Política

El desafío independentista

Guía para no perderse en la partida de ajedrez de la política catalana

Después de nueve meses, ya a medio camino del final del “procés”, no se vislumbra un final

Una representación de los Miquelets de Cataluña y de la Associació de Recreació Històrica La Coronela
Una representación de los Miquelets de Cataluña y de la Associació de Recreació Històrica La Coronelalarazon

La partida de ajedrez en la que se ha convertido la política catalana está a punto de llegar al final, al jaque mate. Como toda buena partida, los últimos movimientos son claves para visualizar un desenlace que tiene fecha final: junio de 2017.

La partida de ajedrez en la que se ha convertido la política catalana está a punto de llegar al final, al jaque mate. Como toda buena partida, los últimos movimientos son claves para visualizar un desenlace que tiene fecha final: junio de 2017. En ese mes, finaliza el compromiso que adquirió en enero de ese año, Carles Puigdemont, cuando sustituyó de forma sorpresiva a un Artur Mas derrotado por los anticapitalistas de la CUP. Se dio este plazo para alcanzar un nuevo estado, la Cataluña independiente. Después de nueve meses, ya a medio camino del final del “procés”, no se vislumbra un final. Hasta ahora, sólo movimientos de agitación. Nombramientos de embajadores, aprobación de leyes secesionistas, y poco más. De gobierno, poco o nada. Todos los grupos se aprestan a la nueva meta que se ha marcado el independentismo. Todos se aprestan a situarse en buena posición para el día después.

Convergencia. Está con la casa en ruinas y sedes embargadas. Artur Mas se ha refugiado en el partido y se niega a dejar la primera línea de la política proyectando su sombra alargada sobre un Puigdemont que le da la espalda. Mientras en CDC se abraza el Referéndum Unilateral de Independencia, el gobierno de Puigdemont mantiene la ambigüedad que despejará en la moción de confianza que se debate el 28 de septiembre. La CUP le permitirá seguir en el gobierno, aunque espera que se cueza a fuego lento. En la antigua CDC, se temen lo peor. Que no se pueda hacer el referéndum, que si se hace se pierda, y encima que se tengan que convocar nuevas elecciones que auguran una “ostia parda”, como describe el resultado un dirigente del partido. Por eso, en CDC se aumenta la tensión con ERC a la que acusan de deslealtad y sospechan que los republicanos piensan en un escenario de pacto de izquierdas que los desaloje de la Generalitat. Como antídoto, Puigdemont sigue su hoja de ruta de “huida hacia adelante”, aunque el destino es del todo incierto.

Esquerra Republicana. “Oriol Junqueras se está haciendo el muerto”, así define un analista político el papel del líder republicano y vicepresidente del partido. Los republicanos esperan el fracaso de Convergència para dar el “sorpasso” en unas nuevas elecciones, mantienen la tensión interna del Govern con los convergentes, y apuestan por nuevos escenarios políticos. Así, Junqueras se hace arrumacos con la CUP y con los Comunes de Ada Colau, pensando en un nuevo escenario que hace recordar al tripartito de izquierdas. “Toda la acción política de ERC se centra en conseguir el fracaso de CDC para tomar el testigo del soberanismo”, pero manteniendo una posición gris para evitar ser acusados de “deslealtad por los convergentes”. Su único objetivo es la convocatoria de unas nuevas elecciones para arrebatar la Generalitat a Convergencia, ya que los republicanos dan por hecho que no se repetirá la fórmula de Junts pel Sí.

CUP. Los anticapitalistas mantienen en jaque al gobierno. El 28 de septiembre le darán un balón de oxígeno a Puigdemont para que “culmine el procés”, presionándolo para que convoque un Referéndum Unilateral de Independencia. Esta consulta tiene los días contados, pero la CUP lo ha convertido en su arma para desestabilizar al soberanismo de derechas de CDC. Además, todavía no está claro que apoyen los presupuestos si no contemplan la partida que permita convocar la consulta unilateral.

Comunes. Ada Colau está dispuesta a convertirse en el árbitro de la política catalana. Está construyendo un nuevo partido en el que se incluirá Podemos, Iniciativa per Catalunya, Izquierda Unida y Alternativa y otros grupos, pero bajo su indiscutido liderazgo y control. Sus buenos resultados en las generales la han situado en el centro político. Es el enemigo acérrimo de los nacionalistas y ha dejado en fuera de juego a los constitucionalistas, pescando votos en sus espacios tradicionales. Colau rompe con el independentismo y su consulta unilateral, apuesta por una consulta pactada, y abre en canal a PP, PSC y Ciudadanos, apostando por una Republicana Confederal con España. Sorprende, sin duda, que Colau se ha puesto la gorra confederal con la que fracasó Duran i Lleida. La alcaldesa de Barcelona no se presentará a las elecciones -el candidato será con toda probabilidad, Xavier Doménech- pero tiene vocación de ser determinante en la configuración de un nuevo gobierno de la Generalitat.

Ciudadanos. Los naranjas han sufrido en las generales. Sus expectativas se han reducido sustancialmente, pero Inés Arrimadas, su líder en Cataluña, está encontrando su espacio político y se está convirtiendo en un referente de los constitucionalistas. Está por ver, si Ciudadanos ante unas elecciones autonómicas puede repetir resultados si no se plantean como plebiscitarias, y cuál será la repercusión de la política de Albert Rivera tras su pacto con el Partido Popular.

Socialistas. Esta semana ha anunciado su candidatura a las primarias Núria Parlón, la alcaldesa de Santa Coloma de Gramanet, que disputará la Primera Secretaría a Miquel Iceta. El día 15 de octubre, los socialistas sabrán quién será su nuevo dirigente. Parlón se presenta como la persona adecuada para sacar al PSC del agujero negro en el que se metió al inicio del proceso soberanista. En su ciudad, ha derrotado a Podemos, ERC y CDC no tienen concejales, y ha conseguido mantener su mayoría absoluta. “Es la dirigente que necesitamos para que el PSC deje una actitud de resistencia y pase de nuevo al ataque”, afirman sus partidarios. Los socialistas siguen defendiendo una reforma constitucional y niegan el pan y la sal a los independentistas en sus veleidades unilaterales.

Populares. Xavier García Albiol todavía no es presidente del PP y hace un papel de “llanero solitario”. Esta sin equipo y con un partido bastante astillado tras las últimas crisis. Alicia Sánchez Camacho está amortizada en la Mesa del Congreso, Andrea Levi “pasa” de la política catalana y el equipo de Albiol es más que reducido. Sin embargo, los que daban al PP un papel residual se deben tragar sus palabras porque en las generales aguantó e, incluso, derrotó a los soberanistas de CDC en la circunscripción de Barcelona.