Cargando...

Interior

Guardias civiles en primera línea de los incendios forestales: "Es un infierno difícil de olvidar"

Desalojar pueblos, cortar carreteras, auxiliar a personas y animales... son algunas de las labores que han hecho los agentes que han estado en la primera línea de batalla contra las llamas

Si el infierno existiera, su imagen sería similar a la que se está viendo en España este verano. Asediada por las llamas. Sin embargo, en primera línea de los incendios, de ese denso humo y de un calor insoportable han estado, una vez más, los agentes de la Guardia Civil. "Hemos puesto toda nuestra alma sin mirar el reloj", relata uno de estos efectivos en declaraciones a LA RAZÓN. Lo más duro ha sido ver como el trabajo de toda una vida ha acabado siendo ceniza y han tenido que contener las lágrimas con auxilios que están grabados en su memoria.

Los funcionarios llevan trabajando sin descanso desde los primeros minutos en los que las llamas se hicieron visibles. En concreto, este medio ha hablado con los agentes que han prestado su servicio en el incendio de Vilardevós (Ourense) y en otro de León, donde se han perdido vidas humanas. No pueden hablar por teléfono. Solo contestan los mensajes para no perder tiempo en la labor que están haciendo. Cada cierto tiempo intentan responder a sus familias para que se aseguren que están en buen estado.

"El fuego lo devora todo"

Hay un común denominador en todos ellos: sienten rabia e impotencia ante una de las mayores catástrofes naturales que ha vivido España. "Nos vemos empujados por un dilema imposible: proteger a la gente y a sus hogares mientras el fuego parece devorarlo todo", explican contrariados porque quieren ayudar más de lo que está en su mano.

Uno de los incendios captados por un guardia civil de la zonaLR

"Nos hemos visto inmersos en las labores de extinción desde múltiples frentes, colaborando hombro con hombro con bomberos y protección civil, incluso apagando con nuestras propias manos para evitar que las llamas llegaran a las casas de los muchos pueblos afectados. Ha sido un infierno que será difícil de olvidar", señala otro de los agentes.

La locura se ha apoderado estos últimos días de las patrullas de tráfico, seguridad ciudadana y el Seprona. "Somos conscientes de que cada decisión pesa, y cada presencia es un susurro de apoyo en medio del caos, y en esos momentos solo pensamos en ayudar y poner a salvo a las personas", asegura otro agente gallego.

"Tanto mis compañeros como yo hemos puesto toda nuestra alma, sin mirar el reloj. Ofreciéndonos incluso a ampliar la jornada para ayudar en todo lo posible a extinguir y evacuar", recalca. Después de cualquier cambio de viento el silencio se apodera de los trabajadores que están frente a los incendios.

Un guardia civil intenta sofocar el fuego que afecta a uno de los municipios evacuados por el incendio originado en Yeres.SUBDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN LEEuropa Press

"Pese a estar entrenados para trabajar en situaciones de riesgo, no podemos evitar la un gran sentimiento de pena por las personas afectadas y por la pérdida de posesiones que, en minutos, convierten en cenizas toda una vida de esfuerzo", detalla otro efectivo. Los sentimientos de estos guardias civiles afloran ante las personas que tienen que salvar.

Contener las lágrimas

Uno de estos agentes confiesa que tuvo que contener las lágrimas al evacuar a una persona que tenía que dejar atrás a sus dos perros a 500 metros de la vivienda. "Esos momentos quedan grabados en la memoria y doblan el alma", añade.

Otro de los agentes, que prestó servicio en Monterrey (Ourense), asegura que se sintió abrumado por la solidaridad de los vecinos. "Muchos han puesto a nuestra disposición herramientas y recursos agrícolas cómo tractores, cosechadoras, depósitos cisterna de agua, piscinas o mangueras. Han respondido con rapidez para apoyar a los equipos de emergencia", apostilla.

Un vehículo y un agente de la Guardia Civil en los incendios en ZamoraDELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN CYLEuropa Press

Muchos de estos guardias civiles viven en las zonas afectadas y han tenido que evacuar a sus propios vecinos. También son los primeros que han padecido dolencias respiratorias por la inhalación del humo o irritación ocular. No las consideran suficientemente graves para dejar su labor. Tienen un solo objetivo: que las llamas no se cobren más vidas humanas.

Precisamente, para mejorar la preparación de estos efectivos contra los incendios, los Independientes de la Guardia Civil (IGC) ha presentado a la Dirección General una propuesta formal para la creación de un 'Plan Anual de Formación y Actualización' dirigido a todos los efectivos. La iniciativa responde al aumento de la frecuencia e intensidad de los incendios. Unas catástrofes que se han agravado por el cambio climático y la sequía y que llevan semanas asolando España. Una tragedia que ya se ha cobrado tres víctimas morales y que sostienen desde la primera línea los bomberos y los agentes de la Guardia Civil.