partido para, supuestamente, anticiparse a un paso que es muy posible que sí que dé Vox a corto plazo, el de llamar a la protesta social cuando sea el tiempo del intento de investidura del presidente en funciones Pedro Sánchez, si esta pasa por la impunidad del independentismo.
Y no es que en el PP no vean bien que la calle se exprese libremente, de hecho, así lo defendió Alberto Núñez Feijóo en este periódico, en una entrevista el pasado domingo. Pero lo que no quieren, bajo ningún concepto, es volver a repetir la foto de Colón, aquella imagen de PP, Vox y Cs en 2019 en una protesta también contra Sánchez, y a la que el PP le atribuye mucho más coste que beneficio electoral.
En Génova creen que el partido debe andarse con cuidado, sin dejarse llevar por las vísceras, porque «lo que más puede interesar ahora mismo a Sánchez es que se repita la escena de Colón». La oposición la centrarán en las instituciones, ya anticipó también Feijóo en la citada entrevista la presentación de mociones en el Senado y en todas las demás asambleas autonómicas, y si la sociedad civil se mueve, ya ellos, entonces, apoyarán esas protestas. Pero no tienen en mente repetir el experimento de liderarlas, como ocurrió, por ejemplo, cuando el PP de Mariano Rajoy se puso a recoger firmar contra el nuevo Estatuto de Cataluña.
Realmente, lo que más daño puede hacer a Sánchez es lo que ocurra dentro del PSOE y la respuesta de los jueces. Hay ya algún dirigente socialista, en activo, y también representantes del mundo judicial que, para empezar a moverse, están a la espera de que se conozca el contenido de la ley de amnistía que Moncloa negocia con el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont y con sus socios.
La fecha, el número de beneficiados, cómo se explica la ruptura del principio de igualdad –que unos procesados por los mismos hechos puedan librarse del procedimiento judicial en el que están inmersos, frente a los que ya están juzgados–... Todas son cuestiones determinantes en la canalización de la respuesta que pueda tener el acuerdo del PSOE con Puigdemont, si llega a concretarse.
El independentismo es consciente de que Cataluña es hoy más socialista que soberanista, y que, además, la Diada volvió a pinchar este lunes en la calle. Pere también interpretan que ante la base social que les queda no pueden presentarse con un triunfo menor al de una amnistía que quede aprobada antes de la investidura de Sánchez. Este es uno de los obstáculos más complicados de sortear en la negociación, aunque Sánchez ya ha dejado claro que su intención es llegar hasta el final para evitar una nueva repetición electoral.
Mientras la dirección del PP mide los pasos, para no avanzar en un camino que pueda volverse en su contra a medio plazo, Aznar se despachó ayer a gusto con un discurso que es ya un clásico cada vez que se refiere al problema territorial y al desafío independentista. En el partido comparten sus declaraciones, hay incluso quien cree que Génova debería «empezar a hacer política después de no haber cumplido el 23J con las expectativas» de una mayoría suficiente para gobernar, pero es poco probable que incluso los dirigentes que se identifican con la línea más dura del partido lleguen a moverse del mantra oficial.
Aznar se puso ayer al frente de la crítica más radical contra lo que se está gestando fuera de los focos. Comparó la situación actual con la provocada por el terrorismo y aseguró que se está ahora ante la operación más destructiva en la política democrática.
«Nada más perverso que esta falsa normalidad con la que se quiere hacer pasar un proceso de autodestrucción nacional», indicó. Para añadir que el peligro no viene de fuera, sino que está inducido por una fuerza política, el PSOE, que se ha convertido «en el desencadenante de un síndrome en el que los que tienen que defender la Constitución desde el Gobierno actúan como sus principales atacantes». Por eso, llamó a plantar cara contra el plan, a una movilización nacional. «Hay que decir de nuevo ¡Basta ya!», en alusión al grito con el que la sociedad española respondió al asesinato por parte de ETA del concejal popular Miguel Ángel Blanco.
Aznar insistió en comparar la situación actual con la provocada por el terrorismo de ETA: «La involución, el terrorismo y la sedición han querido frustrar nuestra voluntad de convivencia», remató. Aunque no lo verbalicen, en la dirección del PP lo comparten.
Feijóo sale en defensa del expresidente
Nada más conocer el ataque del Gobierno contra Aznar por su llamamiento a la movilización contra la amnistía, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, salió en su defensa y cargó contra el PSOE por «insultar» a los expresidentes del Gobierno Felipe González y José María Aznar tras «rebelarse» estos contra la amnistía. «España no callará ante su inmoralidad», publicó en su perfil de la red social X, donde también apuntó: «El mismo Gobierno que antes de perder las elecciones tachaba la amnistía de inadmisible, ahora la negocia con independentistas mientras insulta a los expresidentes que se rebelan por esto. Lo hicieron con González y ahora con Aznar. España no callará ante su inmoralidad», apuntó.
También la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, denunció la «perversión moral» del Ejecutivo socialista y del propio Pedro Sánchez.
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