Negociación

El Gobierno se planta ante sus socios y no retirará el pacto fiscal

Los socios presionan al PSOE para aplazar la votación, pero en Moncloa ven que hay «partido»

Comparecencia en el Congreso de los Diputados del ministro Ángel Víctor Torres @Gonzalo Pérez Mata
Comparecencia en el Congreso de los Diputados del ministro Ángel Víctor Torres@Gonzalo Pérez Mata Gonzalo Pérez Mata Fotógrafos

El Gobierno está al borde de una nueva derrota parlamentaria. Si el PSOE no usa su mayoría en la Comisión de Hacienda para aplazar, por segunda vez, la votación de la ley para crear un impuesto complementario para que los grupos multinacionales tributen un mínimo del 15% efectivo, la iniciativa quedará tumbada porque no reúne los apoyos suficientes. En estos momentos, el bloqueo sigue presente porque PNV y Junts no van a renunciar a sus acuerdos con el PSOE para eliminar el impuesto a las empresas energéticas, mientras que Esquerra, Bildu y Podemos insisten en convertirlo en permanente.

Voces de Sumar ya presionan al PSOE para que hoy se cancele la sesión de la Comisión de Hacienda y no se debata y vote la ley porque si no será una nueva derrota parlamentaria para el Gobierno. La situación es muy delicada y es por eso que ya se prefiere aplazar esta votación y poder dar más margen a la negociación. De fondo, además, en Sumar creen que esa foto, la de la derrota, complicaría todavía más el camino para negociar los Presupuestos, ante la imposibilidad de cuadrar el círculo hoy.

Esto, sin embargo, no está en los planes del Gobierno, que se planta y ha decidido ir a la votación y que sea cada socio el que se retrate con su voto. Fuentes gubernamentales reconocen a LA RAZÓN que la negociación está siendo «muy complicada», pero que hasta la jornada de este jueves «hay partido». En el Ejecutivo están dispuestos a llegar hasta el final, esto es, arriesgarse a perder la votación y no barajan, en este momento, volver a retrasarla para evitar una derrota en la comisión de Hacienda como ya hicieran el lunes. En Moncloa lamentan que después de haber convencido a socios conservadores como PNV y Junts para acercarles a posiciones «más progresistas» en materia fiscal, sean ahora los aliados a su izquierda –ERC, EH Bildu y Podemos, entre otros– quienes veten un texto en el que «hemos cedido todos».

En todo caso, las citadas fuentes se muestran abiertas a que de la votación de hoy pueda salir solo un apoyo a la ley y que decaigan las enmiendas pactadas –en votación– y que han generado malestar. Su desbloqueo es imprescindible para cumplir los hitos que marca Europa para el siguiente desembolso, el quinto pago, de los fondos Next Generation por valor de 7.000 millones de euros. Además, España se expone, a su vez, a una multa por parte de Bruselas si no consigue atar el apoyo de sus socios para aprobar el tipo mínimo de sociedades del 15% para las multinacionales. Todos los países tenían que cumplir con este requisito de Europa antes del 31 de diciembre de 2023 y España ha fallado. Sin embargo, explican en Hacienda que la ley tiene que aprobarse antes del 1 de enero. Por tanto, hay poco, pero sí algo de margen para negociar y no arriesgar a una sanción. Es por eso que la fórmula mágica –ante la negociación encallada– para lograr en estos momentos que la ley saliese adelante sería separar el paquete fiscal de ese proyecto ley, lo que permitiría que la transposición europea saliera adelante al tiempo y, a la vez, seguir negociando el resto de medidas fiscales de 2025. Sin embargo, en Hacienda negaban ayer encontrarse en la «tesitura» de separar.

En este sentido, en Junts son muy claros y no van a aceptar que ninguna de sus enmiendas sean retiradas del proyecto de ley, que eso es algo que pretenden hacer tanto Esquerra como Bildu. Junts ha pactado con el Gobierno la eliminación del impuesto a las energéticas y la limitación del gravamen a la banca a tres años, mientras que la izquierda aspira a convertir ambos tributos en permanentes. Las diferencias ideológicas entre los partidos que dan apoyo al Gobierno parece que abocan a Pedro Sánchez a una nueva derrota parlamentaria y a una debilidad que hacen día tras día más inviable la actual legislatura.