Opinión

Una injusticia bestial

Pero dónde estamos la mayoría? Se ha tejido un desaliento general

Firma del acuerdo de investidura entre el ministro de Presidencia en funciones y miembro de la comisión negociadora del PSOE, Félix Bolaños y el presidente de ERC, Oriol Junqueras
Firma del acuerdo de investidura entre el ministro de Presidencia en funciones y miembro de la comisión negociadora del PSOE, Félix Bolaños y el presidente de ERC, Oriol JunquerasXERC

La lista de injusticias es tan bestial que es casi imposible decidir por dónde empezar. Entre todos tenemos que pagar 16.300 millones de euros a la Generalitat de Cataluña. Se han de perdonar y soltar todos los delincuentes que dieron el golpe de 2017. Se acepta un relator internacional en las negociaciones, como si esto fuese una descolonización. Y se define una nueva soberanía territorial de Cataluña, para que sus ciudadanos puedan hacer un referendo y decidan lo que a todos nos afecta. En estos días los españoles hemos perdido derechos fundamentales y se nos inflige un agravio comparativo. Hay ciudadanos de primera y de segunda.

Pienso en los almerienses, que tardan siete horas en llegar en tren desde Madrid a la principal zona de producción de verduras y hortalizas de Europa. Recuerdo las carreteras mortales del este de Asturias y a los ciudadanos alejados de los hospitales, que esperan simples análisis durante semanas. Me acuerdo de la postración social de la Línea de la Concepción y de la tristeza impotente de la España vaciada y todo ello me da una pena espantosa. Que andaluces, extremeños, castellanos, asturianos tengan que pagar preseas a Cataluña me parece una injusticia desproporcionada.

Hago memoria de los días calientes de 2017, cuando la policía mal dormía y mal comía en los cruceros del puerto de Barcelona y después hizo frente con riesgo de su vida a los CDR y demás agresores y me pregunto cómo se han de sentir estos hombres a los que exigimos que nos defendiesen, cuando ahora perdonamos a sus atacantes y les concedemos sus innobles y egoístas reclamaciones.

Y, por supuesto, recuerdo que soy española y, por lo tanto, extremeña, andaluza, castellana, cántabra, vasca o catalana. ¿Por qué, de repente, no tengo derecho de voto en lo catalán? Cuando era niña tuve episodios extremos de asma y el médico me envió a la playa. Tengo muchas fotos de Salou de mis primeros años. Luego visité con mis padres Pedralbes, Poblet, Sant Pere de Rodes y comprendí mejor la historia de España y Europa. Me enamoré de Gaudí pronto y luego seguí hasta Subirachs con asombro. Mis mejores amigos viven en la zona de Vic y en Barcelona. Mis veraneos han sido a menudo en els Aiguamolls de l’empordá y en la Costa Brava. Me siento tan catalana como el que más. Del mismo modo que espero que los catalanes se sientan madrileños. Y ahora me dicen que un grupo de votantes que no me incluye va a decidir por mí el futuro de España. No entiendo nada.

En estos días tengo dos dudas, dos perplejidades. La primera, si el sistema de convivencia aguantará. Me refiero a que, en mi experiencia, la cosas tienen siempre consecuencias. Si desmantelamos lo que hicimos en 2017 y ahora convertimos en bueno lo que entonces fue malo, se produce una enorme debilidad institucional. Veremos si no estalla por algún lado la cosa. Dostoievski se preguntaba si, en caso de no existir la verdad (él la llamaba Dios), él seguía o no existiendo. Ojalá que sigamos existiendo.

Mi otra perplejidad se refiere a nuestra inacción colectiva. Hay jueces y magistrados protestando, algún socialista en desacuerdo y ha habido un par de manifestaciones medianas. ¿Pero dónde estamos la mayoría? Se ha tejido un desaliento general. La izquierda piensa que es mejor esto que un gobierno de Feijoo con Abascal, y se cruza de brazos. La derecha (por llamar de algún modo al resto) está en la indiferencia o la impotencia. ¡No puedo sino pensar que una negociación tan rastrera por parte de los conservadores implicaría las calles encendidas y tomadas, día sí día no, por socialistas y comunistas! ¿Qué hacemos que no salimos en masa? ¿Por qué no hay colectivos de artistas, académicos, profesionales que llamen a la protesta? No sé, tal vez nos merezcamos lo que nos está haciendo a todos Pedro Sánchez.