El periscopio
Un Gobierno sin muchas luces
Dirigentes de las eléctricas salieron de su encuentro en Moncloa con la sensación de que Sánchez "vuelve al discurso ideologizado"
La cita era a las 18:30, pero una media hora antes ya estaban los convocados en el palacio de La Moncloa. Altos directivos de las empresas energéticas privadas más importantes del país, Iberdrola, Endesa, EDP, Acciona Energía y Naturgy, acudieron a la llamada del presidente del Gobierno tras el apagón histórico del pasado lunes. Curiosamente, la última en llegar a la cita fue la presidenta de Red Eléctrica, Beatriz Corredor, muy cuestionada por el fiasco de su gestión, su tardanza en dar la cara y quien había ya mantenido una conversación con su amigo Pedro Sánchez. La tensión se palpaba en el ambiente, máxime ante las declaraciones del jefe del Ejecutivo al exigir «responsabilidades pertinentes» a las operadoras privadas.
Ello ha causado gran malestar en un sector altamente regulado bajo el foco y dirección de Red Eléctrica. Según algunos de los dirigentes de las empresas, la mayoría de ellos rebatieron a Sánchez muchos de sus argumentos, a los que no replicó. Mientras, Beatriz Corredor permaneció prácticamente muda. Sin ofrecer una sola explicación se limitó a defender su labor y la de su equipo. Uno de los asistentes a la cumbre gubernamental define así la reunión: «Vivimos bajo una pesadilla ecologista, nos quieren hacer culpables y estamos ante una presidenta de Redeia arisca y sin muchas luces». Más claro, agua.
Dirigentes de las eléctricas no ocultan su enfado por el hecho de que Pedro Sánchez haya desenterrado de nuevo «el hacha de guerra». El apagón ha reabierto el enfrentamiento entre ambas partes, después de que el líder socialista exigiera en público explicaciones a los operadores privados, en clara alusión a Iberdrola, Endesa, Naturgy, Repsol o Moeve, empresas que generan electricidad en toda España, muy bien gestionadas y con directivos altamente cualificados. No es el caso de Red Eléctrica y su presidenta Corredor, el cargo público mejor remunerado del país y cuya preparación en el sector es bien discutida.
"Volvemos al discurso ideologizado"
Las palabras que Pedro Sánchez y la vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, hicieron de Corredor, en una comparecencia patética, cayeron como una losa en los despachos de las grandes empresas. Las principales compañías que estuvieron en Moncloa y en contacto con los organismos estatales, ofreciendo toda la información requerida, entienden que el fallo eléctrico se ha producido en el sistema y la responsabilidad recae en Red Eléctrica y su máxima responsable: «Volvemos al discurso ideologizado», afirman.
Es un nuevo ataque bien conocido por las empresas eléctricas y gasistas, siempre en la diana del «sanchismo». Primero fueron sus acusaciones contra los beneficios y especulación de precios. Después, en pleno volcán de la guerra de Ucrania, con los mercados alterados, la entonces vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, acusó a las empresas de «hacerse de oro».
Tales amenazas culminaron en el llamado «impuestazo», orquestado por Ribera, auténtica ideóloga de esa «pesadilla radical verde», defendida también por su protegida Beatriz Corredor quien, según fuentes del sector, «tiró de la manta de las renovables» hasta provocar el caos. Aquel ataque no salió adelante por falta de acuerdo en el Congreso, pero el acoso y los gravámenes de este Gobierno contra las eléctricas no han cesado. El antecesor de Corredor, el también exministro con Rodríguez Zapatero, Jordi Sevilla, ha sido ferozmente crítico con la gestión de su sucesora, que define como «excesivo mesianismo renovable». La última perla es de la comunista y bien instalada en la casta, Yolanda Díaz, que reclama la nacionalización del sector.
La polémica gestión de Corredor
Beatriz Corredor es, desde hace tiempo, una mujer muy cuestionada por su gestión el frente de Redeia. Licenciada en Derecho, ingresó por oposición en el Cuerpo de Registradores de la Propiedad, pero toda su vida ha estado al albur del PSM. Concejal y diputada por Madrid, fue en el Ayuntamiento de la capital donde conoció a Pedro Sánchez, con quien mantiene una estrecha amistad y, sobre todo, con su mujer Begoña Gómez.
Ministra de Vivienda y Urbanismo con Zapatero, en una gestión también muy polémica, su amigo no dudó en cesar a Jordi Sevilla por sus críticas al plan energético «sanchista» y colocarla al frente de Red Eléctrica. Un puesto que le viene grande, con un sueldo desorbitado y cuestionado por el apagón que Sánchez quiere endosar a las eléctricas y augura posibles acciones legales. La señora Corredor, por supuesto ni se inmuta ni piensa dimitir. Además, según fuentes de la compañía, la Sepi, accionista mayoritaria de la entidad, acaba de renovarle su contrato hasta 2028. Un buen recaudo y prebendas garantizados.
En el otro polo del escenario político emerge Isabel Díaz Ayuso, en un acto del 2 de mayo altamente emotivo, bajo un temporal de campeonato, que no logró eclipsar la fuerza de la Comunidad de Madrid y sus ciudadanos. Sobre el choque de trenes con el Gobierno y el PSOE, algo inaudito en el plano institucional, la presidenta madrileña palpó el fervor de la calle con una Puerta del Sol abarrotada inmune a truenos y lluvia. Cuando la izquierda política y mediática busca lesionarla, más la levantan, hete ahí las encuestas.
Como una musa ataviada con un espléndido traje dos piezas de satinado granate y amarillo mostaza, desafiando al frío y la galerna, Isabel celebró su gran fiesta con el pueblo de Madrid a cara descubierta. El broche lo pusieron algunos de los madrileños con sus vítores al término de la ceremonia: «Ayuso, luz de España», clamaban al paso de la presidenta entre paraguas, banderas de España y salvas a las Fuerzas Armadas que ella, a pesar de su ausencia impuesta por el Gobierno, supo recordar con tronío. Mientras Pedro Sánchez y su acólita Beatriz Corredor nos conducen al corazón de las tinieblas, Isabel Díaz Ayuso ilumina el escenario.