Análisis
El Gobierno, solo en Europa en su cruzada antinucleares
Alemania es el único país sin reactores y Bélgica ha retrasado su cierre. Trece estados la defienden y abogan por ampliar su red
El apagón sufrido el lunes no altera los planes del Gobierno de Pedro Sánchez en lo que a su cruzada contra las centrales nucleares se refiere. Pese a las numerosas voces que claman por alargar su vida y avisan de que los riesgos que supone su cierre, el Ejecutivo no da su brazo a torcer. Pero tampoco mira fuera de nuestras fronteras, donde la situación es totalmente diferente a la que vende Moncloa en este sentido. De hecho, solo Alemania las ha eliminado, mientras que la mayoría de países impulsan la energía nuclear, amplían su red e incluso la reintroducen de nuevo. Y es que son un respaldo muy importante para el sistema en casos como el de esta semana.
Y la realidad, a día de hoy, es que hay 13 países que impulsan la nuclear y quieren ampliar sus redes. El más cercano, Francia, es el que cuenta con la mayor infraestructura y tiene entre manos la construcción de seis nuevos reactores. Un país en el que hay acuerdo entre Gobierno y oposición. Otros como Polonia, que no tenía centrales, ha aprobado ya sus primeros reactores, mientras que en Hungría, con uno, se levantarán otros dos, algo similar a lo que ocurre en la República Checa. Junto a este país, Eslovaquia acaba de estrenar dos reactores y plantea ampliar su red.
Una situación muy similar a la que se vive en Rumanía, Bulgaria, Finlandia, Suecia, Países Bajos, Eslovenia y Croacia. Y mientras, países como Italia, tras décadas fuera, ha iniciado un plan para reintroducir la energía nuclear. Incluso fuera de la UE, Reino Unido impulsa también la construcción de nuevos reactores, y lo hace con un amplio consenso entre conservadores y laboristas, que consideran a la nuclear clave para garantizar la seguridad energética.
Por su parte, países sin reactores nucleares activos, como Lituania, empiezan a plantearse la posibilidad de reactivarlos, sobre todo por lo que se refiere a la dependencia del gas ruso.
Al mismo tiempo, en Bélgica se vive en una especie de encrucijada, ya que se planteó el cierre inicial de sus reactores para 2025 (por ley), pero la realidad les ha obligado a posponer el apagón. ¿El motivo? De nuevo, la guerra de Ucrania y la necesidad de garantizar el suministro energético. De momento irá apagando sus equipos más antiguos y los dos más modernos lo harán, en principio, en 2035, aunque el debate sigue abierto en el seno del Gobierno.
Y junto a todos estos países, otros diez no tienen centrales nucleares ni intención por instalarlas. Es el caso, por ejemplo, de Austria, que prohibió la nuclear en los años 70. O Dinamarca, Irlanda, Luxemburgo y Portugal, que tampoco contemplan introducir la energía nuclear, sobre todo por la fuerte presencia y peso de los denominados partidos «verdes».
Por último, Grecia, Estonia, Chipre, Malta o Letonia tampoco tienen en mente sumarse al carro nuclear, sobre todo por la limitada escala de sus sistemas eléctricos, aunque alguno de ellos colabora en proyectos de innovación sobre esta energía.
En este debate, la Comisión Europea mantiene un equilibrio entre defensores y detractores, aunque sí que considera que es una herramienta importante que puede ayudar a garantizar electricidad libre de carbono y estable en el mix europeo. De hecho, Bruselas ha incluido la nuclear en la taxonomía «verde» de inversiones sostenibles de la UE. Y dan por hecho que lograr la neutralidad climática para 2050 implica sí o sí mantener e incluso aumentar la capacidad nuclear. Considera que tiene un rol importante para asegurar la soberanía energética y las metas climáticas